Hace poco vi una película que me sorprendió, Langosta (Yorgos Lanthimos, 2015). En ella ( no haré mucho spoiler), varias personas se alojaban en un hotel para buscar pareja. De forma casi mecánica, se emparejaban por tener algo en común, ésa era la única regla. Unos porque les sangraba la nariz, otros por tener un humor sádico,…langoss

Aún sabiendo lo irreal de la historia, sí me parece que convivimos con la creencia de que cuanto más nos parecemos, hacemos «mejor pareja», «pegamos más» o tenemos más futuro juntos. Como si el éxito de una pareja radicara en solaparse.

Buscamos  una actitud, interés, preferencia o manía en común que  justifique  el hecho de estar juntos. Y si no la hay, somos capaces de cambiar nosotros/as  mismos/as para parecernos más a la otra persona.

Esto ocurre, claro, de forma inconsciente( de hecho casi siempre son los demás los que se dan cuenta de este cambio ) porque responde a un miedo a descubrir que «somos diferentes y por eso no podemos ser felices juntos».

Todo esto cambia si pensamos que sólo necesitamos  intereses comunes suficientes como para tener de qué hablar ( y ya compartimos mucho  por compartir la condición humana y lo que acarrea) , pero sobre todo, capacidad y disposición para cubrir las  necesidades de la otra persona ( seguridad, afecto, estabilización,…).

O buscar lo mismo, un proyecto que construir en común , cada uno/a desde su idiosincrasia , ya sea un viaje, una casa, un hijo o un negocio.

Las diferencias son inevitables, al igual que los conflictos . Nuestra felicidad depende de si las vemos como una amenaza o si las aceptamos , quizá, como una oportunidad de enriquecimiento.

 

Hace poco estuve en una maratón.  No participé yo como runner, pero me quedé entre el público, empapándome del ambientillo.

No practico deporte de forma habitual , pero reconozco que me entraron ganas de formar parte aquel mundo. No sólo por lo divertido, sino porque se respiraba un aire realmente sano y positivo, entre tantas tensiones que vivimos normalmente.maraton

Me estoy dando cuenta de hasta dónde pueden calar los valores educativos del deporte. Los/as niños/as que desde pequeños incorporan a su rutina algún deporte individual o de equipo están asimilando en sus carnes importantes aprendizajes.

 

A nivel personal aprenden que:

 

– Vale la pena luchar por superar tus límites ( no  superando necesariamente a los demás), como estímulo para el avance (autosuperación).

– Tú controlas tu cuerpo para que éste responda como tú necesitas, siempre que respetes sus necesidades y sus límites (autocontrol).

– Pueden existir varias estrategias para llegar a un mismo resultado, si te conoces encontrarás la más eficaz para ti (creatividad).

– Trabajamos duro a diario para conseguir a medio o largo plazo una marca, una meta concreta pasando por otras metas intermedias ( disciplina, constancia)

– Aunque te sientas enfadado/a, desanimado/a o hundido/a por un mal resultado, tienes que continuar : no puedes dejar que tus emociones te bloqueen ( autocontrol emocional)

 

Y a nivel social no queda otra que aceptar que:

 

– Puedes hacer lo que se te ocurra para ganar a un contrincante… pero las reglas son las reglas. Y se vigilará que las cumplas ( justicia).

– En un equipo los resultados ( positivos o negativos) no son de cada deportista, sino del equipo ( cohesión, espíritu de equipo)

– En el juego todos/as estamos para lo mismo. Si ayudas a tus compañeros/as, en algún momento ellos te ayudarán a ti ( solidaridad).

–  Uno más uno es mucho más que dos. La emoción , la diversión y la energía son más si se comparten (amistad).

–  Nunca vas a ser el/la mejor : siempre habrá alguien en el mundo con mejor marca que tú ( humildad).

 

Por eso si dejamos que lo que destaque en los espectáculos deportivos sean otros fenómenos,  como la violencia , la descalificación, o la pérdida de dignidad , hemos perdido la partida. Cuidado ahora con eso…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las Navidades son una oportunidad para descansar y para compartir tiempo con la familia y las personas que  apreciamos pero también pueden ser un riesgo para la salud mental.

Vamos a ofrecer algunas ideas para disfrutar de forma sana estas fechas:

ESPACIO ABIERTO 12-12-2013-

 

Les deseamos una feliz Navidad a todos/as 🙂

La mesa donde desayuno da a una ventana. Como es un piso bastante alto, puedo ver las azoteas de los edificios que están delante. Y también ventanas de habitaciones. En general sólo se ve que se apagan y encienden luces, pero a veces se ven sombras de figuras humanas que hacen diferentes movimientos. Con el tiempo he podido diferenciar que están vistiéndose , estirándose, salen y entran de la habitación. Sventana_edifon las 7:00 aproximadamente.

No veo nada sorprendente, pero reconozco que a veces es divertido y excitante. Se trata de escenas muy cotidianas ,que por sí mismas no tendrían que provocar ningún interés. Entonces por qué sigo mirando esto?

El voyer, no nos confundamos, es la persona que experimenta excitación sexual contemplando a otras personas en situaciones eróticas .La excitación va en aumento a medida que aumenta el riesgo de ser descubierto.

 

A margen de  ciertas desviaciones , pienso que todas las personas somos algo morbosas, si no perversas. Y no hay que vivirlo como algo inmoral mientras no dañemos a nadie ni a nosotros mismos .  La sensación de hacer algo que sabemos que está prohibido o que no está bien visto, ( como participar en algún grado de la intimidad de los otros ) viviéndolo como una travesura o aventura , genera en nuestro organismo esa adrenalina de la que hemos hablado anteriormente que provoca placer a pesar de que al mismo tiempo sabemos que podemos correr peligro.

No sólo eso: quizá saber que hay otras personas no tan lejos que realizan las mismas rutinas que nosotros día a día y que probablemente se enfrentan a las mismas preocupaciones y a los mimos conflictos,  en estos tiempos de individualismo que corren, nos ayuda en el fondo a sentirnos un poquito menos solos.

En cualquier caso, tengan en cuenta que a veces somos mucho más visibles para los demás de lo que nosotros creemos . Al menos aquellos/as  a quienes les importe…

 

 

 

 

 

Decía una amiga mía  y anterior compañera de piso que no conoces realmente a una persona hasta que convives con ella. Yo creo que aún así puedes seguir sin conocerla realmente, y también depende de qué tipo de convivencia se trata.Pero es cierto que descubres aspectos  en las personas que antes eran ocultos.

Se acerca San Valentín y posiblemente muchas parejas no van a celebrarlo juntas porque la convivencia no es una prueba fácil de superar. Convivir no es sólo compartir una vivienda, también implica coordinar horarios, negociar normas y aceptar hábitos. Es un reto para la flexibilidad , la comunicación y la confianza de cada persona.

Cuando compartes piso hay que definir entre varias personas cuándo algo realmente está «limpio», cuánto es «demasiado ruido», o qué espacio le corresponde a cada persona ( no sólo el físico). Y entonces te das cuenta de que las cosas quizá no sean necesariamente como tú las ves, todo adquiere un tono relativo.

La acumulación de pequeñas tensiones ,   pequeños detalles que nos parecen molestos a lo largo del día, meses y años puede generar realmente una situación de estrés y de irritabilidad. Puede dañar seriamente una relación de amistad o de pareja. Y las personas que llevan mucho tiempo viviendo solas generalmente toleran peor estas situaciones, porque no han aprendido aún a compartir una espacio y/o vida adulta.

Antes que nada, hay que tener paciencia. Porque salir de un hogar para construir otro requiere un todo un proceso y es normal que aparezcan pequeñas crisis y que nos decepcionemos. Son muchas cosas cosas que adaptar y cambiar, además de que no todas las personas están igual de preparadas.

Por otra parte , tampoco es necesario que las personas que conviven participen juntas en todas las actividades. Es normal que a la gente le apetezca hacer cosas por su cuenta y no siempre invitar a los otros. De hecho, en las relaciones de pareja es importante que cada uno tenga su espacio y que no pierda aspectos de su vida en invidivual . Esto no significa que queramos exluir a la/s otra/s personas de nuestra vida.

Para evitar tensiones va a ser fundamental mantener una actitud tolerante con la/s otra/s persona/s. A veces no es posible decidir quién lleva la razón o en qué canal se debe poner la tele. Entonces, vamos a turnarnos de alguna forma , unas veces ceden unos y otras veces otros. Lo mismo con la decoración o con las actividades. Recordemos que si preferimos tener el control de todo , menos es vivir solo/a.