A veces me da la impresión, no sé a ustedes, de que vivimos en mundo que «vive» por nosotros, de alguna manera hemos llegado a sentirnos terriblemente limitados por nuestras circunstancias y nuestro entorno para vivir como queremos. No hacemos lo que nos apetece porque no hay tiempo, o porque no hay dinero, por mucho que me mueva no hay trabajo,…
Son percepciones que nos conducen al riesgo de dejar de tomar decisiones por nosotros/as mismos/as, por la incapacidad porque parece que ya las toman por nosotros/as.
El locus de control es el indicador que mide hasta qué punto pensamos que nuestro destino está en nuestras manos ( interno) o en las de otras personas, entidades, organismos ,el azar … o cualquier cosa que esté fuera de nosotros ( externo ) ; qué puedo hacer y hasta dónde puedo llegar para cambiar las cosas.
En el medio actual es fácil sentir que perdemos ese control, porque cambia muy deprisa, porque es cada vez más complejo y más diversificado.
En mi opinión la solución no está en pensar que TODO depende de nosotros, de nuestra actitud , y de la cara que le plantemos a la vida. Pero sí me parece más útil sin dejar de ser realistas el aprender a diferenciar qué parte de mi realidad depende de mi y qué parte no. Más que nada para luego pensar qué puedo hacer yo ( locus de control interno) para cambiar la situación o para sentirme mejor ( habría que ver también si tengo claro lo que quiero conseguir) y qué parte tengo que aceptar como algo que probablemente no cambiará , sobretodo para no seguir chocándome contra un muro y distribuir mejor mi energía.
Por ejemplo no puedo hacer nada si llueve fuera, y a mi no me gusta pasear con lluvia, pero puedo buscar un recurso como un paraguas para no mojarme . O adelantar para hoy la limpieza y salir otro día a la calle que sí haga buen tiempo.
A veces da miedo asumir esa parte la responsabilidad de lo que nos ocurre, que siempre, créanme , la hay , pero a la larga ayuda a encauzar el cambio y a valorar nuestras propias capacidades.