Con el tiempo vamos entendiendo de forma más completa el significado de algunas palabras. El lenguaje es una trampa, y si imaginamos lo que es una «aventura», por ejemplo, nos vendrá a la mente sólo aquellas imágenes y sensaciones que hemos asimilado relacionadas con ese concepto ( héroes de cómic, Indiana Jones, escenarios exóticos, personas jóvenes, …). Eso sin embargo no significa que una aventura sea algo más, más allá de lo que conocemos.

Por ejemplo, con el tiempo he ido matizando lo que para mí significa la cualidad de valiente.valiente

Abandonar un empleo en el que no eres feliz, y  sin alternativas inmediatas de acceder a  otro puesto o resolver tu situación económica. Decir  lo que sientes , sin miedo a lo que piensen otras personas y a cómo pueda cambiar esas relaciones. Defender una opinión que nadie comparte o impopular , … Son gestos, actitudes valientes, de personas que  se la juegan» hoy en día.

Sin embargo, ser valiente un determinado momento no implica necesariamente que actuemos de forma responsable. Cuando corremos un riesgo somos conscientes de que aparecerán consecuencias que no sólo nos afecten a nosotros, sino que pueden salpicar a otras personas a las que no hemos preguntado. Más allá de la pasión,  no todos/as estamos en las mismas condiciones de adentrarnos en nuevos proyectos o afrontar la vida siempre con valentía , porque sabemos lo que tenemos detrás.

También , al tiempo que maduramos somos más capaces de valorar los riesgos, y también menos osados/as. Todo esto se relaciona con el desarrollo de la corteza prefrontal, que permite desarrollar más recursos para autorregularnos  y tomar decisiones reflexivas.

Parece paradójico, pero realmente con la edad nos hacemos cada vez más aprensivos, somos más vulnerables al miedo , particularmente al miedo al cambio.

Particularmente pienso que todos/as tenemos derecho a sentir ese impulso  valiente  en ciertas ocasiones, porque posiblemente alimentará nuestra autoestima y el sentido de lo que somos capaces, al mismo tiempo que podemos dosificar y elegir las mejores situaciones para hacerlo, calibrando costes y beneficios.

 

 

La rabia es un sentimiento natural. Biológicamente tiene como finalidad la defensa, la protección, de nosotros/as mismos/as o de alguien de nuestro grupo. No hay que esforzarse para que no aparezca, o se elimine, sino canalizarla para que nos ayude a conseguir nuestros objetivos antes que se convierta en un obstáculo.ojorojo

Por ejemplo, cuando hacen daño a alguien que queremos, nuestro primer impulso, movido por la ira, es el contraataque,la venganza, o como quieran llamarle. Y ¿cuál es el efecto que conseguimos con esto? ¿Nos ayuda a resolver el problema, más allá del desahogo físico?

Podemos entender la rabia, la ira, como una energía, una fuerza motriz : utilizada inteligentemente puede ser dirigida a movilizar recursos, planificar, buscar información, trabajar, y por supuesto ayudar y apoyar a las víctimas.

Eso sí, los momentos en que tenemos las emociones a flor de piel no son buenos para tomar decisiones, al menos importantes. Tenemos que asegurarnos de que nuestro pensamiento estará regido por lo razonable y útil y no por nuestras emociones, que como siempre son pasajeras e irracionales.

Tengo una amiga que cuando se siente enfadada aprovecha para ordenar todo los armarios de la casa. En un momento, todo impecable :)Las actividades que requieren movimiento físico son las mejores para aprovechar la ira; hay gente que aprovecha para salir a correr o ir al gimnasio.

Recordemos que no podemos controlar nuestras emociones, las que aparecen y las que no, pero sí lo que hacemos con ellas.

 

Hace poco alguien  me contaba que estaba preocupado por un amigo que , persiguiendo su sueño, se encuentra ahora junto con su familia en una situación económica muy comprometida y presionado por el banco. exito

El optimismo, la motivación, el impulso,… son la energía que hacen que arranquen los proyectos, la vida,… son necesarios y fundamentales para crear algo.

Sin embargo, sin algo de control , planificación y sin tener siempre los pies en la tierra, nos pueden conducir a decisiones arriesgadas  que no siempre nos afectan sólo a nosotros .

Por no decir la frustración que conlleva.

No podemos con todo. No es suficiente con tener ilusión ni con vencer nuestros miedos. Por mucho que nos llene ver estas frases en las redes sociales enmarcadas en una imagen.

Hay cosas en nuestra vida que podemos controlar hasta cierto punto y otras que no. El optimista inteligente sabe diferenciar ambas , para trabajar sobre lo que depende de él / ella y aceptar tal cual es , aquello que no puede cambiar.

De la misma manera que sabe hasta dónde puede jugársela : me pregunto si esta persona se planteó qué podía pasar si no podía hacer frente al  préstamo. ¿Pensó en  alternativas a esta forma de financiación : crowdfunding, compartir la inversión con otras personas,esperar a un momento en que tuviese más dinero ahorrado…?

No es momento de juzgar el comportamiento de otras personas, pero sí de hacer un par de reflexiones, porque el de este chico no es el único caso:¿ por qué nos cuesta tanto situarnos sin movernos directamente del optimismo ingenuo a la desesperanza? Y ¿Por qué ahora tenemos que ser todos/as tan valientes y tirarnos a la piscina? ¿a quién/es beneficia todo esto?…

 

 

 

 

 

 

A veces cuando no estamos seguros de si hemos tomado una buena decisión nos sentimos : ansiosos, inseguros, preocupados,… Es difícil saber si hemos tomado la decisión correcta, por lo que el malestar no viene de que sea realmente una buena decisión , sino de hasta qué punto estoy convencido/a yo de esa decisión , de cuánto he valorado las consecuencias que puede y de si es realmente lo que yo quiero hacer. Sin embargo cuando tomo una decisión autónoma (sin necesidad de contar con
starting-the-car-1194812-m nadie) y responsable (sabiendo las consecuencias que podemos esperar) siento que lo tengo todo más atado, más bajo control.

Nos pasamos la vida tomando decisiones, a diario, unas más y otras menos importantes, pero todos son actos que dependen de nosotros/as.

Hay que tener en cuenta que a veces, sobre todo cuando se trata de hacer o no algo que nos piden, no necesitamos dar una respuesta inmediatamente, es decir , podemos retrasar un poco ese momento para reflexionar y llevar a cabo nuestro plan de toma de decisiones. También es importante reflexionar y pensar sobre nuestra decisión en un momento de tranquilidad, evitar tomar decisiones si estamos muy alterados, enfadados o asustados. Mejor antes dedicar un rato o unos días a calmarnos.

Pero ¿Cómo se toma una decisión autónoma y responsable?

En sencillos pasos cómo se toma una decisión con seguridad , de forma autónoma y responsable:

1. Definir el problema. Con este paso hay que procurar responder a la pregunta de ¿Qué es lo que  deseo conseguir en esa situación? Pongamos que se me ha roto el coche: ¿mi objetivo es conseguir otro coche o es  desplazarme para ir a trabajar? En función de cuál de estos dos considere mi objetivo plantearé diferentes alternativas para resolverlo: Si mi objetivo es poder llegar al trabajo, puedo plantearme opciones como usar la guagua o pedirle a alguien que me lleve, pero si lo que quiero es un nuevo coche descartamos lo anterior.

2. Buscar alternativas . Pongamos que yo lo que necesito es llegar al trabajo, entonces puedo (hacemos una lista):

– Alquilar un coche

– Pedirlo prestado

– Encontrar a alguien , un compañero o un conocido que me lleve

– Comprar un coche nuevo…

3 .- Ahora tenemos que evaluar cada opción, para esto conviene recoger toda la información que podamos: precio del alquiler, tiempo que voy a estar sin coche, gravedad de la avería, disponibilidad de otras personas para ayudarme,… Buscamos ventajas e inconvenientes (posibles consecuencias negativas) para cada opción. Podemos ayudarnos de las matemáticas si estamos un poco confusos/as: A cada opción le damos una puntuación positiva (0-10) por sus ventajas y otra negativa (0-10) por inconvenientes. Por ejemplo, alquilar un coche está bien porque es una solución rápida, sencilla (puntúa 7) pero es muy caro , del 1 al 10 un 9 de caro. Como 9 es mayor que 7, rechazamos la opción. Y así sucesivamente.

La opción de un ir con un compañero hace que tengamos que adaptar nuestros horarios a él/ella (5 en nivel de importancia) pero es muy económico y más rápido que el transporte público ( 8 ). Esta opción puede ser una de las finalistas .

También hay que mirar las consecuencias a largo plazo: si me compro ya un coche nuevo eliminaría casi la posibilidad de nuevas averías . En las relaciones personales: si decido no decirle a un amigo algo que no me gusta él o ella haga, ahora puede ser algo desagradable pero más adelante me voy a sentir más a gusto porque le doy la oportunidad a esa persona de corregir su comportamiento.

4.- Elegir la mejor alternativa posible. Cuando hemos descartado las opciones menos útiles y nos hemos quedado con varias buenas opciones, restamos la puntuación de los inconvenientes a de las ventajas en cada opción, y la opción que quede con un valor más alta es la solución elegida a nuestro problema.

5. Por último ponemos en marcha la solución y comprobamos si nos da el resultado que necesitamos. Si no es así, aprovecharemos la experiencia para evaluar de otra forma las opciones o inlcuir nuevas soluciones. Como pueden ver, este sistema nos vale tanto para decidir qué hago hoy de comer como para elegir unos estudios, seguir o no con una relación, montar una empresa,etc…

 

A medida que sentimos que actuamos de forma más reflexiva, con más seguridad, sentimos que tenemos más control sobre lo que pasa a nuestro alrededor, menos miedo, porque sabemos que nosotros/as  elegimos lo  que sucede.

No tengo tiempo para eso…» es una frase muy común. Cuando sabemos que hay cosas que hacer  más importantes para nosotros/as. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué algo es más importante como para dedicarle tiempo frente a otras tareas? He observado que sacamos el tiempo de donde sea para hacer determinadas cosas porque sabemos si no las hacemos (y si no las hacemos a tiempo) algo desagradable va a pasar… Hacer la declaración de la renta, echar gasolina el coche cuando está a punto de vaciarse el depósito, obtener el certificado de residente para viajar,…working-woman-252186-m
Luego hay otras cosas que nos motivan tanto que buscamos también el tiempo donde sea para hacerlas: quién noy ha dormido dos horas menos por tomar algo con alguien a quien no veías hacía tiempo, o no se ha perdido en la web procastrinando unos cuantos minutos, o esas llamadas de teléfono que esperábamos que durasen 20 minutos menos.
Al final el tiempo del que disponemos es un concepto más relativo de lo que pensamos, se estira y encoge en función de nuestra motivación: extrínseca ( en función de las expectativas que tenemos de castigo o recompensa) o intrínseca ( lo hago porque me gusta hacerlo y punto).
Luego están los hábitos: aquellas tareas o formas de realizar las tareas que no están ahí porque tengan valor o nos gusten, sino que las hemos hecho siempre… Por ejemplo sabemos que hay rutas altenativas para llegar en coche a un sitio rque son más rápidas que las que empleamos rormalmente, pero qué vamos a hacer, nos hemos acostumbrado a hacerlo así. Además, aprenderla ya requiere un tiempo…
Recomiendo revisar todas aquellas cosas que realmente hacemos por hábito: ni porque nos gusten ni porque hay que hacerlas.
En fin: todos tenemos el mismo tiempo, sólo que lo dedicamos a cosas distintas. Revisa a qué dedicas tu tiempo y entenderás a qué le das más importancia en tu vida.

 

A veces cuando no estamos seguros de si hemos tomado una buena decisión nos sentimos ansiosos, inseguros, preocupados,…No estamos realmente convencido/as de si hemos tomado  nosotros  esa decisión , de cuánto hemos  valorado las consecuencias que puede tener y de si es realmente lo que nosotros  queremos  hacer.

No siempre  necesitamos dar una respuesta inmediatamente, es decir , podemos retrasar un poco ese momento para reflexionar y llevar a cabo nuestro plan de toma de decisiones.

Vamos a explicar en sencillos pasos cómo se toma una decisión con seguridad , de forma autónoma  ( sin necesidad de contar con nadie )y responsable (sabiendo las consecuencias que podemos esperar) :

 

ADA PRIETO – 28-11-2013

 

En Semana Santa me fui a la playa con mi hermana. Nos apeteció pillarnos un helado en un puestito del paseo. «¡ Y ahora la angustia de pensar qué helado me compro!«, decía ella con auténtico nerviosismo. Yo me reía, pero luego me hizo pensar: realmente todos los sabores parecían exquisitos y apetecibles. Y como no puedes elegirlos todos, quedarte con uno ya te obligaba a perder la oportunidad  todos los demás.

Hoy  la vida es en parte más estresante que antes porque tenemos muchas más opciones entre las que escoger: al elegir productos , estudios, pareja,… se nos abre ante nosotros un mar de diferentes posibilidades, y además muchas veces inlcuso podemos cambiar de opción en cualquier momento.¿ Las consencuencias de cada decisión ?No las conocemos antes de tomarla. No siempre tenemos toda la información que necesitamos, aunque lo parezca. ¿Y si me estoy equivocando y debía haber tomado otro camino?¿A dónde me habrían conducido los demás?¿Qué me estoy perdiendo?

www.fotofrontera.com

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La falta de respuesta a estas preguntas nos genera ansiedad, mayor cuanto más importante es para nosotros esa decisión.

Encima nos encontramos con personas que aparentemente ahorran más que nosotros porque tienen una compañía telefónica diferente, gente que tiene un trabajo «mejor» que el nuestro ( o tienen trabajo) y que resulta que estudiaron otra cosa, … y nosotros/as automáticamente nos arrepentimos de haber escogido nuestra carrera o nuestro  teléfono en su momento, sin una reflexión previa sobre lo que nos han aportado y nos aportan ahora y olvidándonos de que si tomamos entonces esas deciciones  fue por algo.

Éste es el precio que pagamos por la libertad, porque nos dejen elegir.

Y luego está la actitud con que nos enfrentamos al momento de elegir: hay personas que colocan muy alto sus expectativas: sólo estarán satisfechas cuando encuentren la camisa «perfecta» para ellas. Y otras a las que les da tanto miedo elegir que retrasan y retrasan la toma de decisiones, sin perder ni ganar nada, pero quedándose estancados en el mismo sitio.

 

Lo único que está demostrado es que superado el mayor tramo del ciclo vital las personas en general
no se arrepienten de aquello que hicieron y les salió mal sino de todo aquello  que les hubiese hacer …  y finalmente no hicieron.

 

Ha llegado el momento. Quien más quien menos, ya está pensando en los regalos de este año. Además de en los malabarismos económicos para no decepcionar demasiado( sobretodo si hay pequeños de por medio), en cómo soprender sin arriesgarnos demasiado.

Empieza la búsqueda. Y para ello existen diferentes estrategias. Está la de la «inspiración» en la que nos sumergimos en un centro comercial » a ver si veo algo para (tal persona)» y nos abrimos a cualquier opción.

Y luego hay personas que yan han decidido a priori  el qué y luego van a por el dónde y a qué coste. O bien definen al menos un perfil mínimo  o el ámbito en el que van a buscar ( algo de deporte, algo para la casa,…)

También hay quien  seis meses antes ya han tomado nota de algún » tengo que comprarme ...» o « cómo me gustaría tener…» y lo guardan como si de un as en la manga se tratase .

No quiero olvidarme de los regalos de moda que salen cada año , entre artilugios de cocina, para hacer café o cacharros electrónicos que salen al mercado premediatadamente poco antes de Navidad.

Por otro lado,  está la importancia que le damos a «acertar». Hay personas entre las que me incluyo para las que significa un auténtico reto cada año, multiplicado por el número de personas a las que toca regalar. Y esto sin repetirse, lo que exige también un esfuerzo de memoria. Buscamos en ocasiones un equilibrio perfecto entre el regalo «práctico»+»bonito»+»original» . Y siempre asequible, claro . Muchas veces separamos ese ideal en  tres pequeños regalos, cada uno de los cuales tiene  una de esas características.

Pero lo más difícil es saber qué es lo que más ilusión le haría a alguien como regalo. Estoy segura de que muchas personas me sorprenderían. A veces no tiene que ver con nuestros intereses, aficiones o personalidad, sino con experiencias que han quedado muy lejanas en el tiempo, o con algo que nosotros mismos no nos atrevemos o no nos permititmos salir a buscar .

Cuando hacemos un regalo o alguien no sólo le estamos demostrando que hemos estado dispuestos a dedicar un dinero y un tiempo a ellos, sino también hasta qué punto les conocemos y en qué medida hemos estado atentos y hemos sabido captar  sus intereses, deseos y necesidades reales.