Seguro que no hay nadie con quien hables más que contigo mismo/a. Ni tu pareja, ni tu padre, ni tu madre: estás harto/a  de oírte. Y esto es normal, porque eres quien tienes más cerca 😛

Nada más lejos de sonar a broma, quien primero reconoce lo equivocado/a que estaba  o que se pregunta por qué no hizo las cosas de otro modo.. eres tú.lenguaje

Y al igual que no es lo mismo oírlo a alguien que aquello no es fácil en lugar de oírle que es díficil, tampoco es lo mismo oírte a ti decir las mismas cosas.

También dicen que  no existen los fracasos , sino los resultados . No son las mismas connotaciones, porque usando la palabra «resultado» o «consecuencia» en neutro, me ahorro el feo hábito de juzgar, que es lo que realmente hace daño.

En la misma línea tampoco nos sentimos igual cuando reconocemos que somos responsables antes que culpables de algo.

El lenguaje no sólo es producto del pensamiento, sino que éste puede acabar  condicionado, distorsionado por la forma en que designamos lo que ocurre. Hay palabras a las que les hemos ido añadiendo mucha carga, mucho sentimiento, tanto positivo como negativo. Por eso unas pesan más que otras, quitando espacio y energía a ideas más provechosas.

Nos educan desde chicos/as para que seamos amables con  los demás, que nos dirijamos con respeto  ( sobre todo cuando se refiere a personas mayores que nosotros/as) y que nuestras palabras no hagan daño a otras personas y cortesía. ¿Por qué nos cuesta tanto comportarnos con nosotros/as del mismo modo?

 

 

El sábado aproveché para ordenar cajones, y me encontré un par de álbumes de fotos. Eran imágenes de varias épocas: la universidad, mi primera comunión, imagínense…fotos

Hay estímulos, visuales (fotos), auditivos (canciones) , olfativos (el olor a una comida concreta o a un perfume) que no sólo nos devuelven a una época pasada, sino que hacen que nos invada un sentimiento agridulce, un deseo que querer volver allí .

Más que nada porque sabemos que no es posible, y nada anhela más el espíritu humano que aquello que se le niega.

La nostalgia tiene su misión: la de recordar la persona que fuimos antes y diferenciarla de la que somos ahora. Al mismo tiempo que nos reconecta con las raíces comunes que compartimos.

De otro modo, hay quien se agarra al pasado y no se suelta nunca, ese pasado que siempre fue mejor, quizá porque está idealizado. Vemos personas con las casas llenas de fotos y recuerdos de hace muchos años, hablando la mayor parte del tiempo de esa época. Es una batalla perdida contra el tiempo, porque ni aceptamos el presente ni podemos volver al pasado.

Te recomiendo que un día de estos reúnas tus fotos y documentos, mejor con alguien de tu familia que te ayude a completar algunas lagunas que solemos tener sobre nuestra propia vida.

No está de más echar de vez en cuando la vista a nuestros orígenes ( familiares, vivenciales,etc) para comprender quiénes somos, cuál es nuestra Historia y qué hemos venido a hacer (y a no hacer) aquí.

 

 

 

 

Una autoestima adecuada es la base de una buena salud emocional. Al igual que la tensión arterial, hay que cuidarla día a día.

Sin embargo, piensa que no es fácil querer a alguien si no le conoces… Al igual pasa con nosotros/as mismos/as, además de darnos cariño y ser amables nos conviene conocernos, tomar conciencia de nuestros sentimientos, pensamientos y tendencias. Y observarnos en nuestra relación con los demás, porque nuestra naturaleza es puramente social.OLYMPUS DIGITAL CAMERA

Esto quiere decir que es importante darnos mensajes positivos ( yo puedo, yo me lo merezco, me lo permito,…) pero también analizar en qué contexto aparecen los negativos, cuáles son nuestras reacciones más habituales, cómo nos sentimos ante determinadas personas y qué representan para nosotros,… Es más trabajoso pero sólo así sabremos qué cambios tenemos que incorporar .

Sólo te sugiero que anotes durante unos días lo siguiente:

  • Ante una situación que te revuelva ( tanto de forma positiva como negativa), qué has pensado, qué has sentido ( tristeza, rabia, miedo, satisfacción,…)  en qué parte del cuerpo lo notas y qué has hecho.  Es importante también que registres el momento del día y la fecha.

  • Qué has hecho hoy de lo que te sientes satisfecho/a.

  • A quién has ayudado a alcanzar sus metas o a sentirse mejor.

A veces no se trata de ser más felices, sino de ser más nosotros/as.

 

 

 

 

Hace poco  me hablaban de  una mujer que  se sentía muy desesperanzada después de haberle tocado la lotería. Parece paradójico, pero para muchas personas no lo es : tenía la certeza de que tras una suerte tan grande ocurriría necesariamente  una gran desgracia . Y eso es lo que temía. Es el pensamiento mágico, el reflejo de la necesidad de controlar lo que va a pasar y por qué.plato roto

Otros, cuando cometemos  un error, por intrascendente  que sea ( se cae el plato al suelo, nos manchamos de lejía, o se nos olvida comprar algo..) nos etiquetamos como torpes, idiotas, o imbéciles. Da igual la cantidad de cosas brillantes que hayamos logrado anteriormente: filtramos sólo el error , que se disuelve y tiñe definitivamente nuestra autoestima.

Hay pensamientos que nos hacen más daño y nos pueden hundir en la desesperanza:   la persona que tiene la misma enfermedad de la que murió un familiar y por tanto piensa que va a acabar igual está sobregenerlizando un acontecimiento.

O nos empeñamos en que siempre son los demás los que tienen que cambiar para que las cosas pueden mejorar  ( falacia de cambio). Por ejemplo, dentro de una relación.

La forma en que interpretamos, o sesgamos lo que pasa a nuestro alrededor y en que  nos hablamos a nosotros/a mismos/as puede condicionar no sólo nuestras decisiones, sino también nuestro bienestar, confundiéndonos y  alejándonos  de la realidad .

Conviene estar atentos/as, y contrastar lo que pensamos con lo que vemos, oímos, percibimos a nuestro alrededor en busca de evidencias que los apoyen … o no.  La imaginación la dejamos mejor  para crear lo nuevo. Pero sólo pegados/as  a la realidad podemos seguir siendo animales racionales y mantener un equilibrio .

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Son las nueve de la mañana. O las cuatro de la tarde. Estás sentado/a frente al ordenador y no hay maldita gana de trabajar. Tu ratón se va a las redes sociales, las noticias, la agenda, …o te distraes  hablando con los compañeros o simplemente estás pensando .

Además, estamos recuperando el ritmo después del paréntesis navideño , que sin dejar daburridoe ser estresante, era diferente.

Sabes que todo eso debe terminar pronto porque hay cosas que hacer. Claro que tampoco son urgentes…

Te decides a ponerte en marcha, pero ¿ de dónde sacas la  energía?

  1. Levántante y anda. JC, nuestro primer coach  lo tenía claro : muévete, estírate un poco y aprovecha para beber un poco de agua.

  2. Piensa en cómo te sientes después de una jornada o un día bien aprovechado : satisfecho/a no? Quédate con esa sensación.

  3. Haz una lista de objetivos para hoy. Asígnales un tiempo y un horario, e incluye algún descanso.

  4. Comienza por las tareas más asequibles o sencillas para ti , en lo que vas cogiendo el ritmo. Cuando llegues a las más complejas estarás más motivado/a.

  5. Revisa con qué frecuencia te sientes desganado/a o falto/a de energía para trabajar y en qué situaciones te ocurre más . Puede que necesites valorar cómo vas de vitaminas , o quizá  el contenido de tu trabajo no sea lo suficientemente estimulante para ti o puede que  necesites más información.

Pues eso, que tengan una buena y productiva jornada 🙂

Se acaba el año y en muchas empresas o instituciones nos proponemos  hacer balance. Generalmente revisamos los  gastos frente a los

balanzabeneficios o ingresos para conocer si la empresa o proyecto de la que nos ocupamos nos compensa, si tiene salida como para mantenerla otro año más. Entonces pensamos en términos económicos, por ejemplo en euros.

Pero y si lo evaluamos según lo  emocional, es decir, ¿ toda la energía , sacrificios ,… que me supone este proyecto me compensa con respecto a lo satisfacción que obtengo, lo que me he desarrollado y lo que he aportado al mundo este año? Si quieres responder a este pregunta puedes ayudarte de esta sencilla herramienta o «juego» que he desarrollado para que calcules tu Balance Emocional :

http://psicologotelde.com/balance-emocional

 

Si quieres , comparte con nosotros tu resultado .

Feliz balance y próspero año nuevo!

 

 

Una vez me preguntaron : ¿cómo te comerías un elefante? Elefante_rosado

Fue en un curso de Gestión Eficiente del Tiempo. Las «tareas elefante» son tareas grandes y pesadas ( como un elefante) , para las que nunca encontramos un momento en el tiempo.

Como no suele ser nada urgente, lo vamos retrasando y retrasando …. y cada vez nos da mas miedo pensar en el momento en el que nos pongamos con ello . Puede tratarse de ordenar a fondo un armario o una habitación, terminar de sacar las cosas de las cajas de mudanzas, acabar la tesis de la carrera o coser los bajos de todos los pantalones.

Normalmente abordar estas tareas es cuestión de planificación: ¿cómo te comes al elefante? la respuesta es «a trocitos».

Por tanto para ir extinguiendo poco a poco a las tareas elefante podemos seguir estos pasos:

  1. Dividimos la gran tarea en  tareas más pequeñas (EDT)
  2. Asignamos el tiempo  necesario para cada tarea
  3. Clasificamos las tareas según el tiempo que requieren : 10 minutos, 30 minutos, 1 hora,…
  4. Localizamos tiempos “muertos”  ( una reunión que se retrasa o se cancela, terminar antes de lo esperado otras tareas, esperar en el dentista,…) con los que no contamos y los cubrimos con esas subtareas.
Cuanto te has dado cuenta, ya has avanzado en bastante medida la tarea o incluso la has acabado.  ¿Cómo te sientes entonces?
Según cómo nos acercamos a los problemas, nos dan despiertan una sensación u otra. Nosotros/as  podemos cambiar la forma de hacerlo, es cuestión de método.

 

 

 

Hace poco hablaba con una compañera que se había sentido atacada por una crítica que había recibido sobre su trabajo. Concretamente es periodista y no tardaron en tirarle por tierra uno de sus artículos (« lo tiraremos a la basura» , etc) .

Hay que tener en cuenta que no hacer críticas adecuadamente puede tener varias consecuencias: además de que podemos acabar en conflicto, las personas al rechazar nuestro mensaje no están receptivas para  el cambio que les estamos pidiendo, por lo que van a seguir funcionando de la misma manera.

Hacer críticas realmente constructivas ( que no destructivas ) y también saber encajarlas se ha convertido en todo un arte.

Para hacer críticas sanas y que favorezcan el desarrollo de cada persona y de las metas comunes hay que tener en cuenta:

  1. Comenzar hablando desde el yo : » Tengo la impresión de que…» «Me siento … cuando tú…». De esta manera nos hacemos responsables de nuestras propias percepciones y opiniones, por lo que la persona que recibe la crítica no tiene por qué interpretarla como un ataque.
  2. Ser específicos/as: cuanto más afinemos en el aspecto concreto al que queremos referirnos , mejor. No es lo mismo decirle a alguien que no  nos gusta como guisa que decirle que para nuestro gusto añade demasiada sal.sand
  3. Dentro de la propia crítica, resaltar algo positivo , algo que sí nos haya gustado ( tiene que haberlo…). O si el balance global es positivo, también decírselo. La técnica del sandwich se basa en la combinación : halago + crítica + halago .
  4. Recordarle que él o ella también puede ganar o mejorar si aplica el cambio que le sugerimos : puede ahorrar tiempo, tener más éxito social , sentirse mejor…
  5.  La crítica es un medio para mejorar una parte de la conducta de alguien que a nosotros/as nos afecta. No es una forma de desahogar nuestra ira o quitarnos responsabilidades de encima. Es mejor elegir un momento en que todos/as estemos tranquilos y un clima de confianza.

 

Todos tenemos derecho a decir aquello que no nos gusta. Hacerlo bien es nuestra responsabilidad.

 

 

 

 

 

 

 

Admitir nuestros errores no es fácil : requiere reconocer que no somos tan perfectos, capaces o audaces como creemos, que igual tenemos alguna laguna que otra o que en ocasiones podemos perder el control. Saber que podíamos hacer hecho las cosas de una  forma más útil o adecuada o simplemente mejor y ésta se nos ha escapado…pensador

No obstante, me gusta pensar que no puede ser sano andar por ahí haciéndolo todo tal y como se espera o como nosotros/as esperamos .Que los errores están para algo , aunque sea para sentirnos más humanos/as y comprobar que no hay por qué tener miedo porque luego no pasa nada tan terrible  e incluso el malestar se pasa…

 

De hecho podemos aprovecharnos de nuestros errores. aquí tenemos algunos pasos:

 

1  Reconoce el error. No intentes esconderlo, culpar a otros o evadirlo.

2  Sé específico/a : Pregúntate :¿En qué he fallado   exactamente?

3  Piensa sobre lo que has aprendido de este error.

4  Piensa qué harás de forma diferente la próxima vez

5  Recuerda que los errores son fruto de aceptar riesgos.

Y quien nada arriesga, nada gana.

 

Manejar las relaciones con los/as demás de forma sana y adecuada no es tarea sencilla, de hecho se convierte en un reto a lo largo de la vida.

Cuando nos relacionamos con la intención de ser asertivos , con los demás , (es decir de ser capaces de defender nuestros derechos y los de los demás dentro de unas relaciones de igualdad ), nos enfrentamos a distintas metas personales:
amigos

  1.  Ser yo  mismo/a: conocerme y aceptarme tal como soy para pedir ante los demás que me acepten tal cual soy.
  2. Hacer frente a todas las críticas que puedan hacerme, incluyendo a aquellas que pueden hacerme daño (críticas «destructivas»)
  3. Criticar de forma constructiva. La crítica constructiva es aquél comentario específico, sincero que se da en el momento oportuno y al que no enganchamos un «pero» como anunciando que ahora viene lo peor. En ocasiones se recomienda advertir a la otra persona de que lo que vamos a decirle quizá no le vaya a gustar (prescripción del síntoma»).
  4. Pedir lo que se necesita: pedir no es señal de debilidad, de que no somos capaces de proveernos algo, sino de que lo merecemos. A veces los demás quieren ayudarnos y no saben cómo, tenemos que guiarles un poco.
  5. Hablar en primera persona, desde el «yo»: «yo considero…», «yo necesito…», «yo siento que…». Y ser específicos, expresar claramente qué comportamiento necesitamos que cambie. No es lo mismo decir «Eres tan desordenado/a…!» que «necesito que ordenes tu habitación». No existen los «nunca» o los «siempre», «todo» o «nada», evitar las generalizaciones.
  6. Actuar de forma responsable. Asumir nuestros errores, sin justificarnos. No pasa nada por equivocarnos y reconocerlo, todos/as tenemos derecho.
  7. Negociar lo cotidiano, las normas de convivencia,  los acuerdos,… excepto cuando tratamos con los hijos, ya que con ellos/as la relación no es de igual a igual.

Cuando nos comunicamos adecuadamente, de forma clara y concreta, sin mensajes disfrazados/as y en el momento que toca, es más fácil conseguir una buena autoestima y mantener relaciones de amistad y de pareja realmente auténticas.

¿Aceptas el reto?