Espero haberles tranquilizado con la vuelta del blog, durante algunos días hemos necesitado hacer un paréntesis para ocuparnos de varias cosas y resulta que el tiempo es limitado…
Ya estamos en los días Santos.
Ahora tenemos una breve tregua del ritmillo habitual bien para retomar el contacto con el Sol en varias partes del país o para participar en los actos propios de las fechas.
Yo tuve la oportunidad de presenciar una procesión durante mi estancia en Andalucía. Me agobié mucho con la calle tan llena de gente durante kilómetros , no me gustó el olor a incienso y tenías que avanzar en un vaivén mareante.
Me prometí que no iría a más procesiones.
Con el paso del tiempo recuerdo también el silencio tan profundo de la gente. Es muy difícil que en circunstancias normales una multitud con gente de todas las edades, incluyendo niños, se mantenga tanto tiempo seguido callada. Hace falta una motivación o un clima muy especial para eso.
Sigo sin identificarme con el ensalzamiento del sufrimiento y y el sacrificio , pero reconozco que pocas manifestaciones de creencias pueden transmitir tanta y tan absoluta solemnidad y recogimiento en un espacio que generalmente es todo lo contrario.
No sé qué se le pasa a las personas por la cabeza cuando observan una procesión, con la cabeza casi baja, el semblante quieto y las manos unidas. Quizá no todos están rezando para pedir cosas o pedir perdón hacia un ser superior . Quizá sea el momento que eligen o que se permiten para estar consigo mismos escuchando su propio silencio , para recordar y consolar su propio sufrimiento o para avanzar despacio con la paz y la seguridad que transmite saber que el camino ya está marcado.
Disfruten de esta Semana Santa de la manera que más les apetezca, en silencio o no.