Hace poco hablaba con una amiga que está un poco quemada con el ambiente tan tenso que se está generando en su  trabajo. Me decía que le preguntó a una compañera si ya había entregado un  informe ( sólo necesitaba ese dato, no pretendía hacer un queja )y le espetó algo así  «no, ¿por qué? ¿es que tenía que haberlo entregado ya? no he tenido tiempo..!» y más cosas en tono irritado. En el trabajo de esta chica, tras muchos cambios y problemas, la gente está «a la que salta», y el problema ya no es ése, sino cómo reacciona a gente de alrededor.

 

Cuando vemos que alguien se comporta «a la defensiva» posiblemente tienen problemas para discriminar el nivel real de amenaza en una situación, o no consideran que tengan recursos suficientes para enfrentarse a ella.escudo

Nunca o casi nunca es algo personal, sólo filtran la información que puede suponer un peligro o un problema para ellos/as. Esto puede ocurrir de forma puntual, fruto del estrés y la presión que se genera en el ambiente. O puede que alguna persona sea de naturaleza recelosa.

 

Es fácil sentirse ofendido/a cuando se cuestionan nuestras intenciones, eso no es agradable para nadie. Y entonces tenemos dos opciones:

 

1) Responder al mismo nivel de agresividad y alimentar la espiral del conflicto ( algo así como ¡…yo sí que no tengo tiempo!)

2) Recordar que esta agresividad no va dirigida a ti, sino que te ha encontrado por el camino, y devolverle a esa persona la seguridad que le falta como si no nos diéramos por aludidos/as ( está todo bien, tranquila). Generalmente las aguas vuelven a su cauce y la propia persona se da cuenta sola de lo irracional de su actitud. Otra cosa es que lo exprese.

Y es que al final alguien tiene que mantener el autocontrol… Lo importante es que no siempre sean las mismas personas, porque se acaban desgastando; hoy tú tienes un mal día y me toca a ayudarte, mañana será al revés y así mantenemos el equilibrio.

Al igual que no siempre la mejor defensa es un buen ataque, creo que no tenemos por qué «defendernos» de de esa defensa, si no hay ningún ataque que la justifique.

Que disfruten del fin de semana 🙂

Me gustaría que vieran este vídeo:

https://www.youtube.com/watch?v=NbY7af01TL8      🙂

El niño no consigue su objetivo hasta que recibe el apoyo de su grupo. Lo intenta. Una y otra vez, lucha. Y aunque siempre fracasa sus compañeros creen en él y se lo transmiten.fracaso

En el trabajo, por ejemplo, ¿ es ésta  la cultura que estamos promoviendo, la de apoyar a nuestros compañeros cuando éstos tienen dificultades o miramos hacia otro lado porque ése es su problema? » El/la  pobre… Me parece que no vale para esto…», » aquí hace falta una persona más rápida/resolutiva/espabilada/etc… » Solemos oír.

El volumen de trabajo tampoco ayuda a que podamos permitirnos dedicarle a otra persona el tiempo que necesita , aplazando nuestras propias tareas,  sin que esto nos atrase de forma importante.

Incluso a veces queremos alejarnos de las personas que han fracasado , porque oíamos que para triunfar tienes que rodearte de personas brillantes, de modelos de éxito.

El miedo al fracaso o al error  en mi opinión se alimenta no sólo de las consecuencias negativas que podamos anticipar, (por ejemplo económicas  si nos embarcamos en un negocio) , sino también del gran golpe que puede suponer para nuestra autoestima. Y esto porque sabemos que el fracaso está mal visto, es algo negativo y se relaciona directamente conmigo y no con mis circunstancias o las del entorno.

Si pasas por delante de ese negocio y ves un cartel de SE TRASPASA enseguida piensas que no era buena zona, era un proyecto muy ambicioso o el sitio no era bueno. Fracasó porque se tomaron malas decisiones, porque fueron demasiado atrevidos, todo fue resposabilidad de alguien. No fue mala suerte ni la crisis y tal,…

El problema del miedo al fracaso es el miedo a la acción. No intentamos nada, por si no sale bien. Parece que siempre hay algo que perder, que no vale la pena acercarme a esa persona,  no sea que se vaya a reír de mí. Y el riesgo de que ocurra algo tan terrible para mí merece que pierda la oportunidad de que nos riamos  mucho juntos… 😉

Tenemos miedo a fracasar porque parece que el fracaso será un lastre emocional del que no nos libraremos nunca: no habré fracasado, sino que seré un/a  fracasado/a. Por tanto cualquier otro proyecto que comience también fracasará, sobregeneralizando y condenándonos a una continua profecía autocumplida.

Quizá sea el momento de aprender de otras culturas para ver el fracaso como parte un proceso, no como un resultado en sí mismo. Porque no se acaba aquí, sino que daremos otros pasos  cada vez más sólidos gracias al aprendizaje de los pasos anteriores, aunque fallidos. Y gracias a la ayuda y la confianza de los otros y a sus pasos fallidos, como el niño de la exhibición.

Buenas noches. Y buena semana 🙂