Ayer se celebró el primer día Mundial del Cerebro. Me llama la atención que fuera el primero, siendo lo revelante que es este órgano en nuestras vidas y existiendo ya un Dia Mundial del Corazón y del Pulmón ( bueno más bien de la Enfermedad Pulmonar Obstructiva).brain-in-hand-717339-m

Creo que aún hoy en día por algún motivo nos cuesta ver al cerebro como un órgano, aún con el continuo desarrollo de las neurociencias. Aunque  los factores psicosociales siempre están presentes influyendo en su funcionamiento, el cerebro es un órgano que se alimenta, se desarrolla y también se enferma, dando como resultado un comportamiento alterado.

Al igual que nos duele una pierna y por eso no  la podemos mover bien, dentro del cerebro se genera un dolor, a veces un dolor emocional que hace que no podamos levantarnos de la cama. El cerebro también puede enfermarse, y entonces puede hacer falta un medicamento , igual que con la pierna, para que el dolor no te impida hacer tu vida normal, además de cambiar hábitos y estilos de vida como parte del tratamiento.

Hay que cuidar el cerebro, también porque puede determinar lo que ocurre con otros órganos: ¿qué pasa si yo decido fumar o no? ¿y si decido dejar de comer? ¿Cómo terminarán mis pulmones, mi estómago, mis órganos? Las decisiones dependen de expectativas, emociones, creencias,… que al final están determinadas en gran parte por recuerdos y sensaciones que están grabadas en nuestro cerebro.

Además, en la medida en que cuidamos nuestros órganos prevenimos que aparezcan los problemas. La dieta, el descanso, el ejercicio físico y la posible contaminación externa afectan al funcionamiento y al desarrollo del cerebro igual que ocurre con los demás órganos. Por su parte el cerebro va a requerir cuidados específicos como proporcionarle de vez en cuando emociones positivas e interacción con otras personas.

Y de la misma manera que entreno mis músculos para que se mantengan ágiles, flexibles y resistentes, también puedo entrenar mi cerebro para generar mejores respuestas, aprendiendo cosas nuevas (un idioma, una receta de cocina, un deporte,…) pidiéndole un poco más para resolver problemas, calcular, imaginar o relacionar conceptos.

Me quedo con el lema del Día Mundial del Cerebro 2014 : «Nuestro Cerebro, Nuestro Futuro» Más teniendo en cuenta que en la sociedad productiva el trabajo es cada vez más mental, utilizamos más el cerebro y menos las manos, así por la cuenta que nos trae, cuidemos nuestro cerebro como nos gustaría que él nos cuidara a nosotros.

 

 

 

Ayer hablaba con un amigo que está en época de exámenes . Me comentaba: «es que trabajo mejor bajo presión». 

Realmente no siempre el estrés es negativo para el rendimiento o para la salud. El estrés agudo, o eutrés activa al organismo para dar una respuesta ante una demanda del ambiente , es el que experimentamos cuando sabemos que están tenemos una carga de trabajo más alta de lo habitual , necesitamos afrontar un cambio ( en la dieta, en la forma de trabajar) o estamos en una situación de peligro. En nuestro cuerpo se disparan hormonas que dan la señal  a los músculos para respondan rápida y enérgicamente , y al  corazón para que bombee más sangre. Además nuestras defensas naturales también aumentan , lo cual hace que las heridas cicatricen más rápido y que seamos más resistentes a virus e infecciones (ahora pienso que esto concretamente les venía muy bien a los soldados en las  guerras y batallas en condiciones precarias… ) Si bien es más fácil que empeoremos en cuanto a alergias y asma.800px-Battle_of_Churubusco2

Eso sí, si le pedimos un sobreesfuerzo así al cuerpo de manera continuada es posible que se agote, y que ya no esté tan fino para impulsarnos y para protegernos. Entonces aparecen los problemas cardiovasculares, la depresión y el cáncer. Personas que se someten al estrés de cuidar principalmente de otras con una enfermedad crónica como el Alzheimer pueden sufrir este tipo de estrés crónico.

Algo parecido ocurre cuando nos enfrentamos de forma muy frecuente a pequeños contratiempos o problemas de la vida cotidiana, cuando reaccionamos de forma muy intensa ante estas situaciones y/o nos encontramos en un estado de alerta continua, estamos impacientes e irascibles. Pensemos en el tráfico, los sucesos inesperados, las prisas, las discusiones frecuentes con personas con las que convivimos ,… al final el estrés diario  se acaba notando en el estómago ( colon irritable, trastornos gastrointestinales,..).

El estrés diario puede  acabar  siendo el más grave porque le prestamos menos atención. Para reducirlo en lo posible:

– Buscar un hueco para hacer ejercicio físico una o dos veces en semana porque esto ayuda a que reaccionemos de forma más moderada ante situaciones estresantes.

– Respirar profundamente. Especialmente antes de enfrentarnos a resolver un problema

– Pensar en si realmente todo lo tenemos que hacer nosotros o en si podemos delegar, pedir ayuda,… Una buena y realista planificación del tiempo también ayuda.

– Mantener sexo de calidad, satisfactorio.

– Reservar tiempo para hacer cosas que nos hagan sentir bien, pasar tiempo con los/as amigos/as, pasar tiempo de forma frívola relaja mucho.

 

Muchos consejos ya los conocerán. La clave está en diferenciar cuándo puedo aprovecharme de mi estrés y cuándo se está convirtiendo en un problema.