La semana pasada nos regalamos unos días de vacaciones. De las más típicas de verano: playa-sol-cerveza-siesta. Mientras nos encontrábamos inmersos en el primer elemento fundamental, observé una pareja claramente no lugareña que durante un rato considerable de tiempo se quejaban de algo. Creo que se trataba de una diferencia de precio que habían apreciado en algo concreto o un tema de similares características.
Hay que decir que el día era inmejorable , porque hacía un sol muy agradable que tostaba pero no abrasaba, la brisa igual, y el mar apacible como un lago y daba la impresión de que esas personas no podían disfrutar precisamente a diario de todo eso. En medio de tal escenario me pregunto ¿ cómo se puede mantener la atención en nada tan poco importante?
Seamos realistas: no es fácil desconectar ( o conectar con otras cosas) de los viejos hábitos . No basta con irnos a un sitio precioso, aunque parezca que si. Muchas veces estamos demasiado engachados a preocupaciones o bien a un filtro que sólo nos muestra partes de la realidad .Nos siguen a donde vayamos porque nunca han estado fuera sino dentro de nosotros.
Fíjense que casi nunca describimos una experiencia con verdadera pasión hasta que no ha pasado ( eso que se dice de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes) . En parte porque que la memoria modifica e idealiza las experiencias positivas pero también porque no tenemos capacidad para mantener la atención con plenitud en el momento presente.
Hoy como todos/as, lamento el fin de esos días de descanso, y además me comprometo a esforzarme para que las próximas vacaciones las disfrute tanto como ahora disfruto recordar éstas.
You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 You can leave a response, or trackback.
Leave a Reply