A veces hasta que no llegamos a un límite no nos damos cuenta de que para ser productivos es tan importante trabajar como descansar.

El descanso pues, es, en sí mismo productivo. Y no sólo el descanso entendido como la acción de dormir, ya hablamos de esto en otra entrada ,sino también el tiempo que dedicamos a cosas que nos hacen sentir bien y que nuestra mente no entiende como «trabajo» en el sentido de que no suponen una exigencia para nosotros de un resultado determinado ( la presión es cero) y que tienen lugar en un espacio totalmente distinto de aquél en el que trabajamos. 90px-Smilie_Kissen

Además de esto, ¿cómo ayudamos a nuestra mente a recuperarse del desgaste diario acumulado?:

  1. Busca imágenes, películas  o espectáculos  que te hagan reír. Los músculos y la respiración se expanden y liberamos endorfinas, que directamente nos hacen sentir bien.
  2. Busca el sol. Te llena de vitamina D , que es fundamental para fortalecer los huesos . También se está relacionando últimamente con el estado de ánimo. No es necesario ir a la playa, basta con un paseo por el parque o sentarte en una terraza. Si es intenso, protégete con cremas o una gorra.
  3. Busca la naturaleza : campo, playa. Liberarnos del ajetreo de las calles y sus sonidos , olores, y sensaciones también los libera del estrés asociado.
  4. Practica regularmente  ejercicio físico , que fortalece tanto el cuerpo como la mente porque elimina el efecto de las hormonas del estrés.
  5. Medita. La meditación formal o informal ayuda a reducir la actividad cerebral por un momento, permitiendo al cerebro recuperarse. Si lo practicas diariametne lo notarás en que te cuesta menos concentrarte y prestar atención.
  6. Busca a más gente. Pasa tiempo con amigos conocidos sólo por compartir momentos juntos, preferentemente sin hablar de problemas o temas que nos generen preocupación o ansiedad.

 

Recuerda que si te dedicas tiempo a ti mismo/a también ayudarás mejor a los demás porque estarás en mejores condiciones. Si empiezas a mejorar la calidad de tu descanso , puedes preguntarles también a ellos/as si han notado algún cambio.

No es fácil mantener la motivación cuando estamos en una carrera de fondo:  una formación profesional  o una  carrera universitaria, buscar empleo, consolidar una empresa,…

Lo más seguro es que nos tropecemos con frecuencia, por falta de experiencia, porque nuestras expectativas no eran tan realistas, por impaciencia,… o por mala suerte ( no todo lo podemos controlar) .Y volver a levantarse cuesta.

A veces hay que mirar más al fondo para recordar porqué seguimos ahí. No se trata de que los árboles no nos dejen ver el bosque, es que también hay que apartar un poco las ramas para que nos llegue la luz .800px-Flickr_cc_runner_wisconsin_u

La motivación significa tener y man-tener un motivo, un objetivo final, una meta. La vida de las personas tiene que estar dirigida a un fin, hacia realizarnos a nosotros/as  o hacia  realizar algo no sólo para nosotros sino sabiendo que también pertenece a los demás. Cuando parece que ya no vale la pena, que no compensa, necesitamos recordarlo y proyectarnos » hacia ese ideal, hacia lo que realmente queremos y sabemos que podemos conseguir o en lo que queremos convertirnos.

Mientras tanto para no morir en el intento:

  1. Cuídate. Estamos trabajando. Todos/as. Necesitamos cargar las pilas. Piensa en lo que bebes, lo que comes, lo que descansas y lo que te hace sentir bien porque de todo eso depende la energía que te hace moverte
  2. Organízate. Pero de la forma más realista y exacta posible. Ten disciplina , establece objetivos intermedios que sepas que puedes cumplir. Comprométete.
  3. Prémiate por tus pequeños logros, ya sea una llamada para una entrevista, un nuevo contacto, un día sin fumar o un examen aprobado. También te lo mereces.
  4. Rodéate de personas que te apoyen, aunque no comprendan muy bien  tu proyecto . Busca también personas en tu situación pero no sólo  para compartir cuánto os cuesta sino para intercambiar  información  y ayudaros mutuamente.
  5. Disfruta del camino. Independientemente de que lo consigas o no, lo trabajado ya es un mérito y un enriquecimiento . Tu aprendizaje  y tu constancia ya merecen reconocimiento. Y estoy segura de que muchas personas de tu alrededor también lo valoran y te admiran por ello. Recuerda que lo justo no es premiar los resultados, sino los esfuerzos.

Y ahora continúa. Con la cabeza alta, con ilusión y con esperanza. Si tienes que detenerte un poco para orientarte mejor y tomar aliento, hazlo, no pasa nada. Pero no te salgas del camino, cada vez estás más cerca.

Ayer hablaba con un amigo que está en época de exámenes . Me comentaba: «es que trabajo mejor bajo presión». 

Realmente no siempre el estrés es negativo para el rendimiento o para la salud. El estrés agudo, o eutrés activa al organismo para dar una respuesta ante una demanda del ambiente , es el que experimentamos cuando sabemos que están tenemos una carga de trabajo más alta de lo habitual , necesitamos afrontar un cambio ( en la dieta, en la forma de trabajar) o estamos en una situación de peligro. En nuestro cuerpo se disparan hormonas que dan la señal  a los músculos para respondan rápida y enérgicamente , y al  corazón para que bombee más sangre. Además nuestras defensas naturales también aumentan , lo cual hace que las heridas cicatricen más rápido y que seamos más resistentes a virus e infecciones (ahora pienso que esto concretamente les venía muy bien a los soldados en las  guerras y batallas en condiciones precarias… ) Si bien es más fácil que empeoremos en cuanto a alergias y asma.800px-Battle_of_Churubusco2

Eso sí, si le pedimos un sobreesfuerzo así al cuerpo de manera continuada es posible que se agote, y que ya no esté tan fino para impulsarnos y para protegernos. Entonces aparecen los problemas cardiovasculares, la depresión y el cáncer. Personas que se someten al estrés de cuidar principalmente de otras con una enfermedad crónica como el Alzheimer pueden sufrir este tipo de estrés crónico.

Algo parecido ocurre cuando nos enfrentamos de forma muy frecuente a pequeños contratiempos o problemas de la vida cotidiana, cuando reaccionamos de forma muy intensa ante estas situaciones y/o nos encontramos en un estado de alerta continua, estamos impacientes e irascibles. Pensemos en el tráfico, los sucesos inesperados, las prisas, las discusiones frecuentes con personas con las que convivimos ,… al final el estrés diario  se acaba notando en el estómago ( colon irritable, trastornos gastrointestinales,..).

El estrés diario puede  acabar  siendo el más grave porque le prestamos menos atención. Para reducirlo en lo posible:

– Buscar un hueco para hacer ejercicio físico una o dos veces en semana porque esto ayuda a que reaccionemos de forma más moderada ante situaciones estresantes.

– Respirar profundamente. Especialmente antes de enfrentarnos a resolver un problema

– Pensar en si realmente todo lo tenemos que hacer nosotros o en si podemos delegar, pedir ayuda,… Una buena y realista planificación del tiempo también ayuda.

– Mantener sexo de calidad, satisfactorio.

– Reservar tiempo para hacer cosas que nos hagan sentir bien, pasar tiempo con los/as amigos/as, pasar tiempo de forma frívola relaja mucho.

 

Muchos consejos ya los conocerán. La clave está en diferenciar cuándo puedo aprovecharme de mi estrés y cuándo se está convirtiendo en un problema.

Cuando somos pequeños, queremos ser «grandes». Cuando nos hacemos mayores, nos gustaría ser más jóvenes. Pocas personas se identifican con su edad actual, o estamos esperando momentos vitales mejores o echamos en falta los que ya pasaron. Otras personas en lugar de disfrutar de la juventud que tienen ahora viven con miedo a perderla ( como si de ellos/as dependiera…).

Dosis Diarias, de Alberto Montt

Dosis Diarias, de Alberto Montt

Sólo nos damos cuenta de lo mayores que somos cuando ver cumplir dieciocho o veinte años a nuestros hijos o sobrinos y podemos recordar cómo era nuestra vida  a esa edad. Porque realmente nuestra edad nos permite muchas veces hacer prácticamente las mismas cosas que esos chavales .

Miramos hacia atrás y siempre podíamos haber hecho más cosas, haber exprimido  más el momento. No es que tenga que ser así, es que nos resistimos a aceptar que ya pasó esa oportunidad y lo que nos quedan son las posteriores.

Y cuando ya la edad nos limita para algunas cosas también nos abre oportunidades para otras: ya sea para enseñar a otros porque sabemos más y hemos vivido más que otros/as o para darnos permiso a sentirnos cansados/as.

Pienso que todas las edades y momentos se viven de forma diferente, que no mejor ni peor y es importante que sea así para que realmente nos sintamos «crecer». ¿La edad que mejor te sienta? Si tú quieres, la que tienes ahora 🙂 .

 

 

Ayer hice un pequeño juego con un grupo de personas: mientras debatíamos sobre un tema, uno de nosotros/as mantenía una brazo levantado sujetando un vaso de agua. Le di instrucciones a esa persona de que no bajara el brazo hasta que se le indicara. Tod@s seguimos hablando, testigos del esfuerzo de esta persona, que nadie más hacía.

El debate se extendió y tras unos minutos vi que la persona «bandera» había bajado el brazo. «Ya no podía más…», se justificó.brazo

Ante esta demanda de mantener un sobreesfuerzo durante un tiempo indeterminado las personas pueden responder de varias formas:

  1. Como en este caso, «mantienen el tipo» hasta llegar a un límite, hasta que ya no pueden más . Tienen muchas dudas sobre la importancia de lo que están haciendo y se sienten algo ridículos. Cuando bajan el brazo están enfadados y piensan que han perdido el tiempo.
  2.  No van a contradecir la orden, así que soportan el dolor lo que haga falta. Cuando por fin pueden descansar el dolor aún así se mantiene en el tiempo, no se recuperan espontáneamente. También puede que se quejen del esfuerzo que se han visto obligados a hacer por el bien del grupo.
  3.  Bajan el brazo rápidamente porque no están dispuestos a realizar un esfuerzo innecesario por un estúpido juego. No están dispuestos a sacrificarse , quizá porque no se sienten implicados ni motivados para la tarea, así que invierten el esfuerzo mínimo.

El sacrificio moderado cultiva el espíritu, y en muchos momentos tendremos que movilizar recursos y hacer esfuerzos importantes para conseguir las metas con las que nos hemos comprometido o superar situaciones adversas, ahí está la resiliencia o resistencia de las personas. Si no actuaremos como  los individuos del tercer grupo.

Sin embargo, cuando mantenemos un sobreesfuerzo prolongado más allá de nuestros límites, ya sea sobrecargándonos de trabajo, manteniéndonos dentro de un conflicto, o luchando contra algo que está fuera de nuestro control,  el organismo comienza a agotarse y se enferma. ¿Por qué unas personas llegan a esto y otras no? Dependerá de nuestros valores  de respeto a las normas, la obediencia, del nivel de valoración de las propias necesidades frente a las de los demás y de las creencias acerca de pedir ayuda, decir que no, o de la imagen que queremos dar a los otros. También entran en juego la necesidad de aprobación o el miedo al rechazo. En cualquier caso, en parte somos responsables de nuestro propio estrés lo cual también significa que podemos hacer algo (flexibilizando nuestras actitudes, cambiando nuestra forma de percibir el mundo, replanteando necesidades, sobre todo tomando conciencia de qué estamos experimentando…)  para evitar sentirnos mal. Nosotros/as  decidimos si el esfuerzo vale o no la pena.

 

Es muy útil identificar qué significado le damos a las cosas o a aquello que nos sucede, pues ello nos ayuda conocer los valores y creencias de una personas. Si son creencias limitantes, trabajaremos sobre ellas y por el contrario, si son motivadoras ampliaremos su rango de actuación a otras situaciones de la vida cotidiana.

La búsqueda del significado de las cosas nos conecta directamente con nuestros valores personales, que es lo que nos lleva a responder Por qué algo es tan importante para nosotros? y no tanto para la persona que tenemos a nuestro lado. Alguna vez te has preguntado cuáles son tus valores? y tus acciones están alineadas con ellos; quizás sea hora de sentarnos a valorarlo.

Sin embargo, las líneas que escribo esta noche no van destinadas a identificar nuestros valores personales, sino cómo hacer para que podamos usarlos para que  los demás, pareja, amigos/as, compañeras/os de trabajo, …. incrementen su motivación. Para ello, empecemos por hacernos una pregunta que nos involucre en nuestra vida cotidiana, como: ¿Qué quiero conseguir con mis estudios?, ¿qué quiero conseguir de una relación de  pareja?, ¿qué quiero de un empleo?,….., escribe lo primero que se te venga a la cabeza, cada palabra que escribas lleva implícita algún valor para tí. Sí lo que respondemos no satisface nuestros criterios, es muy probable que estemos desmotivados en el puesto de trabajo, o insatisfechos en nuestra relación de pareja,……………. Le hacemos la misma pregunta a la otra persona y anotamos sus respuestas, que serán sus propios criterios.

Una vez que tengamos ambas respuestas, le decimos a la otra persona que responda con nuestras palabras; una vez que termine le preguntamos si ha notado alguna diferencia en su fisiología, en su compartamiento, etc., (y excepto que sean valores muy parecidos) la otra persona se sentirá muy incómoda. Por último se le vuelve hacer la misma pregunta y esta última vez con sus mismos criterios. Ahora notaremos la diferencia motivacional de la persona.

Invito a que lo provemos en nuestras propias carnes, importante ver y analizar qué estaremos mucho más motivados y seremos más felices si seguimos nuestros propios criterios y valores y no los de los demás.valores

 

 

Mañana es el día del Trabajo.

Hablaba hace poco con un amigo que decía que él no tenía mucho que celebrar , ya que no es un día festivo para él , ya que no está » trabajando».

Según la RAE, el » trabajar» es «Ocuparse en cualquier actividad física o intelectual» (yo añadiría que esta actividad está dirigida a un fin concreto).student Los trabajos u ocupaciones que están remuneradas y cotizan en la Seguridad Social se llaman «empleos».

Por otro lado, ¿cuántas actividades conocemos que requieren un esfuerzo físico y/o mental y están dirigidas a conseguir o producir algo sin estar remuneradas? ¿Las consideramos socialmente «trabajo»?

Piensen por ejemplo en :

– Las personas que se dedican a estudiar.
– Las personas que buscan trabajo.
– Los/as que realizan voluntariado.
– Los/as responsables de las tareas del hogar : lo mismo que hacemos en casa de otros y por dinero deja de ser » trabajo» cuando lo hacemos en nuestra propia casa y sin ser remunerado.
– Los/as que organizan , gestionan , preparan un proyecto de empresa o negocio propio.
– Aquellas personas que se ocupan de cuidar de otras que no pueden hacerlo por sí mismas.

Muchos/as de ustedes se verán reflejados en alguna de estas situaciones. Pues bien, pueden considerarse «trabajadores/as» , la Real Academia de la Lengua les otorga este estatus. Por tanto, aunque no cuenten con un convenio, necesitan de un tiempo de esparcimiento en el que hagan algo totalmente diferente , deben suspender la activ¡dad en caso de enfermedad, y pueden renegociar las condiciones del acuerdo o contrato.

Feliz Día del Trabajo!

librosEn mi opinión, si algo bueno ha traído Internet es que nos ha animado a leer y a escribir más. Aunque sea de forma superficial, el  código es visual y obligamos al cerebro  a «traducirlo», a que trabaje un poco.

Hoy es el Día del Libro. Y cómo ha evolucionado la palabra escrita: entre libros digitales, revistas especializadas , blogs, twitter, cada vez hay formas más diversas y personales de expresarse y de comunicar cosas , lo cual también es positivo. Aunque nada tan romántico como hojear un libro que leíste hace diez años y disfutar de su aroma.

La lectura, siendo una actividad tan aparentemente sencilla , es una de las que más actividad cerebral genera. Cuando aprendemos a leer,durante los primeros años escolares,  es cuando se desarrolla la mayor parte de la materia gris y de la materia blanca en ambos hermisferios . Los procesos que se consolidan conjuntamente son reconocimiento de las letras, la conversión de las letras en los sonidos correspondientes y del acceso al significado de las palabras. También es cuando se fortalecen las principales conexiones neuronales.

¿Por qué cuando leemos estamos cambiando ( a mejor) nuestro cerebro?

1) Los hemisferios cerebrales tienen que trabajar coordinados: el izquierdo para traducir  los mensajes escritos y comprenderlos , el derecho para crear imágenes mentales a partir de éstos.

2) Entrenamos la atención y la memoria. Si el mensaje o la historia  nos interesa lo suficiente, en ese momento no existe nada más para nosotros, no dejamos  sitio para pensamientos negativos , ansiógenos o preocupaciones. Pero para esto tiene que interesarnos realmente lo que leemos. Casi mejor leer  revista de humor si consigue engancharnos » un poco que un libro muy «intelectual » que dejamos aparcado durante meses.

Por otra parte, recordamos el significado de muchas palabras, y las asociamos con otros recuerdos, experiencias, … que a partir de entonces estarán un poquito más vivos en la corteza temporal . De ahí la importancia de que personas mayores o en riesgo de perder la memoria a largo plazo lean un poco todos los días, aunque sea el periódico.

3) Cuando nos sumergimos en una historia , llegamos a comprender tanto las motivaciones y las emociones de los personajes que parece como si los conociéramos realmente. Leer puede aumentar la actividad de la amígdala y la corteza prefrontal , desarrollando la  la empatía,  la capacidad para entender a los demás y ponernos en su pellejo…

Hay más motivos para leer, pero al final un@ sólo se convence de algo cuando comprueba sus efectos . Así que no lo piensen más :  cuando encuentren un amigo que sobre una estantería les llame la atención no lo piensen tanto y llévenselo a casa. Seguro que lo pide a gritos…

Hace poco hablaba con mi cuñado sobre la Semana Santa y los ritos relacionados con la Penitencia, algunos más sufridos que otros. Hoy 800px-Penitentes_salamancaen día sólo en algunos municipios podemos ver personas flagelándose por la calle en procesión y como celebración de una tradición.

Sin embargo, si nos fijamos un poco más hay una tendencia en las personas, quizá en unas más que en otras para buscar el   sufrimiento, como  si a lo largo de todo el año tuviésemos la «obligación» de hacer este pago  por ser nosotros/as mismos/as o por intentar ser felices. Me vienen a la cabeza las sguientes maneras:

  • Repetirnos  a nosotros/as mismos/as que somos  culpables , de algo o de todo ,hasta convencernos  de que lo somos realmente . Con respecto a esto yo prefiero el concepto de «responsabilidad» al de culpa ,  ya que éste último implica un juicio moral. Y una cosa es reconocer nuestro papel en los acontecimientos y otra cosa es hundir nuestra autoestima. También cuando nos hacemos responsables de los problemas de los demás estamos reconociendo mayor influencia sobre la vida de éstos/as del que probablemente tenemos realmente.
  •  Lamentarnos  hasta la eternidad por nuestros  errores . Los errores forman parte de la vida y de la experiencia. Como bien dice el dicho , quien tiene boca se equivoca ; es normal cierto malestar porque a todos nos gusta hacer bien las cosas pero como seres humanos tenemos una capacidad limitada para prestar atención a muchas cosas a la vez , por lo que en algún momento tiene que pasar que se nos olvide algo, o que digamos una frase desafortunada en el momento inapropiado,… Lo importante es reconocerlo , si hace falta también ante los demás e identificar qué nos gustaría cambiar para que no vuelva a suceder o para funcionar mejor. Y punto.
  • Recordanos con frecuencia todo aquello que debería hacer, sentir, demostrar, querer y poseer…. Los debería ( tendría que,etc…) son auténticos tiranos : nos hacen juzgar continuamente a los demás y además nos juzgamos a nosotros/as mismos/as duramente. A veces inlcuso nos imponen lo que deberíamos sentir, cuando no hay nada más espontáneo que los sentimientos. Y lo «mejor » de todo es que no sabemos quién dicta los «debería», quién dice que los jóvenes deberían ser respetuosos o que yo debería cambiarme el suéter todos los días. Podemos elegir hacer aquello que nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás: si me cambio de ropa es porque noto que me gusta estar limpio/a ,no porque sienta que «deba»  hacerlo.

 

Como estos hay muchos ejemplos más : está el hábito de recordar con mayor frecuencia e intensidad los momentos tristes que los felices, adelantarnos a los malos pensamientos de los demás sobre nosotros/as, anticiparnos a reaccionar ante consecuencias nefastas que aún no han ocurrido,…

Esto nos ocurre a todos/as, no es necesario ser personas neuróticas. Sí es verdad que nuestras penitencias mentales son muchas veces las que nos conducen a sentirnos ansiosos/as , deprimidos/as e irritables . Y las emociones negativas en exceso , al igual que las grasas, la contaminación o la falta de sueño, acaban deteriorando la salud.

Les recomiendo el libro El Arte de Amargarse la Vida,  de Paul Watzlawick. Va en la línea de esta de idea. Ayuda  a encontrarse de forma divertida o incluso a reírse de uno/a mismo/a, importante para luchar contra las malas costumbres mentales.

Que disfruten si los tienen y como mejor sepan  de estos días de descanso.

 

En función de la calidad del ambiente laboral, seremos personas más propensas a sufrir estrés o ansiedad, que se ven en problemas de salud ( dolores de espalda, molestias digestivas, insomnio,..).

Tanto desde los trabajadores como desde la empresa podemos mejorar nuestro ambiente laboral. A veces haciendo pequeños cambios y que no requieren inversiones económicas. En esta entrevista aportamos estragias sencillas para manejar el estrés, facilitar la conciliación laboral-familiar y flexibilizar los horarios de trabajo , elementos que afectan a la forma en que percibimos nuestro entorno de trabajo.

 

Ada Prieto – 10-04-2014