Mi consumo de coca-cola aumentó en un 50% la semana pasada. La verdad es que no suelo consumir demasiados refrescos, a lo más que llego es a un vaso diario en época de calor , que parece que apetece más. Pero la semana que acaba de terminar estuve bebiendo como dos o tres vasos por día.
¿Que qué ocurrió la semana pasada? Muy sencillo :al contrario que otras veces, tenía que una botella de coca – cola en la nevera que había sobrado de una fiesta.
A parte de las características adictivas que le han descubierto a la cafeína , particularmente a la coca-cola, creo que fue muy importante el hecho de saber que estaba cerca, que sólo tenía que abrir la nevera para disfrutar del dulzor, el fresquito, e incluso matar un poco el aburrimiento o el hambre.
Se acabó la botella el domingo y por ahora no he ido a buscar coca-cola a ningún sitio . Tampoco sé si la pediría al sentarme en un bar.
A veces lo que hace que comamos, bebamos o hagamos algo es lo accesible que nos parezca. Si tenemos un leve deseo de algo pero consideramos que está lejos de nosotros o que requiere un esfuerzo por nuestra parte puede que nos olvidemos de ello o lo aplacemos. Piensen cuando escuchamos «me voy a estudiar a la biblioteca porque en casa está la tele…» o cuando no tenemos mando a distancia para cambiar el canal de la tele y esperamos a que nos aburra enormemente lo que estamos viendo para levantarnos a apretar un botón.
En el caso de la alimentación está muy claro. Si hubiese tenido que bajar a una tienda o al supermercado para poder beber coca cola es bastante probable que no lo hubiera hecho ( agua está bien..) . De hecho si queremos perder peso o comer mejor ¿qué ocurre si tenemos muchas chucherías a mano, en la nevera o en la despensa ? Si a mi me pasa esto con la coca-cola piensen en los niños , por ejemplo, que generalmente tienen menos capacidad para controlar sus impulsos. Los hay que si ven dos magadalenas en la despensa, se comen dos. Y si ven tres, se comen tres ( total ¿para qué dejar una sola?) Sin embargo , si hay que bajar a la tienda sólo para comprarlas, la cosa cambia….
En fin, que la voluntad hay que trabajarla, pero también hay que echarle un cable. Total, que para la próxima fiesta procuraré que hayan menos refrescos, que luego sobran y me los bebo…