«Mañana no puedo ponerme calcetines negros . Porque tengo una reunión importante, y siempre que me pongo calcetines negros  ocurre algo: llego tarde, no funciona el ordenador, se me olvida algo, me duele la cabeza … Seguramente no tiene que ver con eso, pero por si acaso…»calcetines

Éste evidentemente no es pensamiento racional : Racionalmente sabemos que no puede haber una relación directa entre el color de los calcetines y la gama de  circunstancias que pueden rodear a un evento concreto, en este caso una reunión , y que por cierto, es muy amplia. Por lo que, seguramente  en algún momento ocurrirá alguna de estas cosas y yo llevaré puestos los calcetines negros .

Por otro lado, ¿me habré olvidado de todas las veces que ha podido ocurrir un contratiempo y mis calcetines no son negros sino grises? Quizá mi memoria también es selectiva…

No obstante, el pensamiento de la primera línea  aparece fugaz, apenas conscientemente cuando tengo que elegir la ropa el día antes. Y se llama correlación ilusoria , porque crea en nuestra cabeza una relación que realmente no existe entre dos elementos, sobreestimando la probabilidad de que aparezcan al mismo tiempo.

¿Por qué ? Quizá porque nos permite engañarnos pensando que podemos controlar lo que ocurre, evitando lo que no nos gusta. O porque la huella en la memoria de los recuerdos emocionalmente relevantes abarca diversos elementos asociados, todos aquellos en los que fijé mi atención. Si me fijé en el paraguas asociaré el paraguas, y si son los calcetines, pues los calcetines 😛

En cualquier caso este tipo de atajos mentales está para protegernos o para tomar decisiones rápidas, y está a la base de los prejuicios; elegimos sitios más caros de lo normal porque la comida suele ser más exquisita. .. Lo que viene de fuera , siempre es mejor o más moderno, y sobre bricolage… preguntaremos al hombre de la casa, que generalmente entiende algo más.

Lo claro es que no podemos evitar este tipo de impulsos , especialmente en un entorno tan poco predecible como el que vivimos actualmente, pero hacernos conscientes de ello nos permite ser menos vulnerables o manipulables.

 

 

A veces me da la impresión, no sé a ustedes, de que vivimos en mundo que «vive» por nosotros, de alguna manera hemos llegado a sentirnos terriblemente limitados por nuestras circunstancias y nuestro entorno para vivir como queremos. No hacemos lo que nos apetece porque no hay tiempo, o porque no hay dinero, por mucho que me mueva no hay trabajo,…

Son percepciones que nos conducen al riesgo de dejar de tomar decisiones por nosotros/as mismos/as, por la incapacidad  porque parece que ya las toman por nosotros/as.paraguas

El locus de control es el indicador que mide hasta qué punto pensamos que nuestro destino está en nuestras manos ( interno) o en las de otras personas, entidades, organismos ,el azar … o cualquier cosa que esté fuera de nosotros ( externo ) ; qué puedo hacer y hasta dónde puedo llegar para cambiar las cosas.

En el  medio actual es fácil sentir que perdemos ese control, porque cambia muy deprisa, porque es cada vez más complejo y más diversificado.

En mi opinión la solución no está en pensar que TODO depende de nosotros, de nuestra actitud , y de la cara que le plantemos a la vida. Pero sí me parece más útil sin dejar de ser realistas el aprender a diferenciar qué parte de mi realidad depende de mi y qué parte no. Más que nada para luego pensar qué puedo hacer yo ( locus de control interno) para cambiar la situación o para sentirme mejor ( habría que ver también si tengo claro lo que quiero conseguir) y qué parte tengo que aceptar como algo que probablemente no cambiará , sobretodo para no seguir chocándome contra un muro y distribuir mejor mi energía.

Por ejemplo no puedo hacer nada si llueve fuera, y a mi no me gusta pasear con lluvia, pero puedo buscar un recurso como un paraguas para no mojarme . O adelantar para hoy la limpieza y salir otro día a la calle que sí haga buen tiempo.

A veces da miedo asumir esa parte la responsabilidad de lo que nos ocurre, que siempre, créanme , la hay , pero a la larga ayuda a encauzar el cambio y a valorar nuestras propias capacidades.

 

 

Hoy sólo tengo una cosa clara : todo puede cambiar en cualquier momento, todo puede ocurrir y puede que no ocurra nada: en este mismo momento en que estás leyendo estoy pueden estar gestándose unos cuantos imprevistos o sorpresas para ti. La impresión que compartimos la de que todo cambia muy rápido y no saber cómo se va a comportar el mundo mañana , si vamos a ganar o perder algo que tenemos , qué es lo que nos espera… puede generarnos mucho miedo, miedo a no estar preparados/as para lo que pueda venir o a no tomar ahora las decisiones adecuadas . Y esto es lo que nos desestabiliza, nos asusta la incertidumbre , pero es que a su vez es lo que más abunda ahora. . A mi parecer no podemos luchar contra ella. Nunca ha sido posible controlarlo todo, pero menos ahora.DIGITAL CAMERA

Y  entonces ¿qué podemos hacer? Pues está claro, habrá que aprender a vivir con la incertidumbre, aceptar que no podemos dar nada por hecho. En este proceso tendremos que dar los siguientes pasos:

1) ACEPTAR LA INCERTIDUMBRE:

Vamos a imaginarnos a un ratón que está dentro de un laberinto. Ha aprendido a tomar un camino determinado para llegar a su comida. Siempre que recorre el laberinto lo encuentra en el mismo sitio, pero un día lo cambian. Pero el ratón no comprende por qué ya no está ahí y piensa “Pero si siempre ha estado ahí, cómo han podido cambiarla sin decirme nada, a lo mejor sigue ahí pero no la he visto, voy a volver al mismo sitio ,…”¿Qué creen que va a ocurrir si el ratón sigue obcecado, tomando el mismo camino día tras día? Se empezará a sentir cada vez más fatigado y morirá de hambre porque no está dirigiendo su energía a buscar otro camino para encontrar su comida.

Cuando aceptamos que las cosas pueden cambiar en cualquier momento estamos más preparados para cambiar el camino o la estrategia cuando haga falta. Porque Aceptamos la incertidumbre, nos damos cuenta de que es duro, reconocemos lo que sentimos , lo compartimos on otras personas , pedimos ayuda si la necesitamos , pero no nos “atascamos” en resistirnos , enfadarnos , y en dedicar sólo a esto nuestra energía.

2) CONFIAR EN NOSOTROS/AS

Ante los efectos de la incertidumbre sólo hay un «antídoto»: la confianza. Confiar en nosotros/as mismos/as, en nuestras capacidades para afrontar lo que pueda venir cuando tenga que venir. Tenemos que pensar en lo que hemos superado anteriormente , pensemos en nuestros mayores: si muchos de ellos han superado situaciones tan o más duras que las nuestras, por qué nosotros no? Y por cierto cómo lo hicieron? También prepararnos, por qué no, buscar información y mejorar  habilidades que nos puedan ayudar en un futuro. Pero cuidado con el perfeccionismo y con caer en la falacia de que podemos tenerlo todo controlado .

Si prestamos atención sólo a los riesgos , o a las dificultades todo parece más peligroso, más negativo, pero no olvidemos que también tenemos conocimientos, habilidades , personas que pueden ayudarnos y una cosa se compensa con la otra.

3) CUIDARNOS

Por otra parte no podemos responder a las situaciones si no nos cuidamos bien. Si no descansamos lo suficiente o si nuestra mente está continuamente llena de pensamientos y preocupaciones, estamos bloqueados, no podemos pensar con claridad. Además una mente fuerte, resistente, es aquella que se nutre con emociones positivas, haciendo cosas que nos hagan sentir bien y manteniendo satisfactorias  positivas con otras personas.

4) APROVECHAR LA INCERTIDUMBRE PARA CONOCERNOS MEJOR

La incertidumbre en cualquier caso puede ayudarnos a conocernos mejor, porque podemos darnos cuenta de a qué le tenemos miedo ( a fracasar, a que nos rechacen, a enfermar,…) , qué cosas creemos que nos hacen daño y qué nos ha marcado en nuestra historia previa, infantil y que todavía a lo mejor no hemos resuelto del todo.

También es verdad que no todas las personas son igual de vulnerables a los efectos de la incertidumbre, hay personas que tienen más tolerancia y más facilidad para aceptar retos e incluso disfrutan de ellos, mientras que otras necesitan sentir que todo es más predecible para sentirse seguras. Estas tendencias son cuestión de personalidad, pero a medida que nos exponemos a situaciones inciertas aumenta nuestra confianza porque nos damos cuenta de que podemos afrontarlas.

Éste es el momento que te  ha tocado vivir, puede que no sea el mejor , pero es el tuyo. Ahora tú decides cómo quieres vivirlo.

Hace poco vi  a un  compañero salir de una sala caminando y respirando deprisa, con el ceño fruncido, haciendo un  gesto de rechazo con los brazos, tras dar un portazo. Dio unos pasos moviendo los brazos enérgicamente y por fin se sentó. Dejó caer los brazos sobre las piernas y se tapó la cara con las manos. Soltó aire lentamente . Tras un minuto, mientras separaba lentamente las manos de su cara suspiró :¿Qué he hecho ? ¿Qué voy a hacer ahora?…

¿Les ha pasado a ustedes algo similar a lo que le ocurrió a esta persona? Probablemente sí, a veces una emoción se vuelve tan intensa que domina nuestros actos. Eso sí, cuando desaparece y nos liberamos de este secuestro emocional , reevaluamos nuestro comportamiento y comprobamos que no coincide con lo que realmente queremos hacer o decir. La emoción puede cambiar sólo con darle un espacio , pero las consecuencias, los hechos van a seguir ahí. No sé cuáles fueron las consecuencias de la posible explosión de ira de este chico, pero a la vista de su reacción debió ser algo difícil de arreglar.

semaforoComo animales estamos programados para reaccionar de dos formas básicas ante un sentimiento de amenaza o ansiedad que son : lucha o escape. El problema a veces es que como animales racionales éstas no siempre son las respuestas más útiles, de hecho nos pueden traer problemas.

Por tanto es natural que de vez en cuando nos asalten estos calores , luego depende de nosotros/as qué hacemos a partir de ahí.

Ahí van algunas cosas que se pueden hacer :

  •  Los cambios físicos son los primeros que nos alertan de que nos estamos  «activando» : la boca se seca, el corazón se acelera, respiramos más rápido,etc. Por no hablar del tipo de pensamientos que aparecen sobre uno mismo, el entorno , o el/la  tipo/tipa que nos está hablando. Cuidado entonces porque el semáforo está en rojo : Es el momento de PARAR . no es el momento de hablar ni de tomar decisiones.
  • Antes tendremos que buscar una manera de relajarnos, bajando toda esa activación. Una forma puede ser salir del lugar físico donde encontramos (si hace falta se pone una excusa, siempre será mejor  que un estallido de furia) y/o desengancharnos de los pensamientos de ese momento para concentrarnos en la propia respiración (que es una forma de meditación básica) aunque sea durante un minuto  …les digo que ella solita regula el cuerpo.   Hay personas a las que les ayuda un mensaje verbal positivo («calma», «relax»,..) o una imagen mental que resulte relajante
  • Una vez que el organismo recupera la calma vemos las cosas de otra forma, menos amenazante y nuestra mente se abre a nuevas ideas  y soluciones.

Cuando nuestras emociones están bajo control somos nosotros/as los que decidimos y actuamos. No olviden que nosotros/as somos no somos lo que pensamos ni lo que sentimos : somos mucho más que todo eso.

Por mucho que nos empeñemos en creerlo,en intentarlo, la realidad es ésta: no podemos controlarlo todo, la incertidumbre vive con nosotros/as.

El tiempo está medido, parece imposible que lleguemos tarde: y entonces nos encontramos dentro de un atasco. O no arranca el coche. O no podemos salir de casa porque hay goteras o se ha roto el termo. Y todos los planes se vienen abajo. Momentos en los que parece que todo lo que hemos preparado el día anterior no servirá de nada y la sombra del estrés sobrevuela sobre nosotros/as.

No podemos saber con ninguna certeza qué va a pasar, ni cuándo  ni de qué forma. Y mucho menos por qué, si es que puede averiguarse en algún momento.

Al igual que no podemos evitar que llueva, ni podemos saber cuándo , podemos llevar con nosotros ( sobre todo si ya vemos que se acercan nubarrones) unos buenos paraguas para empaparnos lo menos posible .

Mis «paraguas» 800px-Paraguas_Vila_Nova_de_Cerveira preferidos son los siguientes  :

  • – Contar cada día en  nuestra planificación habitual con un espacio de tiempo que funcione como  margen, de manera que si surge un imprevisto que ocupa tiempo, no acabemos más tarde de lo que esperábamos. Si no  surgen imprevistos, utilizaremos ese espacio para tareas que habitualmente retrasamos ( actualizar las copias de seguridad del ordenador, limpiar, estudiar ,  hacer alguna llamada,…)
  • . Estar preparados para ser flexibles: si hoy no puedo salir a la calle, avanzaré una tarea que tenía programada para otro día que pueda hacer desde casa  y ese día haré los recados que hoy el imprevisto me impide cumplir.
  • – Permitirnos delegar en otras personas: no pasa nada por pedir un favor o retrasar una cita. Los demás siempre tienen la posibilidad de decir que no.  Eso sí, intentaremos ser muy selectivos con esta opción para evitar que se repita de forma muy continua. También es importante estar dispuestos a corresponder con las personas que nos ayudan .
  • -Comenzar con bastante antelación las tareas con las que sabemos que tendremos que cumplir en un momento determinado. Por ejemplo, los regalos de navidad se pueden ir empezando a comprar y preparar desde mucho antes porque conocemos las fechas … de esta manera sabemos  que si tardamos más de lo que esperábamos en encontrar un regalo o tardamos en recibirlo  por correo, tenemos un margen suficiente para llegar a tiempo.
  • – Finalmente, mantener la calma: en el momento en que se presenta el imprevisto, por complejo que resulte en ese momento, recordar otras situaciones imprevistas que se han presentado y que finalmente se han resuelto con relativa sencillez y que a día de hoy no han tenido un impacto importante en nuestras vidas.

 

Si es que lo inesperado también su punto , no han pensado lo aburrido que sería todo si ya lo conociéramos de antemano? ¿ Y en los desayunos, cafés y meriendas: qué nos tendríamos que contar?