Hace poco hablaba con un compañero que colabora con un grupo de personas cuidadoras. La mayoría de estas personas son mujeres al cuidado casi permanente de padres, madres, hermanos o parejas con autonomía limitada o dependientes.
Las personas que se dedican principalmente a cuidar a otras, con las que conviven generalmente, viven sometidas a un alto estrés y lo que es más importante, de forma continuada. Someterse de forma permanente a las necesidades, demandas, cambios de humor y frustraciones de otra persona puede ser realmente desgastador con el paso del tiempo. Entre los casos de procesos tumorales o enfermedades coronarias asociados a un estrés a largo plazo es frecuente encontrar a cuidadores/as de personas dependientes.
Ante este efecto en la salud y las dificultades de la sociedad para apoyar e integrar el cuidado de las personas dependientes y su entorno (hay que tener en cuenta el doloroso fracaso de la Ley de Dependencia) aparece el interés por los cuidados de cuidador y las estrategias de autocuidado.
Hoy lo que me gustaría es hacer cinco simples preguntas a aquellas personas que se dedican a la admirable tarea de cuidar de otros:
- ¿Eres cuidador/a principal o cuidador/a único/a?
- ¿Crees que tienes derecho a tener un tiempo para ti? ¿Lo haces?
- ¿Crees que tienes derecho a pedir ayuda? ¿Lo haces?
- ¿Piensas que lo que tú haces es un trabajo como el de otra persona (fontanero/a, profesor/a, etc)?
- ¿Quién o qué eres tú además de cuidador/a?