Hay mensajes muy profundos que se llegan con una mano sobre el hombro, capaces de transmitir más apoyo que un «estoy aquí para lo que necesites» . Tan potentes como la humillación que puede producir un leve empujón con el hombro ( en plan quita de mi camino).handshake-1471563_960_720

Y sabemos que nuestra conexión es intensa cuando me agarras la mano con fuerza.

La comunicación adquiere un dimensión distinta cuando incluimos la piel, el contacto físico. En general , tenemos miedo a tocar a los demás porque pensamos que ese comportamiento puede malinterpretarse como un intento de acercamiento más íntimo de lo que procede o una invitación sexual ( si no es eso lo que esperamos en ese momento…:P)

Con el tiempo, estamos tan acostumbrados a evitar el contacto físico , que ni siquiera somos capaces de darnos cuenta de cuándo ( ni cuánto) necesitamos un abrazo…

La regularidad del contacto físico entre las personas varía entre culturas y edades.

Lo que no cambia es que los/as niños/as que se crían recibiendo suficientes caricias, abrazos y achuchones , en definitiva afecto a lo largo de todo el desarrollo, se convierten en adultos con mayor seguridad en sí mismos y mejor salud mental. Y lo que es más importante: tendrán menos reparo en acercarse física y psicológicamente a otras personas, incluyendo a sus propios/as  hijos/as.

Personalmente , pienso que si escuchamos a nuestra intuición, y al contexto, sabremos diferenciar cuándo tenemos permiso de otras personas para acercarnos, tocar, y llegar a ellos/as. Déjense sorprender y sólo observen qué ocurre.

 

guaguaReconozco que me gusta hablar con personas que no conozco. Y no necesariamente porque me esté aburriendo; busco la oportunidad, mientras espero la guagua, en las salas de espera, en el avión,… Los ascensores y los semáforos no ofrecen suficiente tiempo.

Los temas de conversación surgen solos: el tiempo ( qué frío, qué calor, qué lluvia, …) , el estado de la calle, la lentitud de los trámites,… A veces el encuentro se queda en una sonrisa, otras veces las personas se abren espontáneamente y son capaces de experiencias, detalles y sentimientos  que ni siquiera conoce su entorno más cercano.

Es verdad que podemos llegar a ser más sinceros con personas que no conocemos, porque para ellos/as no tenemos pasado ( ni probablemente futuro) , no esperan nada de nosotros ( y viceversa). Y eso nos hace sentirnos más libres.

Es una especia de borrón y cuenta nueva. Podemos ser lo que queramos, incluso llamarnos de otra manera, en ese momento nadie va a darse cuenta.

Por otro lado, hablar de ti ante alguien que no sabe nada te obliga a sintetizar, y así te das cuenta de lo que para ti es más importante. Cuando tienes que  explicar  a qué te dedicas, de dónde eres, qué vas a hacer en ese momento,…  hay  muchas respuestas posibles y estamos obligados/as a priorizar unas sobre otras. Con lo que al conocer nuevas personas,  también nosotros/as nos conocemos un poco mejor.

Decía  Kio Stark en una esta charla que «cuando hablamos con extraños, hacemos bellas interrupciones a la narrativa diaria de nuestras vidas… y las de ellos». Más allá del miedo y la pereza, participar en un  contacto fortuito puede merecer la pena por refrescar el día a día, como un  soplo de aire fresco.

Hace poco vi cómo alguien tiraba una colilla por la ventanilla de un coche. Un comportamiento que, aparte de que implica un riesgo ambiental porque puede provocar un incendio, especialmente en verano, revela un claro distanciamiento o bajo interés por el estado del espacio que nos rodea.colillas

Conocemos las dificultades de implicarnos realmente en la adecuada conservación de calles, zonas verdes , naturales,… y en fin, todo aquél espacio público que empieza donde termina lo privado. Es decir, lo que nos pertenece a todos/as. Total, que tenemos un problema de valores importante.

Sin embargo, lejos de justificar estos gestos he pensado que quizá el problema no sólo esté en que a la gente, en que a nosotros, no nos importe nuestro medio o no valoremos adecuadamente las consecuencias de nuestra falta de cuidado. Es posible que no lo cuidemos porque no sabemos o no sentimos que es nuestro.

Es mucho más raro que alguien tire basura al suelo, escupa o rompa algo en su casa que en la calle. No, en  casa no lo hacen. Bien porque hay alguien cerca que te lo va a reprochar o porque sabes que es tu casa, tu espacio y lo quieres, lo valoras. Incluso te has sacrificado probablemente por conseguirlo. Lo mismo ocurre  en la casa de alguien a quien quieres o respetas.

La solución para esto no es sencilla, evidentemente. Quizá habría que hacer algo para que nos identifiquemos, crear un vínculo emocional con el entorno, el cual ahora no tenemos.

Hay culturas en las que los vecinos participan en las decisiones relacionadas con las zonas comunes, o se les permite contar con un espacio propio dentro, como en los huertos urbanos. Una motivación más allá de evitar sanciones o problemas. Porque queremos cuidar y proteger lo nuestro, porque lo sentimos nuestro.

Hace poco entré en Internet para cotillear lo que pregunta la gente ( tengo esa fea costumbre) , y me llamó la atención que había una persona preguntando en un foro “¿Cómo se define a una persona espiritual ?¿Conoces a alguien así? Me llaman la atención este tipo de preguntas, y voy a responder a mi manera, porque conozco personas espirituales , igual que conozco personas que caminan por la calle y que se rascan la cabeza.

Lo espiritual no tiene necesariamente que ver con identificarnos con una religión o unas creencias particulares. Para mí reconocer el aspecto espiritual de nuestra existencia significa admitir que nuestra presencia trasciende los papeles habituales de trabajadores/as, padres/madres, ciudadanos/as, amigos/as, proveedores/as y consumidores/as. Que formamos parte de algo más grande e importante que todo eso y hacemos, junto con otros seres , que se mantenga un equilibrio. El equilibrio.vela

He podido comprobar lo importante que puede ser para muchos/as de nosotros/as desarrollar nuestro sentido espiritual al afrontar las pérdidas, tanto por las personas que ya no están físicamente  a nuestro lado como por los cambios que nos vemos obligados a experimentar. Las personas creyentes muestran una actitud ante el duelo totalmente diferente a aquellas que no lo son; están más predispuestas a la aceptación y a la reconciliación consigo mismos/as.

Y no se trata de creer en un Dios, entidad o institución, sino simplemente de creer, de tener Fé. Fé, precisamente como decíamos antes, en la trascendencia, bien hacia otro mundo o vida u otra forma de existir. Que también unos se refieren a  transformarse en un tipo de energía más pura, y otros reencarnarse,… no importa.

La fé en uno/a mismo/a, en lo que sabes y eres capaz de hacer  es lo que te da la confianza.  Tu realidad la formas con aquello en lo que Tú crees. Y si lo que crees te ayuda a sentirte en plenitud y a que otras personas también lo consigan, ¿quién soy yo para decirte que no es así?

El crecimiento espiritual es clave para el crecimiento físico, emocional y mental. Empezamos por preguntarnos qué es la muerte,el amor, quién soy yo,  qué está bien o qué está mal, … Ser emocionalmente adultos nos proporciona , como leía un libro, “ fuerza y estabilidad: es un ancla en el ancho mar de la vida”.

Cuanto más maduros somos espiritualmente, menos miedo tenemos a profundizar dentro de nosotros/as mismos/as y a aceptar la incertidumbre y los misterios de la vida. Porque cuanto más aprendes, más dudas aparecen, y más contradicciones. Sólo desde la espiritualidad podemos ser felices en un mundo lleno de confusión y de dolor.

Creo que hoy entre tanto ruido nos cuesta ubicar nuestra espiritualidad. Basta con entender que todos somos seres espirituales, así que reconocerlo no nos convierte en nada especial. Se trata, sin pretensiones, de mirar para adentro,  separar algunas cáscaras y observar lo que te encuentras.

Buena semana a todos/as 🙂

A medida que crecemos , aprendemos no sólo que podemos contar cosas a los demás sobre nosotros/as mismos/as, sino que el tipo de información personal que compartimos depende de la persona con la que hablamos y del contexto : con el vecino en el ascensor hablamos de qué nos parece el  tiempo, con nuestro amigo/a íntimo/a hablamos de quien nos gusta o no nos gusta. Con la familia hablamos de planes de futuro, de la carrera que vamos a estudiar,…

Por mucha necesidad que tengamos de hablar, el aprendizaje social nos hace esperar al contexto o a los interlocutorres adecuados, contenernos.Para protegernos de sentirnos violentados o rechazados por los demás o vernos dentro de un conflicto

La autorrevelación o compartir información sobre nosotros/as mismos/as, nuestra historia , es importante para generar relaciones sociales y afectivas sanas, para mostrarnos ante los demás como somos y para animarles a que ellos/as también hagan lo mismo. Siempre que sepamos adaptarnos al contexto y al intcoffee-110529_640erlocutor… De lo contrario podemos salir perjudicados o vernos envueltos en situaciones violentas.

Si no estamos seguros de si lo que vamos a compartir es beneficioso para nosotros y para los demás, podemos plantearnos:

– ¿ Puede resultar interesante lo que voy a contar para la otra persona ? ¿Qué le aporta?

– ¿ Cómo se puede sentir?

– ¿ Cómo me siento yo hablando de esto en  este contexto ?

– ¿Puede a la larga perjudicarme que se conozca esta información en este ambiente ?

Las relaciones y las expectativas sobre estas relaciones se construyen a través de la comunicación. Abrimos unas puertas a la intimidad y cerramos otras según lo que decidimos revelar de nosotros/as mismos/as y de nuestra vida.

 

 

 

 

 

 

 

 

320px-John_sofaAyer me costó muchísimo empezar a trabajar. No me sentía débil ni cansada físicamente pero no tenía apetencia para hacer cosas: me visitó la pereza . La pereza es un estado de falta de ganas o de disposición para la acción.

Todos/as en algún momento sentimos pereza igual que sentimos ira, desasosiego , temor o alegría. Por eso tenemos también que aprender a relacionarnos con ella:

  1. La pereza es una emoción más, y como tal podemos observarla, e intentar asociarla algún pensamiento que hemos tenido. La pereza puede estar acompañada de otras emociones. A veces la pereza es resistencia a empezar con algo nuevo, cansancio,  falta de motivación, o bajo estado de ánimo . Puede ser una oportunidad para ser introspectivos y encontrar qué es lo que nos frena  a actuar.
  2. Reconocemos la pereza y ahora tenemos que decidir qué hacer con ella: si nos dejamos llevar por hoy o si intentamos limitarla: entonces nos fijaremos objetivos simples, asequibles , como caminar o salir hacia algún lado: un mínimo de activación, sobre todo física, nos descubrirá alicientes para nuevos movimientos . Estos alicientes pueden ser: sentir el calor del sol , estirar las piernas, encontrarnos y saludar a un conocido….
  3. En cualquier caso, tampoco todo nuestro tiempo debe ser obligatoriamente productivo . En El derecho a la pereza , Lafargue alerta del riesgo de la fijación y admiración creciente de la sociedad hacia  el trabajo . El pensar que las personas existen porque son productivas, nos puede conducir a olvidarnos o a tener menos en cuenta a aquellos sectores no productivos: los mayores, los niños/as, personas con discapacidad,… que aunque no estén en condiciones de trabajar sí piensan, participan , consumen, eligen.

Lo ideal está siempre en el equilibrio : tan peligroso es hacer mucho como hacer nada. Necesitamos reservar espacios para todo: para el trabajar, para descansar, para relacionarnos, para hacer … y para no hacer.

Desde hace un tiempo estoy preparando junto con otras personas una pequeña obra de teatro amateur de contenido social . No sé si ganaremos algún dinero con ello ni si vendrá mucha gente a vernos, pero disfruto con el proceso, es divertido e interesante y además me siento realmente comprometida.

Me estoy dando de cuenta de que , a medida que maduramos , necesitamos sentirnos implicados en proyectos, metas, que tengan un sentido para nosotros, es decir, que se identifiquen con nuestros valores personales, sean cuales sean. Los valores de algunas personas se refieren a la cooperación, la honestidad o la justicia.Para otras, lo más importante es  la sostenibilidad, la conservación de la naturaleza o la convivencia. Hay quienes dirigen los esfuerzos de su vida a aumentar su riqueza económica o a hacerse famosos/as, lo cual es igual de respetable siempre que no interfiera en que otros trabajen por sus propias metas.teatro_blog

Podemos implicarnos en proyectos educativos, culturales, ambientales, sociales o políticos. Más grandes o más pequeños. Profesionales o no. Hay  quien se implica intensamente en identificar el proceso reproductivo del ornitorrinco hembra mientras otros crean nuevos partidos políticos , colaboran con una ONG , planifican un viaje o crean una nueva empresa . No importa de qué se trate lo importante es qué te hace sentir cuando trabajas en ello, independientemente de las recompensas económicas o externas o los propios resultados.

Si vas a buscar tu proyecto, te ayudará tener en cuenta esto:

1) Busca tus valores, es decir, qué es para ti lo realmente importante . Y elige un proyecto que sea coherente, que vaya en la línea de esos valores.

2) Piensa qué tienes que ofrecer a los demás ( TODOS tenemos algo que ofrecer)

3) Si vas a colaborar con otras personas, trata de que estén al mismo nivel de compromiso que tú y recuerda que sus ideas son igual de importantes y valiosas que las tuyas. Rodearse de otras personas con las mismas metas que tú  siempre ayuda a aprender cosas: si quieres llegar rápido, camina solo/a. Si quieres llegar lejos,busca compañía. Pero tienes que estar preparad@ para trabajar en equipo y compartir decisiones.

4) Define unos objetivos e intenta  ser constante. Pero no te exiges más allá lo que puedes dar , porque puedes frustrarte : lo importante es seguir ahí.

Trabajar y sacrificarnos ( un poco) por aquello en lo que creemos no sólo es una alimento para el espíritu sino que nos ayuda a confirmar realmente si es esa meta  la que nos importa o si lo realmente importante para nosotros va por otro lado, cosa que , créanme , pasa muchas veces. Y cuando conocemos realmente aquello en lo que creemos, nuestros valores , estamos un paso más cerca de conocernos a nosotros mismos.

Ayer revisaba con una amiga un libro sobre palmeras canarias. El libro estudiaba tanto las palmeras en singular como palmerales de distintas zonas. Nos fijamos en diferentes paisajes y se me ocurrió una pregunta :¿cuántas palmeras son necesarias para formar un palmeral ? Es suficiente con que crezcan cerca más de una ?Palm_Trees

Según la RAE, un grupo es una pluralidad de seres o cosas que forman un conjunto o  material  mentalmente considerado.

Estamos acostumbrados a relacionarnos con grupos de personas que comparten por ejemplo un mismo lugar de nacimiento. Y esto ya determine que se les aplique unas mismas expectativas, servicios y  derechos . A veces me pregunto si es suficiente contar con  un mismo «punto de partida» o si es necesario tener algo más en común para ser de un mismo grupo cultural.

¿Dónde acaban y empiezan los grupos? ¿Cuánto nivel de consaguineidad hace falta para considerar a alguien de mi familia?¿En qué punto se para la cadena? Si apreciáramos cualquier molécula de ADN compartida posiblemente los niveles de parentesco nos alcanzarían a todos/as, todos/as. ¿Seríamos pues  todos/as de una misma  familia?

 

Y por qué necesitamos agrupar? Todas las personas interesadas en determinado tipo de literatura o cine son los /as  frikies , los partidarios de ideologías políticas son marxistas,  nihilistas, o chavistas .  ¿Y por eso podemos mirarlos a todos/as igual? o esperar los mismos comportamientos de todos ellos según a qué grupo pertenecezcan? Realmente agrupar, categorizar nos ayuda a ver la realidad como algo más simple, desde que identificamos un grupo , nuestro cerebro lo condifica como una unidad de almacenamiento. Es más fácil, más automático predecir el comportamiento de una persona en base a una sola característica que en base a la suma de todo lo que es y de todos los grupos y subgrupos a los que pertenece.

De la misma manera que todos necesitamos sentirnos integrados en uno o varios grupos para saber quiénes somos y cuál es nuestro papel en la vida. En mi opinión , con cuánto más grupos te identificas, te das cuenta de lo rica y compleja que es tu personalidad . Esto es lo que nos permite adaptarnos mejor a los cambios y enriquecer la vida de los demás miembros.

Podríamos seguir con más preguntas sobre nosotros como grupos, éstas son sólo aquellas que me trajeron las palmeras , mis compañeras el grupo de los seres vivos.

La mesa donde desayuno da a una ventana. Como es un piso bastante alto, puedo ver las azoteas de los edificios que están delante. Y también ventanas de habitaciones. En general sólo se ve que se apagan y encienden luces, pero a veces se ven sombras de figuras humanas que hacen diferentes movimientos. Con el tiempo he podido diferenciar que están vistiéndose , estirándose, salen y entran de la habitación. Sventana_edifon las 7:00 aproximadamente.

No veo nada sorprendente, pero reconozco que a veces es divertido y excitante. Se trata de escenas muy cotidianas ,que por sí mismas no tendrían que provocar ningún interés. Entonces por qué sigo mirando esto?

El voyer, no nos confundamos, es la persona que experimenta excitación sexual contemplando a otras personas en situaciones eróticas .La excitación va en aumento a medida que aumenta el riesgo de ser descubierto.

 

A margen de  ciertas desviaciones , pienso que todas las personas somos algo morbosas, si no perversas. Y no hay que vivirlo como algo inmoral mientras no dañemos a nadie ni a nosotros mismos .  La sensación de hacer algo que sabemos que está prohibido o que no está bien visto, ( como participar en algún grado de la intimidad de los otros ) viviéndolo como una travesura o aventura , genera en nuestro organismo esa adrenalina de la que hemos hablado anteriormente que provoca placer a pesar de que al mismo tiempo sabemos que podemos correr peligro.

No sólo eso: quizá saber que hay otras personas no tan lejos que realizan las mismas rutinas que nosotros día a día y que probablemente se enfrentan a las mismas preocupaciones y a los mimos conflictos,  en estos tiempos de individualismo que corren, nos ayuda en el fondo a sentirnos un poquito menos solos.

En cualquier caso, tengan en cuenta que a veces somos mucho más visibles para los demás de lo que nosotros creemos . Al menos aquellos/as  a quienes les importe…

 

 

 

 

Antes que nada, pedir disculpas por el retraso. Sé que es posible que miles de pares de ojos se hayan decepcionado al no encontrar ayer  la nueva entrada como cada martes… 🙁

Me llegó una carta de una ONG con la que colaboro para agradecerme mis aportaciones y para sugerirme una  aportación extra durante la  Navidad. 

Probablemente han captado que los corazones de la gente están más accesibles durante estas fechas, que culturalmente es la época de ser buenos/as y pensar en los demás.

Valoro cualquier acto de solidaridad en cualquier momento y lugar, e incluso motivo. Pero me preocupa que limitemos el pensar en los demás a una ocasión al año.

Lamentablemente , las desgracias , enfermedades e  injusticias que hay por ahí repartidas no acaban cuando recogemos los adornos navideños ni cuando quitamos el árbol. Eso lo sabemos . Y sienta igual de reconfortante ayudar durante esta época que durante otro momento del año.

Entonces por qué muchos años ¿sólo nos acordamos de esto en Navidad( si nos acordamos)? Pienso que  intervienen aquí entre otros , claro, dos procesos psicológicos que me parecen particularmente interesantes:

Por un lado, la pura asociación entre contextos y actitudes o comportamientos reforzada con la repetición a lo largo del tiempo : verano = vacaciones, septiembre = vuelta al cole, navidad=ayudar a los demás.

Por otro, la responsabilidad diluida entre la masa : «¿por qué tengo que ayudar yo? Si yo no ayudo, habrá otras personas que ayuden…»Alguien en apuros puede quedarse sin ayuda en medio de un montón de gente. En serio que ocurre. A parte del » y si me miran raro? y si mi ayuda es contraproducente?»

 

En fin, creo que  somos capaces de ver el mundo de forma mucho más amplia, así como  las  relaciones y consecuencias que se generan dentro de él. Podemos tomar decisiones personales conscientes y comprometernos con las causas con las que nos identifiquemos , independientemente de lo que vemos o leamos o lo que haga la colectividad.