Hace poco hablaba con una amiga sobre su trabajo. Ella dice que allí está bien, pero lo de siempre, con mucho trabajo, y hay poca gente…  se encoge de hombros y resopla , y mira hacia abajo.

Cada vez escucho con mayor frecuencia  frases  similares. En una época en la que hay que ser competitivos, innovadores y excelentes ( no basta con ser «buenos» ) en el mundo de la empresa, sus empleados también deben serlo. Pero todos no ganan la mismo ( en el sentido extenso de «ganar») .

La intención manifiesta desde un principio muchas veces no es contar con personal inferior a las necesidades, sino que existe una coyuntura que inicialmente lo justifica: «estamos comenzando el proyecto, según vayamos viendo incorporamos a más gente..», o bien la persona sustituta a una baja tarda en incorporarse.

El resultado en cuanto a liquidar volumen de trabajo es el mismo : las personas, responsables de su puesto o temerosas de perderlo, asumen la carga extra de trabajo y el trabajo «sale». O sea que a corto plazo no perdemos nada. El problema viene a largo plazo, cuando ya no se puede ir escapando y empieza a notarse el deterioro de la calidad y el desgaste del personal, que comete más errores e inevitablemente es menos eficiente. Y también  llegan las bajas ( siempre por problemas musculares, digestivos, pocas veces se trata de estrés …).pelota

A veces el problema no sólo es cuantitativo sino también cualitativo: las funciones de cada persona no están bien diferenciadas, las órdenes son confusas o cambian constantemente, y los recursos (instalaciones, medios,..) no son los adecuados para la actividad que se desarrolla. Esto también acaba generando tensiones entre compañeros/as y una  pérdida importante de tiempo.

Lo más grave es que esta situación se está normalizando; es rara la empresa cuyos/as empleados no se quejan de sentirse sobrepasados. Y aceptan esta situación, porque entienden que son ellos/as los que tienen que dar la talla.

¿Estamos creando una nueva  cultura, la de producir o lograr más con menos recursos o personas, es decir el «menos para más»? Ahí lo dejo. Es de estas cosas en las que no sé realmente si podemos cambiar algo, pero al menos… que nos demos cuenta.

Buenas noches y mucho ánimo a esos menos , que son más de lo que piensan 🙂

Está cerrándose la época en la que generalmente la gente se va de vacaciones. Este año he encontrado en  varias personas un temor a la llegada de ese momento. No sólo por el estrés que puede implicar organizar las vacaciones en sí, sino por el el hecho de permanecer ausente del puesto de trabajo durante esos días, a veces una semana, a veces un mes. Se preocupan de que no les dé tiempo a «dejarlo todo cerrado», temen que durante esos días ocurra una incidencia o un problema y que ellos/as no estén allí para resolverlo.

Hay personas que se incorporan no desmotivadas o deprimidas , sino ansiosas por lo que se puedan encontrar a la vuelta. Si se les preguntase a algunos/as dirían que prefieren no coger puentes, aunque les sirva para escaparse unos días, porque, con el trabajo acumulado, luego es peor.estres vaca

En el entorno familiar puede ocurrir algo similar, cuando somos nosotras/os las/os que nos ocupamos del cuidado de una persona mayor, niños/as o animales. Incluso cuando hemos acordado que se ocupen otras personas en nuestro lugar, para nosotros nunca va a ser como si estuviera yo.

Esta sensación de dependencia o imprescindibilidad me sugiere dos cosas:

1) El sistema al que pertenecemos no es lo bastante flexible como para aprender y funcionar aunque sea de modo temporal de forma distinta, asumiendo las funciones de la persona ausente. Probablemente la comunicación no es lo bastante fluida o la división del trabajo es demasiado rígida, limitándose a distribuir responsabilidades a personas determinadas. Cada uno/a conoce sus tareas, pero no las de el/la de al lado o dónde puede encontrar la información sobre esto.

2) La atadura o dependencia psicológica de la persona hacia el sistema ( empresarial o familiar) y viceversa es considerable. Es posible que estas personas arrastren sentimientos de culpa y que se sientan absorbidos o quemados dentro de su entorno. Hay personas más vulnerables a experimentar estos procesos, como aquellas con alto sentido de la responsabilidad y/o  necesidad de control.

Tenemos  una relación sana con nuestro entorno personal , organizacional , cuando sentimos  que no somos imprescindibles, y cuando confiamos en que se resolverá  cualquier problema que pueda surgir ( si es que surge) si no estamos ahí. Seguramente los demás no lo harán de la misma forma que nosotros/as, pero será eficaz y suficiente.

 

 

 

Una vez me preguntaron : ¿cómo te comerías un elefante? Elefante_rosado

Fue en un curso de Gestión Eficiente del Tiempo. Las «tareas elefante» son tareas grandes y pesadas ( como un elefante) , para las que nunca encontramos un momento en el tiempo.

Como no suele ser nada urgente, lo vamos retrasando y retrasando …. y cada vez nos da mas miedo pensar en el momento en el que nos pongamos con ello . Puede tratarse de ordenar a fondo un armario o una habitación, terminar de sacar las cosas de las cajas de mudanzas, acabar la tesis de la carrera o coser los bajos de todos los pantalones.

Normalmente abordar estas tareas es cuestión de planificación: ¿cómo te comes al elefante? la respuesta es «a trocitos».

Por tanto para ir extinguiendo poco a poco a las tareas elefante podemos seguir estos pasos:

  1. Dividimos la gran tarea en  tareas más pequeñas (EDT)
  2. Asignamos el tiempo  necesario para cada tarea
  3. Clasificamos las tareas según el tiempo que requieren : 10 minutos, 30 minutos, 1 hora,…
  4. Localizamos tiempos “muertos”  ( una reunión que se retrasa o se cancela, terminar antes de lo esperado otras tareas, esperar en el dentista,…) con los que no contamos y los cubrimos con esas subtareas.
Cuanto te has dado cuenta, ya has avanzado en bastante medida la tarea o incluso la has acabado.  ¿Cómo te sientes entonces?
Según cómo nos acercamos a los problemas, nos dan despiertan una sensación u otra. Nosotros/as  podemos cambiar la forma de hacerlo, es cuestión de método.

 

 

 

No tengo tiempo para eso…» es una frase muy común. Cuando sabemos que hay cosas que hacer  más importantes para nosotros/as. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué algo es más importante como para dedicarle tiempo frente a otras tareas? He observado que sacamos el tiempo de donde sea para hacer determinadas cosas porque sabemos si no las hacemos (y si no las hacemos a tiempo) algo desagradable va a pasar… Hacer la declaración de la renta, echar gasolina el coche cuando está a punto de vaciarse el depósito, obtener el certificado de residente para viajar,…working-woman-252186-m
Luego hay otras cosas que nos motivan tanto que buscamos también el tiempo donde sea para hacerlas: quién noy ha dormido dos horas menos por tomar algo con alguien a quien no veías hacía tiempo, o no se ha perdido en la web procastrinando unos cuantos minutos, o esas llamadas de teléfono que esperábamos que durasen 20 minutos menos.
Al final el tiempo del que disponemos es un concepto más relativo de lo que pensamos, se estira y encoge en función de nuestra motivación: extrínseca ( en función de las expectativas que tenemos de castigo o recompensa) o intrínseca ( lo hago porque me gusta hacerlo y punto).
Luego están los hábitos: aquellas tareas o formas de realizar las tareas que no están ahí porque tengan valor o nos gusten, sino que las hemos hecho siempre… Por ejemplo sabemos que hay rutas altenativas para llegar en coche a un sitio rque son más rápidas que las que empleamos rormalmente, pero qué vamos a hacer, nos hemos acostumbrado a hacerlo así. Además, aprenderla ya requiere un tiempo…
Recomiendo revisar todas aquellas cosas que realmente hacemos por hábito: ni porque nos gusten ni porque hay que hacerlas.
En fin: todos tenemos el mismo tiempo, sólo que lo dedicamos a cosas distintas. Revisa a qué dedicas tu tiempo y entenderás a qué le das más importancia en tu vida.