Se hace mucho énfasis en que, especialmente a partir de determinadas edades, es importante ejercitar la memoria, porque somos nuestros recuerdos.

No obstante, hay un mecanismo que influye al determinar qué es lo que vamos a fijar en la memoria y lo que no: la Atención.

La Atención funciona como un foco: selecciona, filtra, cuál es la información relevante para nosotros, según nuestros objetivos, intereses, personalidad o  estado de ánimo.

Hagamos una prueba: fíjate en todos los objetos de color blanco que veas en la habitación en la que estás… Y luego intenta recordar los de color azul…¿Que ha pasado? Pues que durante el procesamiento visual estabas filtrando todo lo que NO era blanco, y ahora cuesta más recordar otros colores.

No sólo podemos atender selectivamente aquello que vemos, sino que también ocurre con lo que pensamos. Los sesgos cognitivos hacen que sólo sea importante para nosotros/as los aspectos de la situación que confirman nuestro autoconcepto, sean más positivos o negativos.

Con el efecto correspondiente sobre nuestro estado de ánimo. Así, las personas que tienen una imagen negativa de sí mismas sólo se fijan en los errores o en las críticas, lo cual hace que se sientan a su vez deprimidos/as o irritables.

Aprender  a dirigir la atención hacia los estímulos que nos interesan en ese momento ( lo que estamos estudiando, la conversación que estamos manteniendo,…), distribuirla de forma equilibrada para tener una visión completa de los acontecimientos,  o cambiarla con flexibilidad si hay un cambio importante en el ambiente ( mantener el estado de alerta) significa controlar nuestro propio mundo interno y las decisiones que tomamos.

Para trabajar la atención disponemos de diferentes ejercicios específicos . Pero también es importante tratar de concentrarnos en una sola actividad, si bien estoy hoy puede ser un reto , estando en la época de la atención multitarea . También tenemos el mindfulness y sus técnicas para centrarnos en el aquí y el ahora.

Y tener en cuenta que la atención sostenida se mantiene hasta 40 minutos aproximadamente, después necesitaremos hacer un breve descanso para evitar la fatiga.

 

Hace poco alguien me dijo que no recordaba dónde había colocado el móvil . «¡Qué mala memoria tengo!» , se quejaba. Yo no estoy tan segura de si tenía problemas para recordar el lugar en el que había dejado el aparato o es que no había prestado atención mientras lo hacía.

La atención es un mecanismo imprescindible para la memoria , por ejemplo. Es imposible fijar una imagen o una frase si antes no la hemos captado adecuadamente .shoes-471863_640

La atención funciona como un «foco» que determina qué va a procesarse y qué no, a qué le damos importancia y lo que no es relevante en ese momento, según nuestros intereses, características, estado emocional,… Por ejemplo, si veo un escaparate puedo decidir quedarme sólo con la imagen de aquellos zapatos cuyo precio baja de 20 euros. Los demás no me interesan y por tanto no voy a recordar cuántos había , ni su forma, ni su color,…

Es comprensible porque la atención es limitada, no podemos atender a todos los estímulos a la vez , tenemos que hacer un filtraje de la escena. Al igual que no podemos realmente hacer dos cosas a la vez. Bueno sí, cuando una de ellas es automática. Por eso podemos hablar  con el móvil para organizar una evento  a la vez que caminamos.

El proceso de filtrado no sólo afecta a lo que percibimos del exterior, sino también a cómo elaboramos lo que creemos que somos, es decir, nuestro autoconcepto. Puedo atender más a mis errores que a mis logros, dar más importancia a los comentarios positivos o a los negativos de los demás…Y ¿qué resultado tiene esto para la autoestima?

Todo es cuestión de atención. Y la atención puede entrenarse en el día a día, con sencillos hábitos o ejercicios. Pero como la entrada se está quedando muy larga, esto mejor lo vemos la semana que viene :P.

Que tengan una buena semana 🙂

 

 

 

El sábado aproveché para ordenar cajones, y me encontré un par de álbumes de fotos. Eran imágenes de varias épocas: la universidad, mi primera comunión, imagínense…fotos

Hay estímulos, visuales (fotos), auditivos (canciones) , olfativos (el olor a una comida concreta o a un perfume) que no sólo nos devuelven a una época pasada, sino que hacen que nos invada un sentimiento agridulce, un deseo que querer volver allí .

Más que nada porque sabemos que no es posible, y nada anhela más el espíritu humano que aquello que se le niega.

La nostalgia tiene su misión: la de recordar la persona que fuimos antes y diferenciarla de la que somos ahora. Al mismo tiempo que nos reconecta con las raíces comunes que compartimos.

De otro modo, hay quien se agarra al pasado y no se suelta nunca, ese pasado que siempre fue mejor, quizá porque está idealizado. Vemos personas con las casas llenas de fotos y recuerdos de hace muchos años, hablando la mayor parte del tiempo de esa época. Es una batalla perdida contra el tiempo, porque ni aceptamos el presente ni podemos volver al pasado.

Te recomiendo que un día de estos reúnas tus fotos y documentos, mejor con alguien de tu familia que te ayude a completar algunas lagunas que solemos tener sobre nuestra propia vida.

No está de más echar de vez en cuando la vista a nuestros orígenes ( familiares, vivenciales,etc) para comprender quiénes somos, cuál es nuestra Historia y qué hemos venido a hacer (y a no hacer) aquí.

 

 

 

 

Hace poco hablaba con mi cuñado sobre la Semana Santa y los ritos relacionados con la Penitencia, algunos más sufridos que otros. Hoy 800px-Penitentes_salamancaen día sólo en algunos municipios podemos ver personas flagelándose por la calle en procesión y como celebración de una tradición.

Sin embargo, si nos fijamos un poco más hay una tendencia en las personas, quizá en unas más que en otras para buscar el   sufrimiento, como  si a lo largo de todo el año tuviésemos la «obligación» de hacer este pago  por ser nosotros/as mismos/as o por intentar ser felices. Me vienen a la cabeza las sguientes maneras:

  • Repetirnos  a nosotros/as mismos/as que somos  culpables , de algo o de todo ,hasta convencernos  de que lo somos realmente . Con respecto a esto yo prefiero el concepto de «responsabilidad» al de culpa ,  ya que éste último implica un juicio moral. Y una cosa es reconocer nuestro papel en los acontecimientos y otra cosa es hundir nuestra autoestima. También cuando nos hacemos responsables de los problemas de los demás estamos reconociendo mayor influencia sobre la vida de éstos/as del que probablemente tenemos realmente.
  •  Lamentarnos  hasta la eternidad por nuestros  errores . Los errores forman parte de la vida y de la experiencia. Como bien dice el dicho , quien tiene boca se equivoca ; es normal cierto malestar porque a todos nos gusta hacer bien las cosas pero como seres humanos tenemos una capacidad limitada para prestar atención a muchas cosas a la vez , por lo que en algún momento tiene que pasar que se nos olvide algo, o que digamos una frase desafortunada en el momento inapropiado,… Lo importante es reconocerlo , si hace falta también ante los demás e identificar qué nos gustaría cambiar para que no vuelva a suceder o para funcionar mejor. Y punto.
  • Recordanos con frecuencia todo aquello que debería hacer, sentir, demostrar, querer y poseer…. Los debería ( tendría que,etc…) son auténticos tiranos : nos hacen juzgar continuamente a los demás y además nos juzgamos a nosotros/as mismos/as duramente. A veces inlcuso nos imponen lo que deberíamos sentir, cuando no hay nada más espontáneo que los sentimientos. Y lo «mejor » de todo es que no sabemos quién dicta los «debería», quién dice que los jóvenes deberían ser respetuosos o que yo debería cambiarme el suéter todos los días. Podemos elegir hacer aquello que nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás: si me cambio de ropa es porque noto que me gusta estar limpio/a ,no porque sienta que «deba»  hacerlo.

 

Como estos hay muchos ejemplos más : está el hábito de recordar con mayor frecuencia e intensidad los momentos tristes que los felices, adelantarnos a los malos pensamientos de los demás sobre nosotros/as, anticiparnos a reaccionar ante consecuencias nefastas que aún no han ocurrido,…

Esto nos ocurre a todos/as, no es necesario ser personas neuróticas. Sí es verdad que nuestras penitencias mentales son muchas veces las que nos conducen a sentirnos ansiosos/as , deprimidos/as e irritables . Y las emociones negativas en exceso , al igual que las grasas, la contaminación o la falta de sueño, acaban deteriorando la salud.

Les recomiendo el libro El Arte de Amargarse la Vida,  de Paul Watzlawick. Va en la línea de esta de idea. Ayuda  a encontrarse de forma divertida o incluso a reírse de uno/a mismo/a, importante para luchar contra las malas costumbres mentales.

Que disfruten si los tienen y como mejor sepan  de estos días de descanso.

 

Hoy buscaba una entrada anterior para comprobar un detalle. Leí una entrada de julio del año pasado y me pasó algo curioso : no me terminó de gustar… El estilo, incluso el tema me parecieron menos interesantes que los que escribo  ahora.

Probablemente , también les ocurre a ustedes: cuando leemos, vemos o volvemos a tomar contacto con algo que hemos elaborado hace un tiempo,se nos ocurren miles de formas de hacerlo mejor. Ahora haríamos algo totalmente diferente. chicamovil

La  entrada que escribí hace un año es exactamente la misma que está publicada en el blog, no ha cambiado nada. Y estoy segura de que en el momento de publicarla estaba satisfecha con su calidad, como siempre que escribo 😉

Nos vemos en fotos de hace un par de años y siempre nos parece que ahora estamos mejor, nos identificamos más con nuestra imagen actual.

Posiblemente somos nosotros/as los/as que hemos cambiado, ahora nuestros criterios, gustos y puntos de vista son otros y no los  de entonces, de alguna forma hemos evolucionado en otra dirección, y también hemos aprendido nuevas cosas.

No obstante, como decía en su libro Albert Espinosa, tienes  que fiarte  de tu  yo anterior, porque él hacía, en ese momento, lo que consideraba mejor para ti.

Confío que, si bien el próximo año no va a gustar tanto  esta entrada, al menos me haga la misma gracia que me hace ahora escribirla… 🙂

Feliz año a todos/as!!

 

 

 

El estado de ánimo es realmente variable. Discretos estímulos pueden hacernos reír o llorar en  cuestión de segundos, si  bien también depende del nivel de sensibilidad de cada persona.

A veces es uno de los canales más directos hacia las emociones es el auditivo. Los matices sonoros  de una frase, el sonido de una llamada de teléfono o un timbre son suficientes para sorprendernos , ponernos nerviosos/as , alegrarnos o deprimirnos.
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Hay una asociación entre un sonido  y una expectativa, un recuerdo o un miedo.

La música por sí misma tiene un gran potencial para evocar estados emocionales y dirigir la energía . Bien sea por sí misma, por el ritmo o por el contenido de la letra : optimista, derrotista , sugerente ,… Los/as niños/as ( por cierto hoy es el Día Internacional del Niño/a ) aprenden enseguida instrucciones a través del ritmo o el tono de la música : cuándo relajarse, moverse , u observar.

Del mismo modo que los olores, hay canciones que nos transportan a épocas o  momentos diferentes de nuestra vida, no porque sepamos que pertenecen a ese período musical, sino porque se han almacenado en nuestra memoria dentro del pack canción+situación o escena ( sitio en el que estábamos , personas que nos acompañaban, …) + emoción de ese momento+otros estímulos ( olores, temperatura, luz,...) Desde que recuperamos uno de los componentes del pack vienen enseguida todos los demás.

En mi opinión, hay que utilizar  la música como un recurso que esté de nuestra parte. Quedarnos con canciones con cuyo mensaje nos identifiquemos realmente. Si estamos alegres, que lo celebre con nosotros/as, si estamos tristes, que sea música  no nos deprima aún más, sino que nos acompañe, como un/a  amigo/a.

La música es movimiento y el movimiento es vida.

Nos quejamos de que no nos acordamos de dónde dejamos las cosas ( las llaves, las gafas,…) no recordamos el nombre de alguien, dónde aparcamos el coche… Muchas veces lo que ocurre es que no prestamos la suficiente atención a lo que hacemos , vemos , escuchamos y entonces no se fija en nuestra mente , pero a veces también tenemos dificultades para retener la información.

Para mejorar nuestra capacidad de retención, el rendimiento intelectual y facilitar que la información pase a un almacén a largo plazo, podemos seguir estas sencillas pautas que explicamos en Radio Faycán :

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Hacía muchos años aque no entraba a aquella casa. En cuanto puso dentro un pie, el olor a madera , humedad e incienso le transportó rápidamente a su infancia…

Éste podría ser fragmento típico de una novela. Pero también describe una situación muy habitual. Los recuerdos que se basan en olores o sabores ( los sentidos además más ignorados en nuestra socieddad moderna) son los que aparecen más rápido, y están relacionados más directamente con una emoción.

La persona que entró en aquella casa no sólo recordó su infancia , es que probablemente en ese instante volvió a sentirse como un niño/a… goma

Si nos llega un olor con algo asociado en nuestra mente que echamos de menos sentimos nostalgia, si es algo asociado con niños o con nuestra infancia ( como me pasa a mí con el olor a gomas de borrar) sentimos ternura. Si un olor conecta con un momento en el que nos sentimos en peligro, puede despertarnos cierta inquietud. El olfato está muy conectado con las emociones : el olfato está conectado directamente con la  amígdala (cuyo papel principal es el procesamiento y almacenamiento de reacciones emocionales ) y con el hipocampo (del que depende, en gran medida, la capacidad para retener y evocar  recuerdos de situaciones concretas ).

Los olores también pueden influir sobre el estado de ánimo: aquellos que nos resultan agradables nos hacen sentir bien y los olores desagradables generalmente nos ponen de mal humor.

Algo parecido ocurre con los sabores aunque parece que hay menos investigación sobre la memoria gustativa. En cualquier caso , para mí que no es casualidad que seamos capaces de reconocer el sabor de la comida que nos preparaban en casa entre muchos sabores posibles, y a lo largo del tiempo.

Puede ser muy interesante seguir la pista de un olor que sabemos que conocemos pero no reconocemos por qué. Como cuando vemos a alguien y pensamos «yo a ti te conozco …pero de qué?» , si prestamos atención al camino que nos dibujan los olores conocidos podemos llegar  a recuerdos que estaban enterrados en  nuestro mundo subconsciente y que nos ayuden a conocernos mejor.

La semana pasada nos regalamos unos días de vacaciones. De las más típicas de verano: playa-sol-cerveza-siesta. Mientras nos encontrábamos inmersos en el primer elemento fundamental, observé una pareja claramente  no lugareña  que durante un rato considerable de tiempo se quejaban de algo. Creo que se trataba de una diferencia de  precio que habían apreciado en algo concreto o un tema de similares características.800px-Tourist_cycle_on_texel_beach

Hay que decir que el día era inmejorable , porque hacía un sol muy agradable que tostaba pero no abrasaba, la brisa igual, y el mar apacible como un lago y daba la impresión de que esas personas no podían disfrutar precisamente a diario de todo eso. En medio de tal escenario  me pregunto ¿ cómo se puede mantener la atención en nada tan poco importante?

Seamos realistas: no es fácil desconectar ( o conectar con otras cosas) de los viejos hábitos . No basta con irnos a un sitio precioso, aunque parezca que si. Muchas veces estamos demasiado engachados a  preocupaciones o bien a un filtro que sólo nos muestra partes de la realidad .Nos siguen a donde vayamos porque nunca han estado fuera sino dentro de nosotros.

Fíjense que casi nunca describimos una experiencia con verdadera pasión  hasta que no ha pasado ( eso que se dice de que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes) . En parte porque que la memoria modifica e idealiza las experiencias positivas pero también porque no tenemos capacidad para mantener la atención con plenitud en el momento presente.

Hoy como todos/as, lamento el fin de esos días de descanso, y además me comprometo a esforzarme para que las próximas vacaciones las disfrute tanto como ahora disfruto recordar éstas.

 

Sé que ha debido ser duro esperar una semana entera para saber dónde pasar mi puente.

Y yo he resistido la tentación para no desvelarlo antes. Pues ahí va , señores : el pasado puente de todos los Santos habidos y por haber lo pasé en la salvaje y sorprendente isla de EL HIERRO , en el archipiélago canario

Mirador de La Peña,El Hierro

Mirador de La Peña,El Hierro.

Uf, por fin.

Ahora mismo el Hierro para mí es : olor a tierra mojada ( pillé la tormenta), olas chocando contra las rocas, y silencio. Ése es » mi » Hierro. Para otras personas, es posible que el Hierro sea un sinónimo de aburrimiento o melancolía. Tantas personas, tantas islas. Es curioso cómo las personas nos apropiamos de una realidad, la pringamos como nos da la gana con nuestras propias emociones y al resultado de todo eso lo llamamos «recuerdo» . O mostramos nuestra imagen de un sitio como la única admisible : «¿Vas a ir al Hierro de vacaciones ? Pero si allí no hay nada!»( dice aquél/aquella que cuando fue esperaba  encontrar más (cantidad de cosas).

Hay personas que recuerdan lugares visitados en su infancia y cuando regresan se chocan con un sitio para ellos totalmente diferente. Pero es que ellos/as tampoco son los mismos/as… Y hay que tener en cuenta que cada vez que  rescatamos un recuerdo lo modificamos sin darnos cuenta ycuando se «guarda» de nuevo ya no igual.

La emoción que desencadena un experiencia  vital salpica también a su contexto . Los sitios en los que disfrutamos de unas estupendas vacaciones acaban se almacenan en la  memoria ese lugar como unlugar  precioso y maravilloso. Sin embargo si estando allí caemos enfermos ( no siempre tiene eso algo que ver con lo que hay alrededor…) ya no aparecerá una sensación tan agradable cuando escuchemos el nombr

Al final , nosotros creamos  al lugar :  antes de llegar ,  con nuestras expectativas, mientras estamos allí, según las experiencias que tengamos, y después, cuando lo recordamos. Nunca acaba el proceso. Y cada persona tiene sus propias reglas también para ello.