La semana pasada me regalé unos diítas de vacaciones al Norte de España , de jueves a domingo , lo que llamamos un «fin de semana largo».
Al principio pensé :» qué poco», pero lo que no esperaba es haber vuelto con las pilas tan cargadas.
Realmente, el tiempo, sobre todo el de ocio, puede medirse tanto por su cantidad como por su calidad . Quince días de «descanso» pueden cundir tanto para el organismo como tres días realmente dedicados a oxigenarte.
¿Cuáles son los indicadores de calidad del tiempo? Se me ocurren por ejemplo:
– La magnitud de la diferencia entre tu entorno habitual y el de esos días de vacaciones: el cererbro rompe asociaciones de lugares con emociones de estrés y ansiedad, por ejemplo.
– La flexibilidad para hacer planes: la medida en que nos sentimos libres de poder hacer e ir donde nos apetece en cada momento.
– La cantidad e intensidad de emociones positivas: si estamos más o menos dispuestos/as a dirigir la atención a aspectos positivos y estimulantes ( un paisaje, un sabor diferente, ..) y a convertir contratiempos en anécdotas.
– La frecuencia de oportunidades para compartir actividades y experiencias con otras personas importantes para nosotros/as y para cultivar esas relaciones.
Al final, la huella que deja cada experiencia en la memoria no depende de la duración del recuerdo, sino de cómo nos hizo sentir.
Para Alba. Gracias 🙂