Recientemente visitamos una exposición en Centro Atlántico de Arte Moderno de Las Palmas (CAAM). A veces reconozco que hay cosas que me apetecen más, pero la sensación de descubrimiento y de profundidad con la que sales de allí, merece la pena.

Hay obras de arte que no están hechas para ser entendidas, sino para ser sentidas. El arte, como la belleza, no existe por sí mismo, sino que lo crea la persona que lo observa. Y según en qué momento de su vida, bajo que emoción, o expectativa, … obtendrá una percepción u otra. Ésa es la magia del arte. Y cuanto más abstracto, mejor.

Es verdad que requiere un poquito de esfuerzo,  superar la pereza de buscar un significado, entre tanta información obvia que nos rodea.

Y no se trata de ser capaz o de «entender de». No es necesario. De hecho, todos tenemos derecho a disfrutar del arte. Y es sano que los/as niños/as crezcan aprendiendo a valorar el arte,  y que ellos/as mismos/as se sientan  con seguridad para atreverse a crear.

Dedicar tiempo al arte no sólo es una señal de respeto por los artistas, también es bueno para quienes participan de él. Observar, tocar, degustar, experimentar el arte en definitiva nos ayuda a abrir la mente, superar los prejuicios, conectar de forma más emocional con la realidad y sobre todo muchas veces ayuda a comprender la realidad de otros. Sobre todo cuando hablamos del arte en su vertiente más comprometida.

Por otro lado, Juan Francisco González Díaz, psicoanalista y poeta, me dijo una vez yendo en el coche que todas las personas necesitan  algún tipo de expresión artística, ( ya sea pintar, bailar, cocinar, escribir, diseñar,… ). Para canalizar sus emociones, para comunicarse, para sentirse con el poder de quizá remover algo dentro de los demás.

Yo soy de escribir, prosa y poesía, y desde hace unos años también le doy al teatro.

Cuando hice con él un taller de Poesía, me dijo: « si para ti lo que has escrito es Poesía, lo es». No hay nada más que discutir, el autor aporta el estatus. Y luego que digan los demás si están dispuestos a invertir dinero en adquirirlo o tiempo en contemplarlo.

Les animo a que busquen su propio arte. No por dinero, ni por fama, ni por curriculum. Sólo por alimentar el alma.

 

 

El otro día me desperté muy ofuscada en un asunto. Necesitaba resolver un problema y para mí no que no habían respuestas suficientes. Sólo cuando llegamos a la conciencia de aturdimiento total hacemos cosas diferentes, casi a la desesperada. En este caso, a las ocho de la mañana de un lunes cogí el coche y empecé a conducir. Lejos.Acabé en el Sur de la isla (total ¿por qué no?), donde el ambiente , cosmopolita  y despejado , es bastante diferente a la zona donde generalmente trabajo.
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No quiero decir que en cuanto llegué se me encendiera la bombilla como por arte de magia, pero el cambiar de contexto sí que ayuda al menos a tomar nuevas referencias, a abrir la mente y a buscar nuevas formas de ver las cosas . No hay que olvidar que lo que estamos mirando en ese momento , mientras pensamos, mientras caminamos, es algo diferente a lo habitual, además que en las zonas abiertas el cerebro se oxigena mejor . A relativizar la importancia, flexibilizar límites, a relajarnos también.

Al fin y al cabo funcionamos más automáticamente de lo que creemos, nuestra mente aplica continuamente asociaciones. Si en un espacio determinado pensamos, planificamos, funcionamos bajo unos límites , acabamos condicionados por éstos desde que  entramos por la puerta: las mismas preocupaciones, las mimas presiones :  el tiempo, el dinero, el contar con otros, las normas,…).

En un sitio diferente, con otra luz, otra temperatura, ejerciendo nuestra libertad de estar en el sitio que elegimos en ese momento, quizá nos damos cuenta de que aquello en lo que pensamos no hay necesariamente que hacerlo ahora , se puede hacer de otra manera, o no es tan importante conseguirlo… Luego vuelvo al trabajo con una dirección quizá diferente .

La libertad del momento presente se extiende a lo que estoy creando, a aquello con lo que trabajo, con lo que me permito ser más creativo/a, pierdo el miedo a cambiar los límites.

Algo parecido pasa con las relaciones: ¿creen ustedes que una discusión con alguien de nuestra familia es exactamente igual si tiene lugar donde siempre ( en casa ) que si hablamos de ello en la playa o sentados en un parque? Quizá la atención se dirija hacia cosas diferentes, sin darnos cuenta.

Los espacios físicos nos condicionan más de lo que pensamos : en  lo que hacemos, decimos, creamos, .. que al final es lo que forma nuestro carácter.  A veces pequeños cambios, de formas más o menos indirectas conducen a cambios más importantes.

 

 

Anoche quise cocinar. Verduras hervidas . Hubo un momento en que escurrí las verduras y dejé correr el agua por el fregadero. Apenas una milésima de segundo después de volcar las verduras me di cuenta : Aaaaaah, podía haber guardado el agua para hacer caldo o para regar las plantas! , esa agua con tantos nutrientes , tan enriquecida. En fin, dejé pasar mi oportunidad. ¿Les ocurre a ustedes este tipo de cosas? ¿Con qué frecuencia?

Otros ejemplos : no cogemos el paraguas ( que está junto a la puerta siempre) antes de salir aun viendo un rato antes que podía llover, aprovechar un tiempo de espera para hacer  una llamada pendiente , decirle algo a a quien pensábamos llamar y nos encontramos por la calle casualmente,… Todo es «Podía haber hecho.... Podía hacer cogidoPodía haberle dicho.…» y la exclamación varía en función de la magnitud del posible efecto  de lo que no hicimos.

Me  estoy dando cuenta de que cada vez más actuamos de forma automática, según secuencias de acciones programadas, como los robot.  Como estas secuencias no requieren mantener la atención sino parcialmente, nos permiten  ejecutarlas  con la mente puesta en otras cosas al mismo tiempo pero también cuesta adaptarlas a lo que nos pide la situación o a las oportunidades que nos ofrece.

La flexibilidad mental es  la «posibilidad de cambiar los medios o vías de solución cuando estos resulten inadecuados. Es saber encontrar nuevos caminos para estudiar un objeto sin aferrarse a lo dado, sin atenerse al plan mental prefijado cuando surgen situaciones que modifican las condiciones originales” (Brito, F., et al., 1987).Y es  muy importante para desarrollar la creatividad. Pero para ser más flexibles tenemos que estamos dispuestos a prestar más atención sobre lo que estamos haciendo en este momento y sobre los cambios en nuestro entorno físico, social, meterológico ( y no sobre lo que hemos hecho anteriormente o vamos a a hacer mañana ) y a hacer un exfuerzo mental mayor que el de hacer lo de siempre.  También tenemos queprepararnos para aceptar riesgos : si me dispongo a descubir una ruta nueva para llegar al trabajo m es posible que me pierda un poco o que al llegar no encuentre aparcamiento, por lo que necesitaré probablemente salir un poco antes de casa…

Seamos conscientes: hoy tod@s tenmos muchas cosas que hacer y muchas responsabilidades que atender . En general, es así. A veces no podemos evitar dar más importancia simplemente a «hacerlas» , a «quitárnoslas de encima» que a la forma en que las hacemos y cómo las organizamos. Apenas hemos terminado con una ya estamos con la siguiente.  A medida  que nos permitimos estrar más pendientes de lo que pasa a nuestro alrededor y resistimos  el  impulso de continuar el modo automático, descubriremos formas más eficaces o gratificantes de funcionar. Podría ser asi,todo sea probarlo.