Me pasa muchas veces como a muchos/as compañeros/as de profesión : la gente de tu entorno ( familia, amigos), saben que eres psicólogo/a y por tanto esperan que por ello seas más paciente, más amable, que no te enfades o que siempre estás dispuesto/a a ofrecer consejo.
Primero decir que la formación en Psicología aporta una serie de técnicas ,conocimientos y actitudes para aplicar dentro del contexto de un tratamiento, tal y como los cirujanos aprenden a operar una rodilla. Pero ello que implica necesariamente que sus rodillas estén sanas.
Antes que profesionales , hemos sido personas tales y como otras, arrastrando nuestras experiencias , dificultades , relaciones y demás trabas que son lo que forman la personalidad.
Porque la personalidad no la determina pertenecer a un colectivo profesional determinado . Si acaso esto puede influir sobre la visión de las cosas, de los demás, de las situaciones y tampoco siempre ocurre así. Y además cada uno/a lo integra a su manera. Ante un determinado problema o conflicto enla vida cotidina, hay compañeros/as que tienden a hacer más hincapié en la responsabilidad, personas que se fijan más en las emociones que probablemente experimenta alguien o hay quien observa con más detenimiento los efectos y las consecuencias, dependiendo de su cómo entiendan su trabajo.
En este sentido a veces los propios profesionales nuestros peores enemigos : nos ponemos un listón muy alto y nos esforzamos por dar las respuestas asertivas o adecuadas en cada momento y si no lo conseguimos nos culpabilizamos por ello, e incluso esto puede llevarte a sentir que eres peor profesional o que no te lo tomas demasiado en serio.
Desde mi punto de vista el rol no te hace de por sí controlar mejor lo que sientes , lo que dices o lo que haces. Simplemente y según el caso puede ayudarte a darte cuenta que lo que estás sintiendo está ahí, y de cómo te puede estar afectando. Esto lo entrenamos más que nada para poder separar los prejuicios y todo aquello que nos revuelven las personas con las que trabajamos de la auténtica terapia, porque no si no no podríamos ser obejtivos/as y se perfería la eficacia.
A fin de cuentas : si tienen amigos o familiares que pertenezcan al gremio, no esperen que, al cerrar la puerta del despacho o al salir de su trabajo ,su comportamiento sea diferente al de cualquier otra persona, ni les reprochen que ésto no sea así ( se pueden enfadar mucho): tienen el mismo derecho a comportarse en ocasiones como personas inmaduras, egoístas, pasivas, celosas, caprichosas o vulnerables . Y el que un amigo o conocido les proporcionen o no un consejo «como psicólogo/a» dependerá de si él o ella considera que ha terminado o no su jornada laboral.