Tengo una amiga que cocina genial. Hace un as albóndigas que han enamorado a varias generaciones. Sin embargo según ella nunca consigue el «punto de sal » perfecto. Así que nunca se la ve satisfecha con sus platos.

Las personas muy perfeccionistas son pulcras en su trabajo y muy cumplidoras, suelen tener éxito laboral y social. Pero también están permanentemente insatisfechas y agotadas ,siempre en busca de lo inalcanzable ,  y les cuesta disfrutar de sus éxitos .

Hay ocasiones en que no vale la pena invertir tiempo y energías en  hacer las cosas de forma » perfecta» : nosotros podemos valorar qué nivel de perfección o excelencia queremos invertir en cada tarea teniendo en cuenta el impacto o la importancia y sus consecuencias. Con el tiempo nos especializamos en dosificar el esfuerzo: la lista de la compra será igual de eficaz si está escrita a lápiz que a ordenador, por orden alfabético y en diferentes colores. Podremos comprar todo siempre que se entienda lo que dice.listacompra

Los/as que son perfeccionistas por rigidez lo son tanto con ellos como con otras personas. Y el/la  que se autoexige continuamente pero justifica a los demás suele contar con autoestima deteriorada, porque se sitúa por debajo de otros: por alguna razón los demás cuentan con un privilegio de condescendencia  que él/ella no tiene.

A mí me gusta que nos imaginemos dentro de un continuo: las cosas siempre pueden hacerse «mejor» y «peor» de lo que las podemos hacer. Si nuestra ambición es hacerlo lo mejor posible, siempre habrá un «mejor» posible, añadiendo tiempo y recursos. Sin embargo podemos plantearnos hacer las cosas lo mejor posible para el tiempo y los recursos que tenemos y que queremos emplear.

Al final nosotros/as decimos cuándo es «suficiente».

 

 

Hace poco me hablaban del caso de una chica que estaba muy preocupada porque pensaba que la iban a despedir de su trabajo. Había interpretado  varios gestos y sucesos de jefes y compañeros/as como señales de lo que iba a ocurrir.

El primer impulso para los que escuchábamos era pensar en lo exagerado de la idea y en formas de ayudarle a esta chica a comprender que muy probablemente no era eso lo que iba a ocurrir, que se estuviese tranquila.

Sin embargo alguien preguntó: «¿y si es verdad que la quieren despedir? ¿cómo podemos estar seguros de que no es real su miedo…?»adddd

Realmente, no podemos convencernos a nosotros/as  mismos/as de nada opuesto a lo que creemos. Por mucho que yo me repita que todo está bien, que no va a  pasar nada, que no existen amenazas a mi alrededor, en el fondo no puedo saberlo con seguridad y puede estar justificada mi alarma. Pero sí conozco mis propios recursos y sé que por mala que se la situación podré afrontarla, hacerlo bien, y que el que esté nerviosa/o  no impedirá que alcance mis objetivos, soy capaz de controlarme . Y en el peor de los casos, si pierdo mi trabajo seré capaz de encontrar otro (incluso mejor).

Nos dicen mucho que nos hablemos y pensemos siempre en positivo, yo prefiero los mensajes positivos y que además realmente me creo.

En todo caso podemos preguntarle  a la  persona preocupada de antes si cree que esos gestos, acontecimientos, o miradas o pueden deberse a otro motivo que no sea el de querer despedirla, si su jefa ha podido tener un mal día o está enfadada por asuntos que nada tienen que ver con ella. La ansiedad se reduce cuando podemos admitir que quizá hayan otras explicaciones, que mi certeza igual no es tan correcta como yo creo y entonces mi forma de interpretar lo que pasa a mi alrededor se vuelve más flexible, más abierta . Pero sólo en forma de posibilidades lógicas.

La realidad es que podemos controlar nuestra ansiedad tanto como podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor: con limitaciones.

La diferencia entre ser feliz o no conviviendo con la ansiedad es cuantitativa.  A partir de un nivel de intensidad puede impedirnos llevar una vida satisfactoria, pero si aprendemos a manejarla podemos vivir (no sólo sobrevivir) a pesar de ella.

Hace poco asistí a una conferencia. Cuando alguien  del público quiso intervenir algunas personas se quejaron sucesivamente porque hablaba muy bajo y acabó reconociendo mientras le daban un micrófono
: «Lo siento, estoy un poco nervioso y me cuesta hablar más alto, lo voy a intentar».  Con la mayor naturalidad del mundo.

Somos humildes cuando:AKG_D_1200E

– Reconocemos nuestros errores y  limitaciones sin sentir amenazada nuestra  autoestima. Incluso nos reímos de ellos.

– Tenemos  una visión realista del entorno y de los demás.

– Ayudamos a que los demás resalten su propio valor. Cuando trabajas en equipo, el resultado que consiguen los demás también es tu resultado.

– Aceptamos que nuestra «verdad» no es la única posible y que todos /as pensamos que llevamos razón.

 Creo que llevamos mucho tiempo recibiendo mensajes de que tenemos que sobresalir, si es sobre otros mejor,  hacer ver a los demás todo lo que valemos, que nadie se de cuenta de nuestros defectos o fallos,… Sin embargo valoramos menos la humildad .

Cuando alguien es capaz de reconocer ante otros que se ha equivocado al elegir zapatos, que no sabe qué significa una palabra o que no se le da bien cocinar, estamos ante una persona con una autoestima sólida, porque no tiene miedo a ser humilde, sabe que nadie en ese momento tiene motivos reales para formarse una impresión negativa sobre ella. Y si es así, lo acepta, no pasa nada. 

 ¿Qué diferencia hay entre una actitud humilde y tener baja autoestima? Las personas con un concepto de sí mismo deteriorado  tienden a describirse de forma negativa y global ( mira que soy torpe que me he caído …), que no es lo mismo que ser específico con el error que hemos cometido o aquello que se nos ha escapado ( creo que no calculé bien dónde tenía que apoyar el pie ). Además las primeras transmiten  que no pueden hacer nada para cambiar lo que son, mientras que los/as que cuentan  con una autoestima sana distinguen cuál es su nivel de responsabilidad sobre lo que les ocurre, por lo que sienten que pueden controlarlo.

«Para ser grande primero tienes que aprender a ser pequeño. La humildad es la base de toda verdadera grandeza» .

A veces cuando no estamos seguros de si hemos tomado una buena decisión nos sentimos : ansiosos, inseguros, preocupados,… Es difícil saber si hemos tomado la decisión correcta, por lo que el malestar no viene de que sea realmente una buena decisión , sino de hasta qué punto estoy convencido/a yo de esa decisión , de cuánto he valorado las consecuencias que puede y de si es realmente lo que yo quiero hacer. Sin embargo cuando tomo una decisión autónoma (sin necesidad de contar con
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Nos pasamos la vida tomando decisiones, a diario, unas más y otras menos importantes, pero todos son actos que dependen de nosotros/as.

Hay que tener en cuenta que a veces, sobre todo cuando se trata de hacer o no algo que nos piden, no necesitamos dar una respuesta inmediatamente, es decir , podemos retrasar un poco ese momento para reflexionar y llevar a cabo nuestro plan de toma de decisiones. También es importante reflexionar y pensar sobre nuestra decisión en un momento de tranquilidad, evitar tomar decisiones si estamos muy alterados, enfadados o asustados. Mejor antes dedicar un rato o unos días a calmarnos.

Pero ¿Cómo se toma una decisión autónoma y responsable?

En sencillos pasos cómo se toma una decisión con seguridad , de forma autónoma y responsable:

1. Definir el problema. Con este paso hay que procurar responder a la pregunta de ¿Qué es lo que  deseo conseguir en esa situación? Pongamos que se me ha roto el coche: ¿mi objetivo es conseguir otro coche o es  desplazarme para ir a trabajar? En función de cuál de estos dos considere mi objetivo plantearé diferentes alternativas para resolverlo: Si mi objetivo es poder llegar al trabajo, puedo plantearme opciones como usar la guagua o pedirle a alguien que me lleve, pero si lo que quiero es un nuevo coche descartamos lo anterior.

2. Buscar alternativas . Pongamos que yo lo que necesito es llegar al trabajo, entonces puedo (hacemos una lista):

– Alquilar un coche

– Pedirlo prestado

– Encontrar a alguien , un compañero o un conocido que me lleve

– Comprar un coche nuevo…

3 .- Ahora tenemos que evaluar cada opción, para esto conviene recoger toda la información que podamos: precio del alquiler, tiempo que voy a estar sin coche, gravedad de la avería, disponibilidad de otras personas para ayudarme,… Buscamos ventajas e inconvenientes (posibles consecuencias negativas) para cada opción. Podemos ayudarnos de las matemáticas si estamos un poco confusos/as: A cada opción le damos una puntuación positiva (0-10) por sus ventajas y otra negativa (0-10) por inconvenientes. Por ejemplo, alquilar un coche está bien porque es una solución rápida, sencilla (puntúa 7) pero es muy caro , del 1 al 10 un 9 de caro. Como 9 es mayor que 7, rechazamos la opción. Y así sucesivamente.

La opción de un ir con un compañero hace que tengamos que adaptar nuestros horarios a él/ella (5 en nivel de importancia) pero es muy económico y más rápido que el transporte público ( 8 ). Esta opción puede ser una de las finalistas .

También hay que mirar las consecuencias a largo plazo: si me compro ya un coche nuevo eliminaría casi la posibilidad de nuevas averías . En las relaciones personales: si decido no decirle a un amigo algo que no me gusta él o ella haga, ahora puede ser algo desagradable pero más adelante me voy a sentir más a gusto porque le doy la oportunidad a esa persona de corregir su comportamiento.

4.- Elegir la mejor alternativa posible. Cuando hemos descartado las opciones menos útiles y nos hemos quedado con varias buenas opciones, restamos la puntuación de los inconvenientes a de las ventajas en cada opción, y la opción que quede con un valor más alta es la solución elegida a nuestro problema.

5. Por último ponemos en marcha la solución y comprobamos si nos da el resultado que necesitamos. Si no es así, aprovecharemos la experiencia para evaluar de otra forma las opciones o inlcuir nuevas soluciones. Como pueden ver, este sistema nos vale tanto para decidir qué hago hoy de comer como para elegir unos estudios, seguir o no con una relación, montar una empresa,etc…

 

A medida que sentimos que actuamos de forma más reflexiva, con más seguridad, sentimos que tenemos más control sobre lo que pasa a nuestro alrededor, menos miedo, porque sabemos que nosotros/as  elegimos lo  que sucede.