Ayer estaba con el coche en el centro de la ciudad .En una calle con un semáforo o que dura en rojo más tiempo del habitual y en el que se concentra mucho tráfico . Todos estábamos pendientes del semáforo, como por si mirarlo más fuese a darse más prisa por cambiar de luz…
El ambiente se notaba tenso, hastiado. Probablemente muchas personas tenían prisa , o no. El caso es que no querían seguir allí, perdiendo el tiempo, sin nada que hacer. Y pasando calor.
Yo también deseaba poder avanzar pronto, hasta que me dio por mirar por el espejo interior. Podía ver el rostro de la persona que conducía el coche de atrás.
Era un hombre de unos cuarenta años. No creo que se diera cuenta de que le observaba. Parecía morderse las uñas. Habia girado la cabeza hacia un lado y miraba hacia abajo. Al principio me parecía impaciente. Luego pensativo y algo triste. Tenía la frente arrugada y de repente respiró honda y lentamente .Quizá estaba preocupado por algo o se sentía cansado. El coche que llevaba era una furgoneta, posiblemente la usaba para su trabajo. Quizá se trataba de un trabajador autónomo que repasaba mentalmente los encargos que llevaba ese mes y temía cómo llegar al siguiente. O esa mañana había discutido con su pareja y no sabía como retomar las cosas … Luego miré a las personas que estaban en los coches de al lado, muy discretamente claro, sus caras, lo que hacían.
El caso es que el semáforo cambió y me di cuenta que yo en esos minutos me di cuenta de tres cosas:
1) Había olvidado de mi propia impaciencia . Parece que cuando en un momento de estrés o incertidumbre levantamos la vista alrededor y observamos lo que está ocurriendo en ese mismo momento ahí fuera la importancia que le damos a las cosas cambia.
2) Están pasando más cosas al mismo tiempo que lo que nos pasa a nosotros/as . La prueba de que nunca estamos solos/as ni el nuestro es el único problema.
3) Se puede aprovechar siempre el tiempo : como una mujer que sacó de su bolso un neceser y empezó a limarse las uñas mientras esperaba . Aunque sea por imitación, de repente vemos algo que también nosotros podemos hacer para afrontar la situación, o que nos puede dar una idea.
Realmente la atención es algo muy flexible, podemos cambiar el «foco» cuando queramos, no siempre buscando algo en concreto, podemos dejar que la vida nos sorprenda.