Charlaba el otro día con Lucía González. Lucía está al frente junto con otras mujeres del Colectivo La Luna situado en Telde (Gran Canaria) , un grupo de personas con  iniciativas teatrales  y origen feminista. Lucía nace del teatro y el teatro nace de ella.

Estuvimos reflexionando acerca de las posibilidades del teatro para ayudar a las personas e incluso en ocasiones para curarlas . Sí, si, el teatro puede tener un poder terapéutico para algunas personas cuando les permite expresar sus propios sentimientos y actitudes desde otro yo, desde otra realidad. Esto es muy irónico; a veces es cuando nos metemos en la piel de otra persona, animal, o elemento cuando nos podemos sentir nosotros/as mismos/as.

El arte se convierte en terapia y la terapia se convierte en arte. Sin ir más lejos ¿cómo creen que se entrena a las personas para que aprendan por fin a decir no, a pedir cosas, a comunicarse  eficazmente en público? Pues implicándoles en un juego de roles o una interpretación supervisada a partir de un guión escrito para ellos. Y,  así, obervando los errores y aciertos y las consecuencias de cada actuación se pulen las habilidades y aumenta la autoconfianza.

Desde chicos estamos creando nuestros propios personajes. Cogiendo un poquito de aquí y otro de allá inventamos formas diferentes de comportarnos y de ver el mundo. Con el tiempo nos convencemos de que son propias. Quizá el teatro nos ayuda  a airear nuestros personajes haciéndonos más conscientes de quiénes somos y de lo que realmente necesitamos expresar.

Yo me voy a atrever. Ya les contaré cómo me ha ido.

Los movimientos lentos y fluidos del Tai Chi combaten mejor el dolor y otros síntomas de la fibromialgia que otros ejercicios convencionales de estiramiento, según un estudio realizado por expertos de la Facultad de Medicina de la Universidad Tufts de Boston (Estados Unidos) y publicado en ‘New England Journal of Medicine’

La fibromialgia afecta a 200 millones de personas en todo el mundo, es una enfermedad difícil de diagnosticar y también de tratar, ya que no existen directrices claras sobre cómo enfrentar los síntomas, entre los que se incluye dolor, fatiga, rigidez y dificultades para conciliar el sueño.