Hace poco vi cómo alguien tiraba una colilla por la ventanilla de un coche. Un comportamiento que, aparte de que implica un riesgo ambiental porque puede provocar un incendio, especialmente en verano, revela un claro distanciamiento o bajo interés por el estado del espacio que nos rodea.
Conocemos las dificultades de implicarnos realmente en la adecuada conservación de calles, zonas verdes , naturales,… y en fin, todo aquél espacio público que empieza donde termina lo privado. Es decir, lo que nos pertenece a todos/as. Total, que tenemos un problema de valores importante.
Sin embargo, lejos de justificar estos gestos he pensado que quizá el problema no sólo esté en que a la gente, en que a nosotros, no nos importe nuestro medio o no valoremos adecuadamente las consecuencias de nuestra falta de cuidado. Es posible que no lo cuidemos porque no sabemos o no sentimos que es nuestro.
Es mucho más raro que alguien tire basura al suelo, escupa o rompa algo en su casa que en la calle. No, en casa no lo hacen. Bien porque hay alguien cerca que te lo va a reprochar o porque sabes que es tu casa, tu espacio y lo quieres, lo valoras. Incluso te has sacrificado probablemente por conseguirlo. Lo mismo ocurre en la casa de alguien a quien quieres o respetas.
La solución para esto no es sencilla, evidentemente. Quizá habría que hacer algo para que nos identifiquemos, crear un vínculo emocional con el entorno, el cual ahora no tenemos.
Hay culturas en las que los vecinos participan en las decisiones relacionadas con las zonas comunes, o se les permite contar con un espacio propio dentro, como en los huertos urbanos. Una motivación más allá de evitar sanciones o problemas. Porque queremos cuidar y proteger lo nuestro, porque lo sentimos nuestro.
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¡Hola Ada!
Me encanta el blog :-). Estoy totalmente de acuerdo con el incomprensible y poco cívico comportamiento de muchas personas con su entorno. No puedo entender cómo, en algún momento, alguien cree que es buena idea dejar basura tirada en la playa, en el campo, o en mitad de la calle antes de subirse a la guagua, por ejemplo. Esas personas no entienden que «eso» (la playa, la calle, la montaña) también es suyo (¿de verdad les gustaría llegar a la playa y encontrársela llena de basura? Seguramente ya no la encontrarían tan atractiva…). Es una mentalidad difícil de cambiar, pero no imposible.
¡Saludos!
Hola Marga, me alegro de que te guste el blog :). Realmente nos cuesta relacionar acciones y consecuencias en lo que se refiere al cuidado del entorno, mucha gente no piensa que la misma basura que deja es la que se puede encontrar otro día en el mismo sitio , que somos los mismos los que tenemos el derecho a disfrutar y la responsabilidad de cuidar los espacios. Otro saludo a ti también, que tengas un buen día.