Ayer hablaba con un amigo que está en época de exámenes . Me comentaba: «es que trabajo mejor bajo presión».
Realmente no siempre el estrés es negativo para el rendimiento o para la salud. El estrés agudo, o eutrés activa al organismo para dar una respuesta ante una demanda del ambiente , es el que experimentamos cuando sabemos que están tenemos una carga de trabajo más alta de lo habitual , necesitamos afrontar un cambio ( en la dieta, en la forma de trabajar) o estamos en una situación de peligro. En nuestro cuerpo se disparan hormonas que dan la señal a los músculos para respondan rápida y enérgicamente , y al corazón para que bombee más sangre. Además nuestras defensas naturales también aumentan , lo cual hace que las heridas cicatricen más rápido y que seamos más resistentes a virus e infecciones (ahora pienso que esto concretamente les venía muy bien a los soldados en las guerras y batallas en condiciones precarias… ) Si bien es más fácil que empeoremos en cuanto a alergias y asma.
Eso sí, si le pedimos un sobreesfuerzo así al cuerpo de manera continuada es posible que se agote, y que ya no esté tan fino para impulsarnos y para protegernos. Entonces aparecen los problemas cardiovasculares, la depresión y el cáncer. Personas que se someten al estrés de cuidar principalmente de otras con una enfermedad crónica como el Alzheimer pueden sufrir este tipo de estrés crónico.
Algo parecido ocurre cuando nos enfrentamos de forma muy frecuente a pequeños contratiempos o problemas de la vida cotidiana, cuando reaccionamos de forma muy intensa ante estas situaciones y/o nos encontramos en un estado de alerta continua, estamos impacientes e irascibles. Pensemos en el tráfico, los sucesos inesperados, las prisas, las discusiones frecuentes con personas con las que convivimos ,… al final el estrés diario se acaba notando en el estómago ( colon irritable, trastornos gastrointestinales,..).
El estrés diario puede acabar siendo el más grave porque le prestamos menos atención. Para reducirlo en lo posible:
– Buscar un hueco para hacer ejercicio físico una o dos veces en semana porque esto ayuda a que reaccionemos de forma más moderada ante situaciones estresantes.
– Respirar profundamente. Especialmente antes de enfrentarnos a resolver un problema
– Pensar en si realmente todo lo tenemos que hacer nosotros o en si podemos delegar, pedir ayuda,… Una buena y realista planificación del tiempo también ayuda.
– Mantener sexo de calidad, satisfactorio.
– Reservar tiempo para hacer cosas que nos hagan sentir bien, pasar tiempo con los/as amigos/as, pasar tiempo de forma frívola relaja mucho.
Muchos consejos ya los conocerán. La clave está en diferenciar cuándo puedo aprovecharme de mi estrés y cuándo se está convirtiendo en un problema.