Hay muchas formas de recordar. Y no siempre recordar consiste en saber explicar lo que pasó.

Los recuerdos se crean en el hipocampo, una zona básica, primitiva, del cerebro donde adquieren el «tinte» emocional, y decidimos si un recuerdo es agradable, desagradable o traumático. De ahí pasan a la corteza cerebral, y todo lo que se guarda allí puede explicarse con palabras.

Los recuerdos traumáticos , como se graban a fuego y tienen un mayor impacto emocional, generan más sinapsis y proteínas, por lo que  se quedan allí pegados , no pueden pasar a la corteza cerebral ( donde se almacena la memoria consciente, declarativa)  para que seamos capaces de recordar qué pasó, dónde, por qué y quién lo hizo.brain-770044_960_720

También está el elemento del desarrollo : el hipocampo aparece en las personas antes que la corteza cerebral, de hecho cinco años antes. De ahí que los recuerdos traumáticos que se desarrollan antes de los cinco años de edad sólo pueden almacenarse en el hipocampo, que es una estructura que sólo puede guardar recuerdos en forma automática, inconsciente.

Eso sí, la memoria inconsciente cumple un papel protector, nos condiciona para comportarnos de manera que nos ayude a  intentar evitar un nuevo daño similar ; si por ejemplo hubieses sido víctima del ataque de un perro y esto te hubiese generado un trauma,   posiblemente no recordarías de forma explícita la idea de que el perro es peligroso , a lo mejor ni llegas a recordar cómo era el perro. Simplemente te apartas, reaccionas.

Probablemente lo que ocurre es que la que experiencia traumática es tan diferente a lo que estamos acostumbrados a vivir, que no sabemos ni cómo asimilarla. O está tan fuera de nuestros valores sobre lo que consideramos normal, razonable o comprensible, o sobre  lo que merecemos, que realmente nuestro cerebro no puede creer que nos pase esto y que nos pase a nosotros/as.

El problema es que a veces el mismo mecanismo de evitación también nos priva de oportunidades para  realizarnos ; no podemos estar evitando continuamente el contacto o la intimidad emocional, la sensación de altura, o a los animales potencialmente peligrosos , porque sentimos  que pueden hacernos daño, esto no es adaptativo.

Por ello muchas técnicas van dirigidas al acceso a la información inconsciente a través de técnicas como la hipnosis , para una vez descubierta y rota la creencia que mantiene el hábito de evitación, recuperemos una vida más «normal».

Fuera de lo extraordinario,  hay que recordar que recordamos, más de lo que creemos, por lo que hay que estar atentos/as a nuestras sensaciones y percepciones, porque al final somos nuestros recuerdos 🙂

 

 

Una mujer acaba de operarse de un cáncer de mama. Le han extirpado un pecho. Se entera de que tiene la oportunidad de una reconstrucción mediante una operación que le cubre la Seguridad Social y comparte la idea con su pareja. La respuesta de él : ¿Es que piensas que eres más que otras mujeres…?cabezza

La situación es real, la conocí recientemente en unas jornadas sobre Violencia en las Relaciones Íntimas. Se trata de lo que se ha denominado Juegos Mentales.

Los Juegos Mentales son un arma de violencia psicológica o violencia coercitiva,  que pretenden básicamente la confusión en la persona que los recibe, esquivando peticiones o quejas justificadas y  reafirmando una imagen de incompetencia de la víctima.

Ésta debe pensar que no es lo suficientemente interesante, inteligente, atractiva o válida en general. Su propio criterio no es válido. Por ello «necesita» alguien que piense, decida o actúa por ella, y no «merece» o no tiene sentido incluso que sea valorada o admirada por otras personas.

En los procesos de violencia en general, y en el espacio íntimo en particular, el lado psicológico y emocional de la violencia tiene un impacto tres veces como mínimo más fuerte en la persona que la violencia física. Incluso la inflamación y el dolor físico de un golpe desaparecen mucho antes que el sentimiento de humillación y el dolor emocional de haber sido agredido/a.

El problema es que las denuncias por agresiones de tipo emocional rara vez llegan a algo judicialmente , porque los daños emocionales son muy difíciles de probar. Habrá que esperar a que aparezcan pruebas neurofisiológicas que midan el daño del cortisol ( hormona del estrés) sobre el organismo, el cual  puede causar tumores, problemas digestivos, cáncer,…

Soy consciente de que se ha hablado mucho de este tema, y no digo que no se haya avanzado socialmente ; hay un rechazo generalizado  y confío en que hoy no se emitirían los sketches de Martes y Trece de «Mi marido me pega…» Pero el problema sigue ahí y empieza en gente cada vez más joven , así que algo quedará por hacer…