Dice una compañera que sabe de esto que «uno/a enseña lo que necesita aprender».

Parece paradójico, pero nada más lejos de la verdad : creo que la mejor manera de aprender algo es enseñarlo.

Cuando tienes que explicar algo a otra persona , no te queda más remedio que asegurarte de que tú mismo/a lo comprendes bien.maps

Si tienes que explicarme cómo se llega a un sitio, posiblemente  buscarás en Internet la ruta y luego añadirás tus propias referencias ( una rotonda, un bar que está enfrente, un puente,..) para orientarte y para  explicarme , porque sabes que complementan la información.

Según las teorías cognitivas del Aprendizaje, el conocimiento que se asimila a largo plazo es aquél que se elabora, se relaciona con otros conceptos y adquiere un sentido para nosotros/as.

Y todo este proceso es el que tiene que ocurrir cuando instruimos a otros/as. Los temas que mejor recordamos al estudiar  son aquellos que hemos tenido que explicar a los compañeros como trabajo de clase ; no es que el /la profesor /a fuera un vago ( que también puede ser) sino que conocía esto.

Yo me he dado cuenta de que cada vez que explicamos o compartimos  una idea concreta, descubrimos algo nuevo de ésta.

Bien porque el aprendizaje se construye de forma social, en interacción con otras mentes pensantes, o porque cuando vuelves a explicar lo mismo en momentos diferentes posiblemente tú también has cambiado y has aprendido algo nuevo.

En fin, que enseñar y aprender pueden ser caras de un misma moneda. Y recordar esto es lo que puede aportar humildad a los que enseñan y confianza a los que aprenden.

En ocasiones escucho sobre lo importante que es controlar tus pensamientos o sobre personas que de vez en cuando son capaces de dejar la mente «en blanco».

Con la cantidad de cosas que hacer, estímulos alrededor, las exigencias de la vida actual… ¿Son ustedes capaces de parar la mente y no pensar en nada?balloon-912805_640

En mi mi opinión, poner un freno o un interruptor a la mente es todo es un reto,…Al final acabamos moviéndonos hacia nuevos pensamientos, porque la mente, el cerebro , no para nunca realmente.

En todo caso, en  ocasiones nos conviene dejar de lado determinados pensamientos que no nos hacen sentir bien o no nos sirven para nada  y avanzar hacia otros o más productivos o más tranquilizadores.

Las estrategias pueden ser muy sencillas , si bien necesitan su entrenamiento:

Por ejemplo, redirigir la atención de dentro hacia fuera: es decir, hoy voy a proponerme tomar conciencia de todos los elementos de mi alrededor que pueda: los árboles, la calle, los sonidos, el ambiente,…

O voy a tomar conciencia de mi propio cuerpo y de mi respiración. Tan simple como eso: coloco allí mi foco de atención y si mi respiración es normal, serena, no me puedo alterar.

El verdadero control mental parece que está en aprender a gestionar, manejar nuestros propio flujo de pensamiento para manejar nuestras emociones.

Me he dado cuenta de que las personas podemos ser enormemente contradictorias. Podemos pensar una cosa, luego hacer otra y sentir otra totalmente diferente. Sin perturbarnos. Y ¿cómo se apaña nuestro cerebro para quedarnos tan tranquilos?

Hay muchas personas que fuman. A su vez saben que fumar es perjudicial para la salud. Pero  ellos quieren estar sanos , hay una contradicción evidente … ¿Cómo resolver esta discrepancia? Tenemos tres opciones:

  1. Dejar de fumar

  2. Reconocer que no nos importa tanto nuestra salud.entorno-deco3

  3. Relativizar el hecho de que fumar perjudica la salud , añadiendo una nueva información. Por ejemplo: “mi vecino fuma y ya ha cumplido los 90 años “ o “ de algo hay que morir “,…etc

Esto lo explica la teoría psicológica de la disonancia congnitiva, pero eso es lo de menos. El caso es que nos engañamos continuamente. Si no nos gusta dar explicaciones a los demás, menos a nosotros/as mismos/as.

Hacemos huecos a las contradicciones entre nuestras creencias, nuestra vida y nuestro comportamiento. Aunque unas duelen más que otras; cuando la vida que llevas no es coherente con los valores que has aprendido, o cuando necesitas hacer cosas diferentes a las que sientes. Cuando las piezas no encajan y a fuerza del roce hacen sangre. Entonces alguno de las partes  incompatibles tendrá que cambiar.

De resto, esto es lo que hay 😛

Muchos/as estamos a punto de empezar nuestras vacaciones. Ayer martes me preguntaron en una entrevista de la radio si realmente «todos/as» necesitamos tomar vacaciones de vez en cuando, o si realmente podemos pasar sin ellas cómo hacen algunas personas.bicycle-333186_640

Parar de vez en cuando y cambiar de rutina no sólo es necesario para la salud sino que permite acercarnos a los siguientes objetivos:

  • Equilibrar la vida personal ( familiar, social,…) con la vida profesional, siendo ambas igual de importantes para nuestra salud y desarrollo.
  • Contar con un espacio y un tiempo para cultivar actividades de ocio, fuera de las laborales, que nos hagan sentir bien. El puro hacer por hacer. Cuanto más se diferencien estas actividades de las que realizamos normalmente en horario laboral, mayor descanso real para nuestro cerebro.

  • Tomar perspectiva de lo que estamos haciendo (y lo que no ) con  nuestra propia vida. Porque generalmente nos perdemos y nos distraemos en el día y a día. Y hasta que no te alejas un poco de los árboles, no consigues ver el bosque.
  • Ganar autoestima. Aunque no lo parezca, el autorrefuerzo de permitirnos poner por encima la devoción a la obligación nos ayuda a sentirnos menos hipotecados/as, más merecedores/as de placer sin castigo.

Ahora bien, dosificar el descanso y el ocio de forma inteligente no es sólo un reto sino también un arte. En mi opinión puede ser más útil repartir las vacaciones a lo largo del año que concentrarlas en un mes completo. Nuestra semana incluso  puede salpicarse sanamente de ratitos de una hora o poco más dedicados a satisfacernos a nosotros/as mismos/as. Lo mismo con los fines de semana.

Al igual que nos tomamos el trabajo con disciplina, ¿seremos capaces de hacer lo mismo con  el descanso?

 

 

Ayer se celebró el primer día Mundial del Cerebro. Me llama la atención que fuera el primero, siendo lo revelante que es este órgano en nuestras vidas y existiendo ya un Dia Mundial del Corazón y del Pulmón ( bueno más bien de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva).brain-in-hand-717339-m

Creo que aún hoy en día por algún motivo nos cuesta ver al cerebro como un órgano, aún con el continuo desarrollo de las neurociencias. Aunque  los factores psicosociales siempre están presentes influyendo en su funcionamiento, el cerebro es un órgano que se alimenta, se desarrolla y también se enferma, dando como resultado un comportamiento alterado.

Al igual que nos duele una pierna y por eso no  la podemos mover bien, dentro del cerebro se genera un dolor, a veces un dolor emocional que hace que no podamos levantarnos de la cama. El cerebro también puede enfermarse, y entonces puede hacer falta un medicamento , igual que con la pierna, para que el dolor no te impida hacer tu vida normal, además de cambiar hábitos y estilos de vida como parte del tratamiento.

Hay que cuidar el cerebro, también porque puede determinar lo que ocurre con otros órganos: ¿qué pasa si yo decido fumar o no? ¿y si decido dejar de comer? ¿Cómo terminarán mis pulmones, mi estómago, mis órganos? Las decisiones dependen de expectativas, emociones, creencias,… que al final están determinadas en gran parte por recuerdos y sensaciones que están grabadas en nuestro cerebro.

Además, en la medida en que cuidamos nuestros órganos prevenimos que aparezcan los problemas. La dieta, el descanso, el ejercicio físico y la posible contaminación externa afectan al funcionamiento y al desarrollo del cerebro igual que ocurre con los demás órganos. Por su parte el cerebro va a requerir cuidados específicos como proporcionarle de vez en cuando emociones positivas e interacción con otras personas.

Y de la misma manera que entreno mis músculos para que se mantengan ágiles, flexibles y resistentes, también puedo entrenar mi cerebro para generar mejores respuestas, aprendiendo cosas nuevas (un idioma, una receta de cocina, un deporte,…) pidiéndole un poco más para resolver problemas, calcular, imaginar o relacionar conceptos.

Me quedo con el lema del Día Mundial del Cerebro 2014 : «Nuestro Cerebro, Nuestro Futuro» Más teniendo en cuenta que en la sociedad productiva el trabajo es cada vez más mental, utilizamos más el cerebro y menos las manos, así por la cuenta que nos trae, cuidemos nuestro cerebro como nos gustaría que él nos cuidara a nosotros.

 

 

 

No sé si les ocurre a ustedes, últimamente me encuentro con muchas personas con dolencias estomacales: colon irritable, gastroenteiritis recurrentes, …

Al estómago lo han llamado el «segundo cerebro», o «cerebro emocional» porque sobre él impactan directamente el estrés y las emociones, hay una relación directa entre cerebro y estómago. De ahí que muchas personas que atraviesan una situación personal, emocional inestable también sufran molestias digestivas : digestiones pesadas, «tripa hinchada» ( o distensión gástrica ), infecciones, gastroenteritis,…  en los casos más prolongados pueden  aparecer enfermedades comoProjekt_Stomach,_piercing el síndrome de colon irritable .

Las emociones a las que no damos salida ( ira, tristeza, insatisfacción, miedo,…)  , expresándolas , neutralizándolas o compartiéndolas con otros, se quedan » atascadas» dentro del cuerpo. ¿Cómo ocurre esto? El sistema digestivo tiene la función de eliminar, limpiar. Ante situaciones que el cerebro interpreta como estresantes nuestro organismo  comienza a producir sustancias como el cortisol, o la dopamina que si no se eliminan son las que generan depresión, ansiedad o cansancio.

Pero también esta conexión cerebro- estómago funciona a la inversa: según como nos tratamos en este aspecto, nos sentiremos más o menos relajados/as , enérgicos/as  o satisfechos/as . Nuestro estado de ánimo depende también del estado del estómago. En este sentido yo seguiría las recomendaciones de Irina Matveikova, médica especializada en Endocrinología y Nutrición Clínica : 

  • Escuchar nuestro estómago : observar qué es lo que nos sienta bien, o que parece que «golpea» nuestro estómago, no sólo en cuanto  a la comida.
  • Comer con calma. Dedicarle un mínimo de tiempo para que al intestino le dé tiempo a moverse y a trabajar adecuadamente.
  • Hacernos un sencillo automasaje en la tripa con movimientos circulares, siguiendo las agujas del reloj. Dedicarle diariamente unos minutos.
  • A media tarde , cuando nos sentimos cansados, hacer respiraciones abdominales profundas .
  • Vigilar con qué frecuencia vamos al baño. Acudir cada vez que lo necesitemos y dedicarle unos 15 minutos.
  • Cuidar lo que comemos. Hidratarnos bien mediante fruta y verdura fresca, equilibrar el consumo de grasas y sobretodo de harina y trigo. Detenernos a darnos cuenta de por qué comemos , de si realmente tenemos apetito o simple gula,  aburrimiento, o ansiedad. Entonces detenemos la actividad de comer y buscamos otra actividad que satisfaga nuestras necesidades sin castigar nuestro estómago ( dar un paseo, un baño, sentir el sol, escuchar música relajante,…)  y por tanto sin dañarnos a nosotros mismos .

Al final, somos tanto una mente como un cuerpo, todo es lo mismo porque recibimos todo aunque sea en lugares distintos.

 

 

Ayer caminaba por la calle y mi cerebro recibió un mensaje directo : NECESITO AZÚCAR. Así de claro . De tal modo que entré en una pastelería y me compré un empalagoso dulce.

Les ocurre esto? A veces el cuerpo nos pide que le demos cosas. Concretamente el mensaje lo recibe el cerebro, porque  los demás órganos digamos que no tienen esa capacidad de comunicarse directamente con nuestra consciencia. Pero lo que está claro es que contamos con una capacidad extraordinariamente sabia y adaptativa para saber cuál es el estado de nuestro organismo y qué necesita exactamente sin necesidad de pasar por un análisis de sangre.

Pensamos que nos apetecen , se nos antojan , nos encaprichamos con ciertos alimentos o sustancias , pero a veces se trata precisamente de los nutrientes que se han quedado ya “en reserva”.

Sabemos de casos de personas , especialmente mujeres embarazadas y niños , que sienten fuertes impulsos por comer cosas como tierra, tiza y hielo ( enfermedad  de pica ). Aunque está considerado un trastorno  de la conducta( alimentaria), se ha comprobado que estas personas tienen importantes carencias de hierro y especialmente de zinc en su cuerpo. De hecho suele tratarse de personas muy desnutridas.

Fíjense: ¿a quién puede parecerle apetitosa la tierra o la tiza?Sin embargo no pueden resistirse. Y los niños no saben de déficit nutricionales.

Indudablemente el cuerpo se comunica con nosotros y tiene sistemas para pedirnos lo que necesita. Y hay otras muchas percepciones y experiencias psicológicas que aparecen sólo para mantener el equilibrio químico del organismo : el dolor, los cambios de temperatura, el adormecimiento de partes del cuerpo,… El cuerpo nos habla. Escuchémosle

 

 

Quisiera compartir con ustedes una de las mayores experiencias de mi vida y que ha supuesto un antes y un después a todos los niveles.

Todo comenzó cuando me invitaron a una conferencia a la que no pude decir NO por el entusiasmo y cariño con el que me hicieron la invitación. Llegamos a la charla y nos encontramos ya con un ambiente distinto e impactante a lo acostumbrado en este tipo de ambientes. Lo primero que vi fue una gran sonrisa dibujada, que como mínimo te llama la atención; Me senté para escuchar, pero no había terminado de sentarme cuando el conferenciante nos puso música y nos invitó a bailar por parejas y así lo hicimos. Como ven, fue una charla atípica, sonrisas, baile e impacto en las palabras de Juan Carlos Castro Cuadrado.

Tanto impacto causó en mí sus palabras que aunque con reticencias asistí a un seminario que impartía un par de días más tarde. Cuando llegamos, a las 9 de la mañana, el profesor nos aseguró que al terminar (hacia la 1 de la madrugada, y no exagero) que seríamos capaces de romper una tabla de madera con la mano (al más puro estil karateka), que caminaríamos sobre cristales rotos y que partiríamos una flecha con el esternón, y todo con el más puro e intenso entrenamiento mental.

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Voy  a reconocerlo sin pudor: ayer me colé en una casa ajena (  y tengo testigos ). Caminaba por el barrio de Vegueta (Gran  Canaria) el domingo. Al ser un casco histórico, está llena de casas enormes y antiguas con un patio interior suntuoso y hasta fuentes,… Y esta vez por lo que fuera la puerta ( gran puerta) estaba abierta.
Cuando me di cuenta estaba junto a la fuente, Quería devorar con la vista todo lo posible porque presentía que tenía poco tiempo. Alguien bajaba las escaleras. Y como se trata de una casa toda de madera, todos sus tablones retumbaban por igual por lo que no sabía de dónde venía el sonido. Así que no sabía hacia dónde mirar y sólo habían dos opciones : quedarme allí y pensar algo qué decir a la persona desconocida ( “desconocida “fuera de su casa, claro ) o salir corriendo. Mientras tanto el corazón se me salía por la boca, sudaba sin tino y casi temblaba en una situación tan tremendamente estimulante.
Se dice que esto es “sentirse vivo” : la risa, el sexo,tirarse de un puente o en paracaídas , el riesgo,… los tenemos para estimularnos,para segregar la famosa adrenalina , una hormona que se produce en la glándula suprarrenal ( esto es , unas bolsitas por encima de los riñones )y que  hace  que de forma inmediata se nos abran los bronquios, el corazón bombee mucho más fuerte y los músculos se contraigan. Todo lo necesario para tan sólo dos respuestas posibles en una situación límite : enfrentarnos a alguien/algo o huir. Ambas cosas lo más rápido posible.
Y a nivel psicológico lo vivimos como mezclas de dolor/miedo y placer/diversión. Es el mismo efecto que se consigue con ciertas drogas estimulantes. Y algunos/as se enganchan .¿Será también una droga?

Lo que está claro es que nadie le deja indiferente el subidón 😉