Es estupendo saber cosas, aprender. Nos hace sentir más útiles , interesantes, inquietos. Cuando en una conversación aparece un tema del que sabemos, lo podemos agradecer como un regalo divino, la oportunidad para ser los reyes o reinas por un día y ganarnos respeto y admiración de otras personas.cosplay

Siempre que sea eso lo que nos agrada.

Sin embargo hay una especie de tabú o una resistencia para reconocer nuestras lagunas de conocimiento. Óiganme: por mucho que lo parezca, no existe nadie que lo sepa absolutamente todo, unas personas saben más de unas cosas y otras sobre otros temas. Digamos que el conocimento está repartido.

El pasado fin de semana en casa de unos amigos necesité preguntar. » ¿…pero qué es el cosplay? » para poder seguir la conversación porque no tenía ni idea . Había personas que yo no conocía demasiado, no sé qué pensaron de mí, pero lo cierto es que fue muy interesante conseguir esa información. Por cierto el cosplay consiste en disfrazarse de personajes de cómic,películas,series de televisión,… de la forma más currada posible, para quien quiera seguir aumentando su conocimiento.

Entre nosotros a veces preferimos quedarnos con cara de póker o sonreír tímidamente (aaah, sí…) cuando no sabemos de qué nos hablan antes que reconocer con  naturalidad el desconocimiento de algo. Parece que es un lujo que nuestra autoimagen no se puede permitir. Sin embargo también hace que nos perdamos muchas cosas, como la oportunidad de compartir con los demás, participar de verdad  y sobre todo aprender algo  que haga que sepamos aún más cosas.

No se  espera  que tengamos más que aquellos conocimientos necesarios  para desempeñar nuestro trabajo y para movernos en el mundo. Saber todo lo demás es enriquecedor , pero voluntario. Del mismo modo que está el derecho universal al conocimiento, también está el derecho a la ignorancia de determinadas cosas y considero que esto no tiene por qué darnos miedo.

 

Viajar nos ayuda a caer en la cuenta de que a través de otras culturas , existen otras formas de vivir, de pensar y de funcionar en la sociedad de las que nosotros/as conocemos.Happy_Boy_Smiling_in_Tiger_Costume_for_Children_2

Pero también nos damos cuenta de que hay cosas universales, es decir, que nos parecemos más de lo que pensamos. A veces son rasgos evidentes, otras veces son pequeños detalles , pero muy auténticos , con lo que nos sorprendemos más.

Recientemente estuve en Irlanda. También he visitado otros países ( tampoco muchos, no se vayan a creer …:) y me he dado cuenta de que en la mayoría de ellos al igual  que nosotros:

  1. La gente del lugar no visita los monumentos, museos, edicificios y zonas históricamente relevantes de su ciudad . Sólo lo hacen para acompañar a amigos o familiares que vienen a visitarles.
  2. Los  taxistas se agrupan en la parada en forma de círculo o linalmente para criticar o para reírse de algo.
  3. Los/as  niños/as se divierten jugando en la calle disfrazados/as de superhéroes y personajes de dibujos animados.
  4. Las rivalidades entre pueblos , ciudades o  regiones colindantes  se mantienen a lo largo de generaciones.

Y podríamos encontrar más similitudes….

Cuando nos vemos reflejados en un rasgo concreto de alguien que aparentemente es totalmente alejado y diferente a nosotros se despierta un sentimiento íntimo de humanidad compartida. Saber que hay cosas que de forma más o menos natural funcionan de forma parecida en diferentes sitios a veces nos hace sentirnos más acompañados/as, pertenecientes a una comunidad mucho más grande, la comunidad humana .

Una de las necesidades básicas del ser humano es la sensación de pertenecer a algo más grande que nosotros/as, más cuando  no se localiza dentro de unos límites físicos o sociales prefijados, sino que los trasciende. Posiblemente conocemos más aquello que nos separa que aquello que nos une. Y aquí podría estar parte del origen de cómo funcionamos ahora.

En una misma sala, la mitad de las personas suplican que se encienda el aire acondicionado y la otra no quiere. Siempre me ha sorprendido cómo, independientemente de cómo nos colocamos en la sala respecto a los puntos de aire, nos cuesta tanto ponernos de acuerdo en una sensación térmica. Aquello se acaba convirtiendo en todo un proceso de negociación: lo encendemos un rato, luego lo apagamos, tú puedes sentarte aquí para que te llegue menos, tú allá,…259px-Central_air2.svg

Ciertamente hay diferencias individuales con respecto a la tolerancia al calor. No sólo las personas jóvenes y los/as  niños/as lo soportan peor, sino que también los mujeres con respecto a los hombres, y algo que me llamó la atención pero que tiene bastante sentido: las personas con mayor capacidad aeróbica, más habituadas al ejercicio físico también toleran mejor el calor porque tienen más capacidad para generar oxígeno.

También hay personas más sensibles que otras al frío. Frente a algunos/as  que parecen tener un termostato incorporado, hay personas que apenas corra una ráfaga de aire ya están temblando y no exagero. Suelen ser personas poco corpulentas, o bien con hipotiroidismo o diabetes. Pero aparte de enfermedades físicas, también se encuentra mayor sensibilidad al frío en personas con determinados síndromes psicológicos, como la depresión o la fatiga crónica, quizá por tener una actividad general más baja.

En fin, que es para pensar un poco antes de decir: ¿pero cómo puedes tener frío/calor? Porque la sensación de la persona es real para ella, igual que ocurre con otras cosas que sentimos en la vida.

Por muy tranquilos/as que nos consideremos todas las personas nos enfadamos. La rabia es una emoción natural, básica, que comparten todos los seres vivos, si bien todas las personas no la expresan igual.  En esta entrevista explicamos qué podemos hacer para afrontar de forma sana nuestra propia ira y la que experimentan los demás ante nosotros/as.

 

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ada_prieto_control_ira_parte_2

 

Un día alguien me narraba con mucha intensidad cuánto le irritaban las opiniones de un compañero de trabajo y lo inútil de sus intentos para intentar hacerle ver las cosas de otra manera, (es decir a «su» manera).

Cuanto más pasaba el tiempo, más aumentaba el malestar entre ellos y antes llegaban a niveles visibles de enfado. Como una pelota que se lanza contra un muro y rebota con más fuerza.Squash-racquet-and-ball

Después de mucho escuchar sus quejas , sin tomar partido por lo que pudiera ocurrir, le pregunto : ¿qué prefieres: tener la razón o ser feliz? Pensamos que las dos cosas siempre pueden ir juntas, pero no es así.

Todas las personas tenemos una tendencia a pensar  que somos nosotros/as los/as que tenemos razón y que estamos  en posesión de la verdad. Por eso hablamos en términos tajantes ( El cine americano es…) en lugar de empezar frases en primera persona ( a mí me gusta/no me gusta el cine americano) Si nadie está  dispuesto a escuchar y a  flexibilizar alguno de sus  argumentos o dar cabida a alguno de los de la otra persona,¿ cómo vamos a llegar a un acuerdo? la discusión puede prolongarse hasta el infinito  y más allá .

Las cosas como son: la realidad no puede juzgarse en términos absolutos. De hecho no existe una realidad , sino la realidad de cada persona, construida a partir de sus experiencias, educación, valores,… y en la que cada uno/a se apoya para moverse por el mundo. Si recordamos esto de vez en cuando, nos puede resultar menos duro entender de dónde procede la opinión de otra persona o   por qué piensa así, incluso puede que aprendamos algo.

Y si esto se nos resiste ,otra opción llegado este punto es aceptar el desacuerdo, respetar el punto de vista ajeno  y pasar a otra cosa. El enfado como consecuencia por ejemplo de la obstinación sólo consigue desgastar nuestro organismo, y es que un solo pensamiento negativo puede producir hasta seis horas de daño en el cuerpo. ¿Realmente vale la pena?