Hace poco en nuestro grupo de teatro tuvimos que cambiar el horario para poder adaptarnos a la disponibilidad de un compañero. En vez de empezar a las cinco de la tarde y acabar a las siete, retrasaríamos el inicio hasta las siete. No era la solución más deseable para nosotros, ya que nos apañábamos bien con el  horario inicial, pero lo aceptamos para que continuara el grupo completo. Temíamos que dejaran de incorporarse otras personas al grupo ( era una meta que teníamos desde hace tiempo) ,sin embargo y para nuestra sorpresa el nuevo horario ha funcionado bastante bien y ahora somos más gente.

A veces las cosas ocurren así: nunca puedes predecir las consecuencias reales de ciertos cambios, ni hasta dónde va a llegar su alcance.

Nuestra reacción es normal: inicialmente nos enfadamos y sentimos miedo: relojporque no es lo que esperábamos, porque por un momento sentimos que perdemos el control de lo que ocurre.

Según la psicología positiva, tenemos dos opciones: podemos atascarnos y resistirnos al cambio o podemos aceptarlo buscando las oportunidades que nos ofrece. Se trata de controlar las emociones negativas y los miedos, o al menos no dejar que interfieran en el proceso de generar ideas y alternativas.

No se trata de esperar pasivamente a que las cosas se desarrollen como deberían, pero a  veces las circunstancias te traen el cambio que necesitas. Creo que en esas ocasiones hay que dar las gracias a esas circunstancias. Porque, siendo honestos/as, quizá nosotros/as no hubiésemos llegado solos/as a ese cambio.

 

 

Me he dado cuenta de que las personas podemos ser enormemente contradictorias. Podemos pensar una cosa, luego hacer otra y sentir otra totalmente diferente. Sin perturbarnos. Y ¿cómo se apaña nuestro cerebro para quedarnos tan tranquilos?

Hay muchas personas que fuman. A su vez saben que fumar es perjudicial para la salud. Pero  ellos quieren estar sanos , hay una contradicción evidente … ¿Cómo resolver esta discrepancia? Tenemos tres opciones:

  1. Dejar de fumar

  2. Reconocer que no nos importa tanto nuestra salud.entorno-deco3

  3. Relativizar el hecho de que fumar perjudica la salud , añadiendo una nueva información. Por ejemplo: “mi vecino fuma y ya ha cumplido los 90 años “ o “ de algo hay que morir “,…etc

Esto lo explica la teoría psicológica de la disonancia congnitiva, pero eso es lo de menos. El caso es que nos engañamos continuamente. Si no nos gusta dar explicaciones a los demás, menos a nosotros/as mismos/as.

Hacemos huecos a las contradicciones entre nuestras creencias, nuestra vida y nuestro comportamiento. Aunque unas duelen más que otras; cuando la vida que llevas no es coherente con los valores que has aprendido, o cuando necesitas hacer cosas diferentes a las que sientes. Cuando las piezas no encajan y a fuerza del roce hacen sangre. Entonces alguno de las partes  incompatibles tendrá que cambiar.

De resto, esto es lo que hay 😛

La rabia es un sentimiento natural. Biológicamente tiene como finalidad la defensa, la protección, de nosotros/as mismos/as o de alguien de nuestro grupo. No hay que esforzarse para que no aparezca, o se elimine, sino canalizarla para que nos ayude a conseguir nuestros objetivos antes que se convierta en un obstáculo.ojorojo

Por ejemplo, cuando hacen daño a alguien que queremos, nuestro primer impulso, movido por la ira, es el contraataque,la venganza, o como quieran llamarle. Y ¿cuál es el efecto que conseguimos con esto? ¿Nos ayuda a resolver el problema, más allá del desahogo físico?

Podemos entender la rabia, la ira, como una energía, una fuerza motriz : utilizada inteligentemente puede ser dirigida a movilizar recursos, planificar, buscar información, trabajar, y por supuesto ayudar y apoyar a las víctimas.

Eso sí, los momentos en que tenemos las emociones a flor de piel no son buenos para tomar decisiones, al menos importantes. Tenemos que asegurarnos de que nuestro pensamiento estará regido por lo razonable y útil y no por nuestras emociones, que como siempre son pasajeras e irracionales.

Tengo una amiga que cuando se siente enfadada aprovecha para ordenar todo los armarios de la casa. En un momento, todo impecable :)Las actividades que requieren movimiento físico son las mejores para aprovechar la ira; hay gente que aprovecha para salir a correr o ir al gimnasio.

Recordemos que no podemos controlar nuestras emociones, las que aparecen y las que no, pero sí lo que hacemos con ellas.

 

Vamos a probar una cosa: imagina que una persona que conoces, un familiar/a o un amigo/a te dice que tiene una nueva pareja o amistad. ¿Cómo te lo/la imaginas? Piensa, y esto es importante,  en la primera imagen que te venga a la cabeza. De estatura y peso medios, quizá rubio/a o moreno/a, con el pelo largo o corto,… Pero ¿has imaginado a alguien en silla de ruedas o ciega?¿O que carezca de un brazo o una pierna?¿Especialmente bajo/a o con Síndrome de Down? Estos rasgos no caben, no entran en nuestro esquema habitual de lo que es una persona cualquiera.

"Corazón de León", de Marcos Carnevale

«Corazón de León», de Marcos Carnevale

Y eso no es discriminación. No es mala voluntad, ni egoísmo. Se trata de un puro problema de educación. Tenemos una gran incapacidad para aceptar la diversidad. Ni siquiera la discapacidad, sino cualquier elemento distinto a aquello junto a lo que nos hemos criado. Las personas con discapacidad no tienen un problema; el problema lo tenemos nosotros/as, por la forma en que hemos desarrollado nuestra visión del mundo.

Hace poco vi una película argentina, Corazón de León, en la que una chica de apariencia lo que llamamos normal, tirando a alta, se enamora de un hombre encantador. Y muy bajito ( 1,35 cm). Pese a su fuerte voluntad de defender el amor que nace entre ambos, tiene que enfrentarse a sus miedos: el miedo a que esta  relación no encaje con el guión que se había consolidado a lo largo de su vida, y por supuesto el temor al rechazo y a la incomprensión de las personas que la rodean. Y esto no es fácil.

Las barreras más importantes no están en las aceras, ni en las escaleras, ni en la calle. Las más resistentes están en nuestra mente.Y en nuestro corazón.

 

 

Muchos/as estamos a punto de empezar nuestras vacaciones. Ayer martes me preguntaron en una entrevista de la radio si realmente «todos/as» necesitamos tomar vacaciones de vez en cuando, o si realmente podemos pasar sin ellas cómo hacen algunas personas.bicycle-333186_640

Parar de vez en cuando y cambiar de rutina no sólo es necesario para la salud sino que permite acercarnos a los siguientes objetivos:

  • Equilibrar la vida personal ( familiar, social,…) con la vida profesional, siendo ambas igual de importantes para nuestra salud y desarrollo.
  • Contar con un espacio y un tiempo para cultivar actividades de ocio, fuera de las laborales, que nos hagan sentir bien. El puro hacer por hacer. Cuanto más se diferencien estas actividades de las que realizamos normalmente en horario laboral, mayor descanso real para nuestro cerebro.

  • Tomar perspectiva de lo que estamos haciendo (y lo que no ) con  nuestra propia vida. Porque generalmente nos perdemos y nos distraemos en el día y a día. Y hasta que no te alejas un poco de los árboles, no consigues ver el bosque.
  • Ganar autoestima. Aunque no lo parezca, el autorrefuerzo de permitirnos poner por encima la devoción a la obligación nos ayuda a sentirnos menos hipotecados/as, más merecedores/as de placer sin castigo.

Ahora bien, dosificar el descanso y el ocio de forma inteligente no es sólo un reto sino también un arte. En mi opinión puede ser más útil repartir las vacaciones a lo largo del año que concentrarlas en un mes completo. Nuestra semana incluso  puede salpicarse sanamente de ratitos de una hora o poco más dedicados a satisfacernos a nosotros/as mismos/as. Lo mismo con los fines de semana.

Al igual que nos tomamos el trabajo con disciplina, ¿seremos capaces de hacer lo mismo con  el descanso?