Qué bien nos lo pasamos el otro día buscando excusas. Realmente hay gente que tiene mucha imaginación 🙂 De chicos/as no tenemos reparo en buscar los argumentos más creativos, pero de grandes tampoco nos quedamos cortos.
Es tan fácil poner una excusa para librarnos de algo o para no dar explicaciones comprometidas… Se nos olvida hacer algo y ofrecemos toda una historia para justificarlo. Llegamos tarde y resulta que había tanto tráfico o un accidente o alguien nos entretuvo. No queremos ir a algún sitio y de repente nos puede surgir un imprevisto o no nos encontramos bien. .. Y si sabemos que nuestro comportamiento no es justo o moral : total, todo el mundo lo hace…O ¿qué quieres? Yo soy así… El caso es que frecuentemente aparece un ente superior que nos dirige irremediablemente a un error, o nos impide cumplir con algo con lo que nos hemos comprometido o a lo que nos han invitado.
¿Por qué nos resulta tan tentador tirar de excusas? Puede estar ocurriendo algo de esto:
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Tenemos miedo al rechazo o al juicio de los demás, a quedar mal o a ofenderles
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Nos cuesta hacernos responsables de nuestros propios errores y decisiones.
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Nos cuesta comprometernos con un objetivo.
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La excusa es la alternativa a decir siempre que sí para aquellas personas a las que les cuesta decir No.
Todos/as caemos en esto de vez en cuando. Sin embargo puede ser arriesgado abusar de las excusas. Al igual que el alcohol y las grasas saturadas sin moderación pueden hacernos daño. ¿Por qué? Pues a parte de que es cuestión de tiempo que nos pillen y perdamos credibilidad , podemos deteriorar nuestra autoestima, instalando la creencia de que nuestras propias necesidades y deseos no son lícitos ante los demás y de que realmente no somos nosotros/as los que controlamos nuestra vida.
Es muy liberador a veces ser un poco más valientes y reconocer simplemente que no hicimos lo más apropiado . O que no nos apetece o convence una idea . O que nos equivocamos…
¿Lo has probado?