Hace poco alguien  me contaba que estaba preocupado por un amigo que , persiguiendo su sueño, se encuentra ahora junto con su familia en una situación económica muy comprometida y presionado por el banco. exito

El optimismo, la motivación, el impulso,… son la energía que hacen que arranquen los proyectos, la vida,… son necesarios y fundamentales para crear algo.

Sin embargo, sin algo de control , planificación y sin tener siempre los pies en la tierra, nos pueden conducir a decisiones arriesgadas  que no siempre nos afectan sólo a nosotros .

Por no decir la frustración que conlleva.

No podemos con todo. No es suficiente con tener ilusión ni con vencer nuestros miedos. Por mucho que nos llene ver estas frases en las redes sociales enmarcadas en una imagen.

Hay cosas en nuestra vida que podemos controlar hasta cierto punto y otras que no. El optimista inteligente sabe diferenciar ambas , para trabajar sobre lo que depende de él / ella y aceptar tal cual es , aquello que no puede cambiar.

De la misma manera que sabe hasta dónde puede jugársela : me pregunto si esta persona se planteó qué podía pasar si no podía hacer frente al  préstamo. ¿Pensó en  alternativas a esta forma de financiación : crowdfunding, compartir la inversión con otras personas,esperar a un momento en que tuviese más dinero ahorrado…?

No es momento de juzgar el comportamiento de otras personas, pero sí de hacer un par de reflexiones, porque el de este chico no es el único caso:¿ por qué nos cuesta tanto situarnos sin movernos directamente del optimismo ingenuo a la desesperanza? Y ¿Por qué ahora tenemos que ser todos/as tan valientes y tirarnos a la piscina? ¿a quién/es beneficia todo esto?…

 

 

 

 

 

 

dosis diarias 9/01/2013 , Alberto Montt

 

Yo hubiese dibujado la línea de la Realidad un poco más arriba, pero en fin, Montt también sabe lo que hace 😉

Después de fijar nuestros «nuevos» buenos propósitos , recordemos que cuanto más ambiociosos sean, más esfuerzos, dinero, y recursos en general tendremos que invertir en ellos. Vamos , que más nos van a costar ; también hay que estar preparados/as para eso, para las trampas que a veces nos ponen  las expectativas.

Las metas tienen que ser lo suficientemente altas como para que signifiquen un reto , y lo bastante realistas como para no frustrarnos rápidamente. Porque entonces no tendremos ganas de volver a intentarlo inmediatamente. Ahora mismo puedo proponerme mejorar mi forma física de manera que no me canse al subir las escaleras de cuatro pisos seguidos , comprometiéndome  con ir dos veces por semana al gimnasio como mínimo durante seis meses. Otra cosa es que en ese plazo esté preparada para la Triatlon…

Para este año nuevo voy a proponerme conseguir y mejorar cosas. Y voy a confiar en que las cosas mejoren . Pero siempre en la medida en que sé que mis circunstancias y las que me rodean  lo van a permitir . El optimismo se equilibra con una dosis de realismo de vez en cuando :

El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas. ( William George Ward ,  escritor y teólogo inglés ).