Hace poco veía con un amigo en la tele una broma que una chica gastaba a su pareja, despertándole con una especie de sirena . A mi me pareció un comportamiento espontáneo, quizá algo arriesgado, pero no le di mayor importancia. Sin embargo mi amigo cabeceaba desaprobando la idea ( podía haberle dado algo o darse un mal golpe,…).
La forma en que reaccionamos ante lo que hacen o les ocurre a los demás dice mucho más de nosotros/as mismos/as que de éstos/as. De hecho todas las valoraciones, opiniones y comentarios sobre otras personas, que son intrínsecamente subjetivos, no son más que un reflejo de nuestros valores, inseguridades, fijaciones e intereses.
Mi amigo no dejaba de llevar razón. Del mismo modo que recuerdo que este chaval siempre ha sido algo aprensivo y le cuesta aceptar lo imprevisible.
Pasa algo similar con el estado emocional concreto que tenemos mientras observamos algo. No tenemos la misma impresión de alguien que nos ofrece una prolongada conversación cuando estamos relajados/as ( «cuánto tiempo sin hablar con él/ella…, qué amable») que cuando nos pillan estresados/as porque algo nos preocupa o porque tenemos mucha prisa ( » ¡qué tío/a tan pesado/a…!» )
¿Y cuando a alguien le pasa algo bueno?¿Cómo te sientes? Si somos empáticos, lo normal es que también nos alegremos. Cuando no es así, la envidia es una señal también de algo. Muchos/as dirán que el sentimiento cambia en función de la persona de la que hablamos, pero yo creo que depende más de cómo nos pille a nosotros/as, de cuáles sean nuestras carencias en ese momento o de cuál es la imagen que tenemos de nosotros/as mismos/as .
Y más situaciones que se nos ocurren a todos/as.
En fin, aprovechémoslas para conocernos mejor.