Hace poco hablaba con mi cuñado sobre la Semana Santa y los ritos relacionados con la Penitencia, algunos más sufridos que otros. Hoy en día sólo en algunos municipios podemos ver personas flagelándose por la calle en procesión y como celebración de una tradición.
Sin embargo, si nos fijamos un poco más hay una tendencia en las personas, quizá en unas más que en otras para buscar el sufrimiento, como si a lo largo de todo el año tuviésemos la «obligación» de hacer este pago por ser nosotros/as mismos/as o por intentar ser felices. Me vienen a la cabeza las sguientes maneras:
- Repetirnos a nosotros/as mismos/as que somos culpables , de algo o de todo ,hasta convencernos de que lo somos realmente . Con respecto a esto yo prefiero el concepto de «responsabilidad» al de culpa , ya que éste último implica un juicio moral. Y una cosa es reconocer nuestro papel en los acontecimientos y otra cosa es hundir nuestra autoestima. También cuando nos hacemos responsables de los problemas de los demás estamos reconociendo mayor influencia sobre la vida de éstos/as del que probablemente tenemos realmente.
- Lamentarnos hasta la eternidad por nuestros errores . Los errores forman parte de la vida y de la experiencia. Como bien dice el dicho , quien tiene boca se equivoca ; es normal cierto malestar porque a todos nos gusta hacer bien las cosas pero como seres humanos tenemos una capacidad limitada para prestar atención a muchas cosas a la vez , por lo que en algún momento tiene que pasar que se nos olvide algo, o que digamos una frase desafortunada en el momento inapropiado,… Lo importante es reconocerlo , si hace falta también ante los demás e identificar qué nos gustaría cambiar para que no vuelva a suceder o para funcionar mejor. Y punto.
- Recordanos con frecuencia todo aquello que debería hacer, sentir, demostrar, querer y poseer…. Los debería ( tendría que,etc…) son auténticos tiranos : nos hacen juzgar continuamente a los demás y además nos juzgamos a nosotros/as mismos/as duramente. A veces inlcuso nos imponen lo que deberíamos sentir, cuando no hay nada más espontáneo que los sentimientos. Y lo «mejor » de todo es que no sabemos quién dicta los «debería», quién dice que los jóvenes deberían ser respetuosos o que yo debería cambiarme el suéter todos los días. Podemos elegir hacer aquello que nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás: si me cambio de ropa es porque noto que me gusta estar limpio/a ,no porque sienta que «deba» hacerlo.
Como estos hay muchos ejemplos más : está el hábito de recordar con mayor frecuencia e intensidad los momentos tristes que los felices, adelantarnos a los malos pensamientos de los demás sobre nosotros/as, anticiparnos a reaccionar ante consecuencias nefastas que aún no han ocurrido,…
Esto nos ocurre a todos/as, no es necesario ser personas neuróticas. Sí es verdad que nuestras penitencias mentales son muchas veces las que nos conducen a sentirnos ansiosos/as , deprimidos/as e irritables . Y las emociones negativas en exceso , al igual que las grasas, la contaminación o la falta de sueño, acaban deteriorando la salud.
Les recomiendo el libro El Arte de Amargarse la Vida, de Paul Watzlawick. Va en la línea de esta de idea. Ayuda a encontrarse de forma divertida o incluso a reírse de uno/a mismo/a, importante para luchar contra las malas costumbres mentales.
Que disfruten si los tienen y como mejor sepan de estos días de descanso.